Generalmente se cree y se enseña que
el cristianismo, tal como se enseña ahora, fue fundado por el Salvador de
Nazaret cuando estuvo en la tierra. Pero enseguida surge una pregunta: ¿Cuál
secta en particular fue la que él fundó? Esto es muy importante, porque
cualquier persona razonable sabe que de los centenares de sectas que componen
la cristiandad no hay dos que estén completamente de acuerdo en todo. El
razonable pensar que el Salvador no inauguró tantas divisiones y sectas
conflictivas. La iglesia Romana reclama ser la única "iglesia de Dios,"
la única fundada por el Nazareno, y que todas las sectas protestantes son
heréticas (al menos eso decían antes, ya están cambiando ese enfoque). Por otro
lado, los protestantes señalan a la iglesia Romana como la "madre de las
rameras" de Revelación 17:5, ignorando que el mismo pasaje los señala a
ellos igualmente.
Quienes conocen los hechos
históricos saben que la cristiandad está compuesta de organizaciones cuya fe se
supone que fue fundada por el Salvador de Nazaret pero que sin embargo ha
adoptado muchas ideas y creencia de los filósofos paganos griegos y romanos que
vinieron una generación después de la muerte del último de los seguidores
inmediatos del Mesías. El cristianismo es una religión bastante diferente de la
fe original de los apóstoles, como demostraremos más adelante. Las
denominaciones, sectas, iglesias o grupos que componen la cristiandad quieren
ser seguidores del Salvador del mundo, pero la doctrina que él enseñó, la vida
que vivió, la adoración que practicó, no son las mismas del cristianismo
moderno. El cristianismo actual tiene muchos elementos del paganismo griego,
adoptados por los emperadores romanos en pro de la unidad nacional. Es muy
obvio que ha sido moldeado por las enseñanzas de Platón, Sócrates, y los
filósofos gnósticos griegos. El cristianismo moderno es en realidad un nombre
nuevo para la antigua religión de los filósofos. Está moldeado a la semejanza
de ellos en doctrina, en práctica, en culto y en nombre.
La Enciclopedia Británica dice lo siguiente con relación
a esta póliza de adaptación de la iglesia moderna: “Nada, tal vez, ha tendido a
corromper más al cristianismo que la introducción en él de supersticiones que
son realmente paganas en sí mismas, o han sido sugeridas por prácticas paganas.
El paganismo, incapaz de oponerse con éxito al cristianismo, ha hecho mucho
para corromperlo, y en un sin número de maneras ha hecho estragos en su
pureza”.
El
cristianismo como se lo conoce hoy día no se estableció firmemente como
religión sino hasta el tiempo de Constantino el Grande, quien necesitaba una
religión nacional para consolidar su imperio. Así que él adoptó la nueva
religión, que para entonces ya había sufrido muchos cambios y la convirtió en
una secta nacional. No sólo impuso que se aceptara como la única religión del
imperio, sino que formuló su política e hizo que se aceptaran sus doctrinas, y
se estigmatizó como herejes a los que no aceptaron la nueva religión, y los
desterró de su reino o les dio muerte. Cualquiera puede corroborar lo anterior
por medio de referirse a cualquier enciclopedia sobre la vida de Constantino.
Así comenzó la iglesia Romana, de la cual surgieron las iglesias hijas que
componen las denominaciones de la cristiandad.
Cuando
el Mesías nació en el mundo, su madre fue una doncella de Israel, de la tribu
de Yahudah (Judá). Nació en una familia santa,
que rendía culto al Todopoderoso de acuerdo a la doctrina y el ritual dados por
el Altísimo a los profetas mediante el espíritu santo. No hay una jota de
evidencia en los Escritos Apostólicos (o Nuevo Testamento) de que el Salvador
se haya desviado alguna vez de la religión de su pueblo, que era la adoración
bíblica practicada por los profetas. Cada palabra y acto suyo recalcaba el
hecho de que él no había venido a destruir la ley ni los profetas (es decir,
las Sagradas Escrituras) sino más bien a obedecerlas, cumpliéndolas en cada
punto y coma. "No crean ustedes que yo he venido a quitar la ley ni las
enseñanzas de los profetas; no he venido para quitarlas, sino para darles su
verdadero significado" (Mateo 5:17 Versión Popular).
