La historia de Sodoma y Gomorra en Génesis 19 es a menudo considerada como el locus clasicus para la discusión de la homosexualidad. El relato mismo comienza en Génesis 18 con la inesperada visita a Abraham y a Sara de tres hombres, aparentemente Dios y dos ángeles. Después de comer, aprovisionados gracias a la hospitalidad de Abraham y Sara, los tres visitantes se preparan a cumplir el objetivo de su viaje: la destrucción de Sodoma y Gomorra. Sin embargo, antes de dejar enteramente la escena, el Señor decide compartir con Abraham el destino de las dos ciudades, en una de las cuales reside el sobrino de Abraham: Lot. La explicación dada por el Señor a Abraham es significativa para comprender el relato: "Por cuanto el clamor contra (en hebreo: "de") Sodoma y Gomorra se aumenta más y más, y el pecado de ellos se ha agravado en extremo, descender‚ ahora, y ver‚ si han consumado su obra según el clamor que ha venido hasta mi, y si no, lo sabré"(Génesis 18:20-21).
Esta anunciada intención por parte de Dios lleva al lector a la conclusión de que el pecado por el cual Sodoma será juzgada es alguna forma de injusticia y/u opresión de algunas personas por parte de otras. La razón para tal conclusión se fundamenta en la palabra "clamor" (en hebreo tsaaqah), que generalmente indica un "grito de socorro" de una persona o un grupo oprimido. Uno puede esperar que el relato continúe con la descripción de incidentes de opresión e injusticia. Aquello que sigue, sin embargo, es el relato de los dos ángeles que, tras entrar en la ciudad de Sodoma, encuentran a Lot, el sobrino de Abraham. De acuerdo con las antiguas obligaciones de hospitalidad, Lot invita a ambos a pasar la noche en su casa: "Pero antes de que se acostasen, rodearon la casa los hombres de la ciudad, los varones de Sodoma, todo el pueblo junto, desde el más joven hasta el más viejo. Y llamaron a Lot, y le dijeron: Dónde están los varones que vinieron a ti esta noche? Sácalos, para que los conozcamos. Entonces Lot salió a ellos a la puerta, y cerró la puerta tras sí y dijo: Os ruego, hermanos míos, que no hagáis tal maldad. He aquí ahora yo tengo dos hijas que no han conocido varón; os las sacare fuera, y haced de ellas como bien os pareciera; solamente que a estos varones no hagáis nada, pues que vinieron a la sombra de mi tejado" (Génesis 19:4-8)
Aquello que sigue es el rechazo de la oferta de Lot. Los ángeles entonces revelan a Lot su misión, le explican que "el clamor contra ellos ha subido de punto delante del Señor; por tanto, el Señor nos ha enviado para destruirlos". La destrucción que siguió fue tal que Sodoma y Gomorra llegaron a ser el símbolo del juicio de Dios por excelencia. Antes de proseguir con "el pecado de Sodoma" es necesario examinar la historia similar en Jueces 19. Un levita y su concubina se niegan a detenerse en la ciudad de Jebes (Jerusalén) prefiriendo pasar la noche en Gibeah. En la plaza de la ciudad se encontraron con un anciano que les ofreció hospitalidad en su hogar. "Pero cuando estaban gozosos, he aquí que los hombres de aquella ciudad, hombres perversos, rodearon la casa, golpeando a la puerta; y hablaron al anciano, dueño de la casa diciendo: Saca al hombre que ha entrado en tu casa, para que lo conozcamos. Y salió a ellos el dueño de la casa y les dijo: No, hermanos míos, os ruego que no cometáis este mal: ya que este hombre ha entrado en mi casa, no hagáis esta maldad. He aquí mi hija virgen, y la concubina de él; yo os la sacaré‚ ahora; humilladlas y haced con ellas como os parezca, y no hagáis a este hombre cosa tan infame"(Jueces 19:22-24)
El relato continúa contando como el Levita arrojó a su concubina a los hombres, quienes abusaron de ella toda la noche. Al amanecer el Levita la encontró muerta en el umbral de la casa. Furioso dividió su cadáver en doce partes y las envió a través de todo el territorio de Israel. Este acto significó un llamado a tomar las armas: el pueblo de Israel contra la tribu de Benjamín, en cuyo territorio se encontraba Gibeah. Después de una lucha que duró tres días entre Benjamín y el pueblo de Israel, "derrotó el Señor a Benjamín delante de Israel" (Jueces 20:35).
