Probablemente alguien te ha dicho que Dios te ama y que Cristo murió por ti. Entonces quizás hayas pensado que las cosas no pueden ser tan malas. Verdad, la Biblia habla del castigo de aquellos que no creen en Cristo, pero si Dios ama a todo el mundo y Cristo murió por todo el mundo, entonces no hay por qué preocuparse, ¿es así?
¿Sabes que no es necesariamente verdadero que Cristo murió por ti? La Biblia enseña muy claramente que Cristo no murió por todo el mundo, pero sólo por aquellos que les fueron dados por el Padre (por ejemplo, Juan 10:11; Efesios 5:25).
Cuando Cristo murió en la cruz hace mas de dos mil años, Él murió para pagar los pecados de aquellos que e Padre le había dado. Él tomó su lugar y murió porque Él estaba sufriendo el castigo de sus pecados.
Eso significa que si Cristo murió por ti, todos tus pecados son quitados y no hay más razones para que Dios esté enojado contigo o te castigue. Es maravilloso saber eso, ¿no lo es?
Pero si Cristo no murió por ti, entonces no tienes esperanza. Entonces estás condenado a sufrir el castigo de tus pecados. La historia del cómo Jesús sufrió y murió te mostrará lo que eso significa. Él fue dejado en tinieblas y fue abandonado por Dios. Si Jesús no murió por ti serás castigado por Dios eternamente.
Quizás tu no te des cuenta cuan terrible es aquello. La Biblia dice que el castigo del pecado son tinieblas eternas y un fuego que nunca es apagado. Es ser odiado por Dios eternamente y estar alejado de su presencia (Mateo 13:49-50; 25:30, 46).
La única maneta de ser liberado de tal castigo es por la muerte de Jesús en la cruz. Sólo si Jesús sufrió tu castigo tú serás salvo de él.
¿Pero cómo saber si Cristo murió por ti? ¿Cómo se puede saber?
Hay tres cosas que serán verdad si Cristo murió por ti.
Primero, te darás cuenta que eres un pecador y te arrepentirás ante Dios por toda la iniquidad que has cometido contra Él y contra otros. La Biblia lo llama arrepentimiento.
Segundo, tú vas a querer que Jesús sea tu Salvador y, por la gracia de Dios, confiarás en Él. Creerás que Él es el Hijo de Dios, que Él murió por los pecados, y (lo más maravilloso de todo) ¡que Él murió por ti también!
Tercero, buscarás vivir una nueva vida de obediencia al Dios trino—una vida que muestra verdadera gratitud hacia Él por aquella hermosa salvación.
La Biblia, por lo tanto, te ordena, como a todos los demás, que te arrepientas de tus pecados y creas en el Señor Jesucristo e insiste en que obedezcas a Dios, no a tus deseos, en todas las cosas.
Nos gustaría que pensaras acerca de estas palabras de la Biblia:
Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios (Juan 3:17-18).
Traducido por: Marcelo Sánchez
No hay comentarios:
Publicar un comentario