El Mesías enseñó los
mismos preceptos de santidad, practicó la misma vida de justicia, observó las
mismas fiestas sagradas, santificó el mismo día de reposo semanal que los
patriarcas y profetas antes que él. Pero para beneficio de la sinagoga corrupta
de su tiempo, él puso el énfasis en el poder de una vida de santidad de tal
modo que su influencia pudiera cambiar al más vil pecador y sanarlo de nuevo
física y espiritualmente. Su mensaje era el mismo de los profetas puesto en práctica
en su vida y en las vidas de sus seguidores inmediatos. Aquella vida de
santidad no sólo influyó en los individuos, sino que a través de ellos afectó
el curso de las naciones, y remodeló el mundo en un nuevo estilo. Pero el
Salvador murió, luego resucitó y subió al cielo, y sus discípulos continuaron
su obra hasta que ellos también murieron. Mientras vivieron los discípulos
inmediatos del Mesías, practicaron su doctrina y forma de vida según el modelo
del Salvador, porque eran en su gran mayoría de la nación judía y de la fe
judía. Continuaron viviendo, enseñando y adorando como verdaderos israelitas,
siguiendo el ejemplo del Maestro.
Acerca del
historiador Filón, dice el historiador Eusebio: “Además, por su descripción tan
exacta de la vida de nuestros ascetas se ve claramente que él no sólo reconocía
la divina misión de los apóstoles de su tiempo, quienes eran, parece, de origen
hebreo, y preservaron la mayoría de las antiguas costumbres en un estilo
estrictamente judío”. (Eusebio, hablando del tratado de Filón Sobre la vida contemplativa, Libro 2,
capítulo 17. Eusebio, Historia Eclesiástica.)
Después de la
destrucción de Jerusalem en el año 70, los judíos fueron dispersados a todos
los rincones del imperio romano, y los discípulos del Mesías, por ser en su
mayoría de la nación judía, fueron dispersados con los demás. Aquellos
discípulos llevaron consigo la fe pura y sencilla que habían recibido del
Salvador. Formaron congregaciones dondequiera que fueron, y así quedó sembrada
la fe del Mesías hebreo Yahoshúa en todo el mundo de entonces.
El historiador Hegesipo dice: "Hasta entonces (el año 106 ó 107 EC,
cuando el martirio de Simeón) la iglesia permaneció como una virgen pura sin
corrupción, porque aquellos que trataban de corromper las sanas reglas de la
predicación del Salvador, si había alguno, asechaban furtivamente en la negra
oscuridad. Pero cuando el sagrado grupo de los apóstoles y la generación de
aquellos que tuvieron la oportunidad de oír con sus propios oídos la divina
sabiduría llegaron al fin de sus vidas, entonces la federación del impío error
tuvo su comienzo mediante el engaño de falsos maestros, quienes al ver que no
quedaba ninguno de los apóstoles, descaradamente trataron de imponer contra la
predicación de la verdad la contra‑predicación del conocimiento,
falsamente así llamado (Historia Eclesiástica,
de Eusebio, Libro 3, capítulo 32).
De entre las
naciones a donde fueron esparcidos los creyentes originales, juntaron
prosélitos para la fe verdadera, y así las congregaciones crecían en número,
formadas por personas de diversas nacionalidades que se mezclaron con los
creyentes de la nación de Yahudah. Aquellos nuevos creyentes, sin embargo,
habían estado conectados con otras religiones anteriormente, tal como sucede
ahora. Y en aquel entonces, como ahora, no tenían la doctrina pura en aquellas
religiones. Cuando aquellos conversos entraron al rebaño, procedentes de las
religiones paganas, se descuidaron en cuanto a dejar fuera sus antiguas
creencias, y así introdujeron en el nuevo rebaño sus
doctrinas y prácticas paganas.
“La propensión de
aquellos rudos e ignorantes conversos del paganismo a aferrarse a los ritos
festivos de sus antepasados resultó ser invencible, de manera que se consideró necesario
tratar de adaptar las viejas costumbres al nuevo culto, en lugar de abolirlas
por completo. Además, aunque el imperio se había vuelto cristiano, era
claramente ventajoso que los antiguos días de fiesta (paganos) se reconocieran
hasta donde fuera posible en el nuevo arreglo del calendario”. Enciclopedia Británica.
Con el tiempo, como
los verdaderos creyentes provenientes de Yahudah (judíos) murieron y los que se
aferraban a la fe verdadera disminuían en número, los otros prosélitos que se
habían ganado de las religiones paganas llegaron a ser la fuerza dominante en
la nueva fe; y pronto, excepto casos aislados, la nueva religión llegó a ser
una religión mestiza, híbrida, en parte pagana y en parte bíblica. No era la fe
pura del Mesías, ni era el paganismo de tiempos antiguos, sino que llegó a
conocerse con el tiempo como
“cristianismo”. Este cambio fue gradual, comenzando aún en el tiempo del
apóstol Pablo y culminando en la Iglesia Estatal Romana durante el reinado de
Constantino.