Aquello que tienen en común ambos relatos es la trama siguiente: Un habitante de una ciudad ofrece gentilmente hospitalidad a visitantes que llegan durante el anochecer sin tener un lugar donde quedarse. Poco después que comienza esta hospitalidad, "los hombres de la ciudad" se aproximan a la casa con la intención de "sacar" al hombre/hombres "para que les conozcamos". El anfitrión llega hasta el extremo de la defensa de sus huéspedes que ofrece a sus hijas vírgenes a los hombres. En el relato del Génesis este ofrecimiento es rechazado, mientras que en el relato de Jueces la concubina parece satisfacer el deseo sexual violento. En ambos casos, el juicio de Dios cae sobre la ciudad y sus habitantes. Ahora bien, ¿Es un juicio por homosexualidad? Definitivamente no.
¿Cuál es la ofensa sexual de estos relatos paralelos? La palabra hebrea que significa "conocer" (yadha) puede tener connotaciones sexuales, así por ejemplo "conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín" (Génesis 4:l). Obviamente la misma palabra puede llegar a tener otros significados, tales como: "llegar a tener conocimiento de" como en Génesis 29:5; Exodo 1:8; Job 42:11. Basándonos en tales usos diferentes, nos debemos preguntar si la palabra "conocer" en Génesis 19 y en Jueces 19 significa simplemente que los hombres de la ciudad querían llegar a conocer a los visitantes, o se refieren al deseo de tener un conocimiento carnal de los mismos. Cualquiera de ambas interpretaciones es posible. Sin embargo, parece ser que es la última la que intentan estos relatos porque la inmediata respuesta de Lot, quien ofrece sus dos hijas "que no han conocido varón", esto es, que son vírgenes (comparar el término "virgen" (betulah) en Jueces 19:24). No es posible esperar que la palabra “conocer” sea empleada en dos formas diferentes en dos versículos consecutivos. Probablemente se trate de abuso sexual en masa, pero no de homosexualidad, y menos tal y como es considerada hoy en día, ya que implica una relación sexual-afectiva, inexistente por completo en estos pasajes.
Mientras que algunos intérpretes han tratado de remover totalmente el tema de la homosexualidad de estos relatos, no nos parece posible o responsable el hacer eso. Sin embargo, es necesario tener en mente que el acto homosexual no es el único tema en esta narración, además, se desvirtúa en realidad lo que es la homosexualidad. En verdad, las ofensas en este relato son variadas. Primero, es la obvia intrusión de los hombres de la ciudad en la hospitalidad que se había ofrecido a los huéspedes. Además, si se tratara sólo de actos sexuales “entre varones” que sentido tiene entonces ofrecer mujeres a cambio? Son entonces los actos sexuales compulsivos y los abusos sexuales sobre todo contra huéspedes lo que se castiga o es sólo la homosexualidad?
Otra pregunta que surge cuando dos relatos tienen similitudes tan sorprendentes: ¿Conocía el autor de uno de los relatos la otra historia o es que ambas narraciones derivan de una fuente común? En un sentido, tal decisión es imposible de efectuar sin un cierto grado de certeza. Sin embargo parece que la historia no pertenece a la redacción original de Sodoma.
La razón para este juicio está basada en la tradición sobre Sodoma en la predicación de los profetas que confirman nuestra sospecha previa de que el clamor contra Sodoma parece apuntar hacia el pecado de opresión y/o injusticia. Cuando los profetas emplean el ejemplo de Sodoma (en algunos casos Gomorra) para ilustrar la naturaleza del pecado posterior de Israel, el pecado enunciado nunca incluye la homosexualidad, y solo una vez un pecado sexual, es decir, el adulterio (Jeremías 23:14). En las otras citas la naturaleza del pecado atribuido a Sodoma (y Gomorra) son las vanas ofrendas, la iniquidad y la opresión, el haber fallado en el cuidado de la viuda y del huérfano (Isaías 1:10-17), y parcialidad en los juicios legales (Isaías 3:9). El profeta Ezequiel interpreta el pecado de Jerusalén como el de Sodoma tu hermana cuyo pecado se define precisamente de la siguiente forma: "He aquí que ésta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad...y no fortaleció la mano del afligido y del menesteroso"(Ezequiel 16:49).
