jueves, 17 de septiembre de 2009

Evangelio de Maria Magdalena

Algunas de las ideas generales que muestran, pueden servir para la filosofía, pero no para un estudio histórico.

Nada más abrir el evangelio, nos encontramos con que faltan las 6 primeras páginas. No lo sé, pero no creo que estas páginas hayan desaparecido por arte de magia. No tengo pruebas, pero sospecho que a la Iglesia Católica pudo haberle interesado hacerlas desaparecer. No sabemos lo que decían, pero tal vez de ellas, emanara una visión diferente y novedosa del pensamiento de Jesús.
Luego en lo que se ha salvado, encontramos ideas sumamente interesantes sobre la naturaleza de la materia, y sobre la naturaleza del pecado. Es interesante como Jesús dice que no hay pecado, aunque se puede considerar pecado el adulterio por ser un acto contrario a la lógica natural. Estas ideas, se asemejan bastante a la concepción del pecado del pensamiento budista o hinduista, más que al pensamiento cristiano. Nótese que Jesús dice que en sentido absoluto, no hay pecado, que sólo hay pecado en un sentido relativo. Por tanto, absolutizar la idea del pecado, como lo hizo la Iglesia Católica, al parecer, no concuerda con la manera en que Jesús entendía este tema.

Otra idea muy interesante dicha por Jesús se refiere a la idea de que “el hijo del hombre está dentro de vosotros, y no fuera”. Aquí tenemos otra idea muy común de las religiones orientales: la idea del Cristo Interno, la búsqueda del camino interior, y no el culto a una deidad externa a nosotros mismos.

Luego el párrafo en que Pedro pide a Magdalena que le refiera las cosas que Jesús le decía en privado, es muy revelador. Deja claro que la relación entre Jesús y María Magdalena era muy especial.
De las palabras proferidas por Jesús, volvemos a encontrar otra idea interesantísima: “Donde está el intelecto, allí está el tesoro”. Aquí se le da valor a la razón, en menosprecio de la fe. Recordar que la Iglesia Católica siempre ha hablado de creer por fe, y no por entender la esencia de aquello en lo que se cree, sobre todo en aquellos aspectos más complejos de entender.

Acto seguido, vuelven a desaparecer 4 páginas del evangelio. Aunque no sabemos lo que decían, deberíamos interpretar estos vacíos. Es de suponer que en estos vacíos, Jesús decía cosas probablemente diametralmente opuestas a ciertas concepciones de la religión imperante.

Una vez terminada la exposición de María Magdalena, Andrés dice algo muy revelador, dice que le resulta extraño todo lo que ella acaba de contar. De aquí podemos deducir que esas enseñanzas de Jesús no concuerdan con las que han llegado a nosotros, no son las enseñanzas que tantas veces hemos leído en los 4 evangelios canónicos.

Ante las lágrimas de María Magdalena, y los ataques de discípulos tan torpes como el propio Pedro, Leví tiene que salir en su defensa diciendo que si Jesús la había tomado a ella como su discípula amada, ellos no eran dignos de poner en duda la decisión del maestro. El propio Leví dice textualmente: “el Salvador la conoce perfectamente; por esto la amó más que a nosotros.”
Concluyendo, creo que tendríamos motivos de sobra para cuestionarnos la visión que de Jesús hemos recibido de nuestro predecesores. Creo que el estudio de los evangelios apócrifos y gnósticos, puede ser un buen ejercicio para llegar a nuestras propias conclusiones al respecto. En mi caso, no lo he dudado ni un momento, y no me arrepiento de ello.


Lo cierto es que 200 años después de la muerte de Jesús, era posible encontrarse con muchos evangelios (más de 50) y que por diversas razones fueron siendo destruidos por la Iglesia, y los que se salvaron, se consideraron apócrifos, que entonces era lo mismo que decir, heréticos.

Hoy por hoy, existen libros que se han dedicado a “despellejar” los evangelios canónicos y en ellos han encontrado errores del tipo de, por ejemplo: Dice que Jesús estaba tal día en tal ciudad, y al día siguiente se trasladó a más cual ciudad, y los investigadores demuestran que era imposible que en 12 horas Jesús hubiera recorrido los 300 km que separaba una ciudad de la otra. También se han dedicado a demostrar que en determinado pasaje, Juan dijo una cosa y Marcos lo desdice.

No es a esto a lo que quiero referirme en este texto. Si lo cito, es para que se entienda por qué tengo razones para cuestionarme esos evangelios como algo inspirado por Dios, y por tanto, incuestionable.

Digo de antemano que he leído varios de los evangelios apócrifos y gnósticos, y de su lectura, no he encontrado nada que me haya parecido inaceptable, por el contrario.