En cuanto a esta transición
de la fe verdadera a la fe de una religión mestiza, el doctor Jessé Lyman
Hulburt, el notable historiador eclesiástico, dice:
“Por cincuenta años
después de la vida de san Pablo una cortina se suspendía sobre la iglesia, a
través de la cual en vano nos atrevemos a mirar; y cuando esta por fin se
levanta, como 120 años después, con los escritos de los padres de la iglesia,
encontramos una iglesia en muchos aspectos diferente de la de los
días de san Pablo y san Pedro”.
“Hasta ese tiempo
(la caída de Jerusalem en el 70 EC) la iglesia había sido considerada por el
gobierno romano y por el pueblo en general como una rama de la religión
judía, pero de entonces en adelante los judíos y los cristianos quedaron
separados. Un pequeño sector de cristianos judíos permaneció por dos siglos,
pero en número cada vez menor. Los ebionitas constituían un pueblo en sí,
escasamente reconocidos por la iglesia general y despreciados como apóstatas
por los de su propia raza”. (Historia de la iglesia cristiana por Hurlbut,
Pág. 43).
“Hay una fuerte base
para la teoría de que el cristianismo primitivo era judaico en todo aspecto;
que era en esencia una reforma judaica con la adición de principios mesiánicos
que ya habían sido corrientes entre los judíos por cerca de dos siglos. El
cristianismo judaico, sin embargo, desapareció prácticamente después de la
caída de Jerusalem en el año 70 EC”. (Nueva Enciclopedia Estándar, de Funky
Wagnall, artículo “Bible”.
En las guerras con los
judíos, los romanos consideraban a aquellos creyentes mesiánicos como judíos, y
ciertamente lo eran. Ese sentimiento influyó en el pueblo del imperio romano en
su actitud para con los verdaderos discípulos, quienes eran en su mayoría de
Judea. Muchos de los ciudadanos del imperio rehusaban tener nada que ver con la
nueva secta porque la consideraban judía. Hasta los miembros de las
congregaciones en las naciones fueron influenciados por esa animosidad, y
decían: "No tengamos nada en común con esos judíos renegados," y así
todo lo que tuviera un tinte de judaísmo fue descartado en la nueva fe, y se
formó una nueva religión que no tenía nada en común con el judaísmo. La nueva
creación fue el cristianismo, pero no era la fe del Mesías.
El
cristianismo actual no es la fe del Salvador sino una amalgama de paganismo y
judaísmo salpicada con tintes de la fe verdadera que enseñó el Mesías. Hurlbut
dice: “Mientras la iglesia fue principalmente judía se observó el sábado
hebreo; pero a medida que se hacia cada más gentil, el primer día (domingo)
tomó gradualmente el lugar del séptimo”.
No solamente se
eliminó el sábado y se adoptó el domingo (día santo de los paganos romanos) en
la nueva religión, sino que de igual manera rechazaron la Pascua y la fiesta de los
Panes Inleudos y adoptaron la cuaresma y el domingo de Pascua. La Fiesta de las Cabañas y el
Día de la Expiación
fueron olvidados, y tomó su lugar el cumpleaños del dios‑Sol, llamado
ahora la Navidad. La
aspersión tomó el lugar del bautismo por inmersión; la inmortalidad del alma,
adoptada del paganismo, reemplazó a la doctrina de la vida eterna condicional;
la resurrección y el día del juicio quedaron olvidados y empezó a enseñarse un
juicio continuo mediante el cual los muertos entran al cielo o al infierno por
la eternidad, sin que sea necesaria la resurrección en este programa. El reino
de los cielos, como verdadero gobierno mundial en toda la tierra, quedó
ignorado a medida que los miembros de la nueva religión buscaban agradar a los
“poderes establecidos”. Verdaderamente, como dijo Hurlbut, “Encontramos una
iglesia en muchos aspectos muy diferente de la de los días de san Pedro
Y san Pablo,” y del Mesías. Aquella nueva iglesia, tan diferente, era el
cristianismo, el cual adoptó como divinidades los diversos ídolos de los
paganos, relegando a segundo plano a Yahwéh, el Santo de Israel, y a su Hijo
humano Yahoshúa.