En otras palabras, el relato sobre Sodoma en Génesis 18-19 parece haber sido conocido solo parcialmente por los profetas posteriores. Su destrucción fue el ejemplo por excelencia del juicio de Dios, pero el relato sobre Lot, los visitantes angélicos y la ofensa sexual aparentemente no formaba parte de la memoria relacionada con Sodoma. La falta de conocimiento sobre la historia de la violencia sexual en Sodoma conduce a la probabilidad de que la misma pertenecía originalmente a Gibea (Jueces 19) y tiempo después de Ezequiel (siglo VI a C.) fue transferida también a Sodoma. La amenaza del acto homosexual puede ser en verdad parte del relato actualmente común a Génesis 19 y Jueces 19, pero el deseo del rapto homosexual es considerado junto con el rapto heterosexual y la intrusión en la hospitalidad como la causa del juicio de Dios sobre las ciudades de Sodoma y Gibea. No se puede determinar con ninguna certeza que la homosexualidad en sí misma sea el tema de este relato.
Algunos predicadores proclaman descuidadamente que Dios destruyó a las antiguas ciudades de Sodoma y Gomorra a causa de su "homosexualidad". Aunque algunos teólogos hayan considerado la homosexualidad el pecado de Sodoma, una lectura cuidadosa de las Escrituras corrige tal ignorancia.
En el capítulo 18 del Génesis, para anunciar su juicio de esas ciudades, Dios envía dos ángeles a Sodoma, donde Lot, el sobrino de Abraham, les ruega y persuade de que permanezcan en su casa. En el capítulo 19 nos cuenta que "los hombres de la ciudad, todo el pueblo junto" rodearon la casa de Lot reclamando la entrega de sus visitantes, "para que los conozcamos". La palabra hebrea correspondiente a "conocer", es en este caso "yadha", que generalmente significa "tener cabal conocimiento de". Podría también expresar el intento de examinar las credenciales de los visitantes o, como en raras ocasiones, el término implicaría un contacto sexual. Si fuera este último el significado intencional del autor, hubiérase tratado de un claro intento de violación masiva. Horrorizado ante esta gravísima violación de las antiguas reglas de hospitalidad, Lot intenta proteger a sus visitantes ofreciendo sus propias hijas a la furibunda multitud, una acción moralmente atroz, para los cánones actuales. El pueblo de Sodoma se niega y entonces los ángeles los hacen quedar ciegos. Lot y su familia son rescatados por los ángeles y las ciudades son destruidas.
Cabe destacar varios puntos. Primero, que el juicio de esas ciudades por sus iniquidades había sido anunciado antes del supuesto incidente homosexual. Segundo, que todo el pueblo de Sodoma participó en el asalto a la casa de Lot; hombres, mujeres, todos, y en ninguna cultura la población homosexual ha ido más allá de ser una pequeña minoría. Tercero, que el hecho de que Lot ofreciera a sus hijas, demuestra que él sabía que sus vecinos tenían intereses heterosexuales. Cuarto, si la cuestión era sexual, ¿por qué no castigó Dios a Lot y a sus hijas quienes cometieron incesto inmediatamente después? El punto más importante: ¿por qué ninguno de los otros pasajes de las Escrituras que se refieren a este episodio, hace alusión alguna a la homosexualidad?
¿Cuál fue el pecado de Sodoma? En Ezequiel 16:48-50 se especifica claramente: los habitantes de Sodoma, como mucha gente hoy en día, tenían abundancia de bienes materiales pero no se solidarizaban con las necesidades de los pobres y adoraban ídolos. Los pecados de injusticia e idolatría infestan a todas las generaciones. La nuestra será juzgada de la misma forma si somos injustos con nuestros semejantes.
Algo a considerar
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