Entre esos evangelios apócrifos hay tres que me llaman poderosamente la atención el de Judas, Tomas y el evangelio de María Magdalena. Todo el mundo acepta que Magdalena fue la discípula amada de Jesús, la que más tiempo pasó a su lado, y aquella a quien Jesús se le presentó primero, luego de su resurrección. Este hecho es muy revelador. Jesús no escogió a su madre para aparecérsele luego de su muerte. ¿Por qué? No lo sé, pero es lógico que pensemos que entre Jesús y María Magdalena había una relación especialísima, que posiblemente fuera más allá de la simple relación Maestro-Discípulo.

A pesar de ello, el evangelio de María Magdalena no pasó la criba de San Ireneo de Lyon, cuando por allá por el siglo II determinó cuáles evangelios serían aceptados por la Iglesia y cuáles no.
Sin embargo, la lectura de este evangelio se me antoja terriblemente reveladora. Para mí su lectura fue un verdadero descubrimiento, y por eso quiero ponerlo a disposición de los lectores.

El evangelio de María Magdalena revelaría para algunos su protagonismo junto a Jesús y su papel de líder en los inicios del cristianismo
La Iglesia Católica opina lo contrario. El padre Ramón Trevijano, miembro de la Pontificia Comisión Bíblica del Vaticano, señala que con estas interpretaciones se hace “un cristianismo a la carta” y destaca que la Iglesia sólo conoce cuatro evangelios: Mateo, Marcos, Lucas y Juan.

EVANGELIO DE MARÍA
(Fragmento copto berolinense)

PALABRAS DE JESÚS

LA MATERIA Y EL MUNDO

entonces, ¿será destruida o no la materia? El Salvador dijo: «Todas las naturalezas, todas las producciones y todas las criaturas se hallan implicadas entre sí, y se disolverán otra vez en su propia raíz, pues la naturaleza de la materia se disuelve en lo que pertenece únicamente a su naturaleza. Quién tenga oídos para escuchar, que escuche.

LA MATERIA Y EL PECADO

Pedro le dijo: «Puesto que nos lo has explicado todo, explícanos también esto: ¿cuál es el pecado del mundo?». El Salvador dijo: «No hay pecado, sin embargo vosotros cometéis pecado cuando practicáis las obras de la naturaleza del adulterio denominada «pecado». Por esto el bien vino entre vosotros, hacia lo que es propio de toda naturaleza, para restaurarla en su raíz».
Prosiguió todavía y dijo: «Por esto enfermáis y morís, puesto que [practicáis lo que os extravía. Que quien pueda comprender] comprenda. [La materia engendró] una pasión carente de la semejanza, puesto que procedió de un acto contra natura. Entonces se produce un trastorno en todo el cuerpo. Por esto os dije: Estad en armonía (con la naturaleza), y si no estáis en armonía, sí que estáis en armonía ante las diversas semejanzas de la naturaleza. Quien tenga oídos para escuchar, que escuche».

Últimos preceptos

Después de decir todo esto, el Bienaventurado se despidió de todos ellos diciendo: «La paz sea con vosotros, que mi paz surja entre vosotros. Vigilad para que nadie os extravíe diciendo: «Helo aquí, helo aquí», pues el hijo del hombre está dentro de vosotros; seguidlo. Los que lo busquen lo hallarán. Id y proclamad el evangelio del reino. No impongáis más preceptos que los que yo he establecido para vosotros, y no deis ninguna ley, como el legislador, para que no seáis atenazados por ella».
Dicho esto, partió.

INTERMEDIO

Ellos, sin embargo, estaban entristecidos y lloraban amargamente diciendo: «¿Cómo iremos hacia los gentiles y predicaremos el evangelio del reino del hijo del hombre? Si no han tenido con él ninguna consideración, ¿cómo la tendrán con nosotros?».

Entonces Mariam se levantó, los saludó a todos y dijo a sus hermanos: «No lloréis y no os entristezcáis; no vaciléis más, pues su gracia descenderá sobre todos vosotros y os protegerá. Antes bien, alabemos su grandeza, pues nos ha preparado y nos ha hecho hombres». Dicho esto, Mariam convirtió sus corazones al bien y comenzaron a comentar las palabras del [Salvador].
Pedro dijo: «Mariam, hermana, nosotros sabemos que el Salvador te apreciaba más que a las demás mujeres. Danos cuenta de las palabras del Salvador que recuerdes, que tú conoces y nosotros no, que nosotros no hemos escuchado». Mariam respondió diciendo: «Lo que está escondido para vosotros os lo anunciare». Entonces comenzó el siguiente relato:

PALABRAS DE MARÍA MAGDALENA

Visión de María
«Yo —dijo— vi al Señor en una visión y le dije: «Señor, hoy te he visto en una visión». Él respondió y me dijo: «Bienaventurada eres, pues no te has turbado al Verme, pues allí donde está el Intelecto, allí está el tesoro». Yo le dije: «Señor, ahora, el que ve la visión ¿la ve en alma o en espíritu?». El Salvador respondió y dijo: «No la ve ni en alma ni en espíritu, sino que es el Intelecto que se halla en medio de ellos el que ve la visión, y él es el que.


EVANGELIO DE MARÍA MAGDALENA

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