Una
vez más encontramos a los miembros de la Iglesia dándole paso a una multitud de elementos
paganos con el fin de ganar a los paganos para el cristianismo. Nótese esta cita de La Rama de Oro, de Frazaer:
“Tomadas juntas, las coincidencias de las fiestas cristianas y las paganas son
muy cercanas y muy numerosas para ser accidentales. Estas son marcas del
compromiso que la iglesia en el momento de su triunfo se vio compelida a hacer
con sus rivales vencidos pero todavía peligrosos. El inflexible protestantismo
de los misioneros primitivos, con su agresiva denuncia del paganismo se había
cambiado por la dócil política de la fácil tolerancia, la comprensiva caridad
de astutos eclesiásticos que percibían claramente que si el cristianismo iba a
conquistar al mundo podría hacerlo únicamente por medio de aflojar los rígidos
principios de su Fundador, por medio de ensanchar un poco la puerta estrecha
que lleva a la salvación”.
La
nueva religión no era el cristianismo antiguo, sino verdaderamente una nueva
creación. Era una amalgama general, compuesta de diversas creencias de varios
cultos antiguos. Tomaron algunas cosas de unos y otros, y formaron un todo que
llamaron cristianismo. El domingo lo tomaron de los paganos romanos; Easter
(Pascua Florida), de los paganos egipcios; la Navidad, de los paganos
babilonios; el dios trino, de los paganos gnósticos; la inmortalidad del alma,
de los paganos griegos; y esto lo combinaron con algunas de las enseñanzas del
Mesías y otras doctrinas, y así se formó la religión del cristianismo, la cual
con el tiempo llegó a ser la religión nacional del imperio romano.
En
muchos lugares los templos paganos se convirtieron en iglesias cristianas. Los
servicios de adoración aumentaron en esplendor pero eran menos espirituales y
de corazón que los de tiempos anteriores. “Los formalismos y ceremonias del
paganismo se introdujeron gradualmente en el culto. Algunas de las antiguas fiestas
paganas se convirtieron en fiestas de la iglesia, con un cambio de nombre y
culto”.
Bróthingham dice, hablando de la
catedral de San Pedro en Roma: “¡Cuán profundamente en la antigüedad se
remontan estas ceremonias! A los misterios de Eleusis, a los ritos
sacrificiales de Fenicia; los niños mecían los incensarios como se mecían los
incensarios en la adoración de Baco. El ceñidor y la sotana de los sacerdotes
vinieron de Persia; el velo y la tonsura eran de Egipto; la túnica y el
confesionario fueron prescritos por Numa Pompilio; la estola se tomó prestada
del oficial que solía ponerla a la espalda de la víctima que iba a ser
sacrificada; la sobrepelliza blanca es la misma que describieron Juvenal y
Ovidio”. (Atlantis Pág. 210,
211).
No solo los templos
paganos se convirtieron en iglesias, las fiestas paganas se convirtieron en
fiestas de la iglesia, y el domingo sustituyó al sábado, sino que hasta el
culto pagano se transfirió a la iglesia, en la medida en que el culto a la
virgen María sustituyó al culto de la diosa Venus y de Diana. ¿Qué les
importaba a los paganos el nombre del ídolo o el nombre de la religión?; de
cualquier modo ellos entendían que era la misma. Así la nueva religión adoptó
las estatuas de Venus, Diana, Júpiter o Zeus, de Apolo, etc., y sustituyeron
sus nombres paganos por los nombres adoptados por la nueva religión, llamada
cristianismo.
Los
paganos habían estado adorando a Diana o Artemisa, así que ahora iban a venerar
a la virgen María. Habían estado adorando a Zeus o Júpiter como la deidad
suprema así ahora se les dijo que el nuevo nombre era Theós, o Deus, o Dios.
Los templos paganos vinieron a ser iglesias cristianas, los ídolos paganos
vinieron a ser imágenes cristianas; las deidades paganas vinieron a ser
divinidades (semidioses) cristianas; las fiestas paganas vinieron a ser los
días santos cristianos; los ritos y ceremonias paganas se “cristianizaron”; y
así nació el cristianismo moderno.
Los
profetas hebreos adoraban al Creador del mundo, y él les había revelado que su
nombre es Yahwéh (Isa. 42:8). Los profetas declararon que este es el único
nombre del Todopoderoso (Salmo 83:18). Así como la Escritura revela que no
hay más que un sólo Todopoderoso supremo, así también declara que él no tiene
más que un sólo nombre, y que ese nombre es Yahwéh. Alrededor de 7,000 veces,
las Sagradas Escrituras le revelan al hombre ese nombre sagrado. Los
patriarcas, los profetas, el Salvador, y sus discípulos adoraron al único
Creador verdadero y lo invocaron por su único nombre revelado Yahwéh, o la
forma abreviada Yah. Cuando el Salvador estuvo entre los hombres adoró al
Poderoso de Israel, y conoció y enseñó el nombre sagrado. Él oró: "He
manifestado tu nombre a los que del mundo me diste;” "les he declarado tu
nombre”; ‑‑ los he guardado en tu nombre”; -‑ Juan 17:6, 12,
26.
Tras la muerte de los apóstoles se dejó de
invocar a Yahwéh en las congregaciones, y los nombres de los dioses de las
naciones tomaron su lugar en la nueva religión y en sus traducciones de las
Escrituras. El profeta dijo: “Aunque todos los pueblos anden cada uno en el
nombre de su deidad, nosotros con todo andaremos en el nombre de Yahwéh nuestro
Poderoso eternamente y para siempre” (Miqueas 4:5). Cuando las Sagradas
Escrituras fueron traducidas a los idiomas de las naciones, los traductores
ignoraron el Nombre Sagrado revelado en esas Escrituras, e insertaron los
nombres de las deidades nacionales en lugar de Yahwéh. Así pusieron como nombre
del Creador: Adonay, Kúrios, Dóminus, Señor, y más tarde Jehovah. En cada caso
la deidad nacional en oposición a Yahwéh fue colocada en el sitial de honor.
Cada una de las naciones adoraba una deidad suprema y tenía un nombre nacional.
Dondequiera que podía usarse ese nombre, fue colocado en las traducciones de
las Escrituras. Y así deidades extranjeras recibieron la alabanza, la gloria y
la adoración que le pertenecen justamente a Yahwéh. No en balde el Todopoderoso
declara: "Yo soy YAHWÉH, este es mi nombre, y a otro no daré mi
gloria" (Isayah 42:8).
La siguiente cita histórica suena
desagradable pero la esencia es verdadera:
“El dios del noventa y nueve por ciento
del mundo cristiano es simplemente Bel, Moloc, Zeus, o cuando mucho Osiris,
Mitra, o Adonis, aunque con otros nombres modernos, a quienes la gente adora
con las antiguas ceremonias paganas y fórmulas ritualistas. Es la imagen de
Jove Olímpico, adorada como el Padre, en una iglesia cristiana que fue templo
pagano; es la estatua de Venus, que llegó a ser la virgen María. (Moral
y Dogma, de Pike, Pág. 296).
Yahwéh no es el Ser Supremo del
cristianismo; más bien los cánticos, las oraciones, la alabanza y la honra
ascienden al nombre de una deidad extranjera en cada idioma debajo del cielo.
Los griegos le oran a Kúrios y Zeós; los alemanes a Herr y Gott; los polacos a
Bog y Pan; los ingleses a Lord y God; los latinos a Señor y Dios. Y así es en
toda la cristiandad. La religión moderna ignora el nombre de Yahwéh.
Cuando el salvador nació en el
mundo, su madre fue una doncella judía de la tribu de Yahudah, pero su padre
fue el Todopoderoso, cuyo nombre es Yahwéh, o Yah. Siendo el hijo de Yahwéh,
era natural que llevara el nombre del Padre, y eso fue lo que indicó claramente
cuando dijo: “Yo he venido en el nombre de mi Padre” (Juan 5:43). Las
traducciones comunes de las Escrituras dicen que el nombre del Hijo de Yahweh
es Jesús, pero recuerde que el mensajero celestial le habló a una muchacha
hebrea, y declaró el nombre del niño en el idioma hebreo, nombre que en dicho
idioma significa "Yah es salvación”. Como el nombre "Yahoshúa"
era judío, resultaba objetable para los griegos y los romanos, quienes odiaban
a los judíos, y por eso lo eliminaron de los registros para insertar un nuevo
nombre. De esa manera el nombre Yahoshúa fue reemplazado por Ie‑seús,
conocido ahora como Jesús. [El nombre se escribía originalmente Yahoshúa pero,
como es común en hebreo, más tarde se acortó en el uso diario y llegó a ser
Yahoshúa. Luego por influencia rabínica se empezó a cambiar la "a"
por "e" y a pronunciarse Yahoshúa. Los traductores griegos, en vez de
transliterarlo así en su idioma, lo transformaron en Iesoús. De ahí pasó al
español antiguo como Iesús, y al español moderno como Jesús.]
La nueva religión se conoció como
cristianismo porque a la deidad suprema de ella se le dio el nombre griego de
Cristós (en español "Cristo"). Los hebreos llamaban su salvador
venidero con el título Mesías. Los discípulos del Salvador lo aceptaron como
tal y lo conocían en hebreo como Yahoshúa ha Mashíaj (en español: Yahoshúa el
Ungido). Los griegos, sin embargo, en vez de usar el título inspirado hebreo,
lo tradujeron con el griego Cristós (Ungido). [El error fue que al traducir el
título Mesías como "Cristós" dejaron de considerarlo como título y
empezaron a considerarlo como un nombre propio del Salvador. Un error todavía
peor fue que al traducir las Escrituras al español, en vez de traducir el
griego Cristós como "el Ungido", lo transliteraron como
"Cristo", como si esto fuera un nombre propio y, de hecho, pasó a ser
el nombre del Salvador]. Entre los pueblos del oriente se adoraba una deidad
solar llamada "Cristna," y algunos ven una relación entre el nombre
hindú "Cristna" y el "Cristós" de los griegos. Si es así,
el nombre sánscrito del mesías hindú llegó a ser el nombre del mesías de la
nueva religión moderna que se conoce ahora como la fe "cristiana”.
La religión revelada en las Escrituras Sagradas de Israel es la
adoración del Creador cuyo nombre único es Yahwéh. Baal no es el Creador;
Adonis no es el Todopoderoso; Pan no es el Santo, ni lo es Kurios, ni Señor ni
Dios. Yahwéh es el Ser supremo, y a él hay que adorar (Isayah 42:8).
El único Salvador en las Escrituras es Yahoshúa, el Hijo de Yahwéh. Su
título real es el Mesías, o el Ungido de Yahwéh. El no conoció esos nombres
modernos tales como "Jesucristo" o "Cristo”. Es tiempo de
apartarse de esas invenciones modernas y exaltar al Salvador del mundo por su
nombre verdadero: Yahoshúa el Mesías. Reconozcamos cuánto se ha apartado el
cristianismo moderno de la senda antigua, el camino de dedicación, el camino de
adoración pura.
Nuestra exhortación hoy día para el lector
es que considere bien sus caminos. Compare su religión con la Palabra Inspirada
y acepte las sendas antiguas de santidad. Adore a Yahwéh, el Poderoso de
Abraham, Isaac y Jacob; siga al Mesías Yahoshúa y asegúrese de que él sea su
único Salvador. Rechace todas las tradiciones y mandamientos de hombres, y
adore a Yahwéh en espíritu y en verdad.
El
Enigma de la Trinidad
Capítulo 2
El origen del dogma trinitario
Las personas que
creen en la Trinidad
suponen que esta doctrina es de origen bíblico y que la iglesia siempre la ha enseñado.
Por eso es muy importante que investiguemos el origen de esta doctrina tan
difundida en el cristianismo moderno. ¿Qué nos dicen los historiadores sobre
los orígenes de este dogma?
¿Cómo era
originalmente la "Iglesia", o sea, la comunidad mesiánica de
Palestina? El historiador nos dice:
"La
primera comunidad de Jerusalem es puramente judía; No tenemos ninguna
razón para dudar, sobre este punto, de la exactitud del testimonio de los
Hechos; Sus miembros se distinguen de los demás judíos piadosos sólo en la
creencia de que [Yahoshúa] Nazareno fue elevado por [Yahwéh] a la dignidad de
Mesías, y que las promesas se cumplieron en él”. (El cristianismo antiguo,
Pág. 89).
¿Y
qué nos dice la historia en cuanto a la fe del apóstol Pablo y de la comunidad mesiánica
primitiva?:
“Ahora
bien, [Yahwéh] es para Pablo una herencia judía: Se deduce de esto que el
monoteísmo israelita se impone a su espíritu como un ‘a priori’ y
absolutamente... Pablo ...no sospechaba todavía los innumerables problemas
teológicos que la noción de Hijo de Dios reservaba para el porvenir... De todos
modos debe descartarse la idea de una confusión entre el Maestro y Yahwéh;
Sería inconcebible en Pablo, que aun no piensa en la trinidad... Toda la
cuestión está, puede decirse, dominada por el texto de 1 Cor. 8:6; helo aquí:
"Para nosotros no hay más que un Dios, el Padre... y un solo Maestro,
[Yahoshúa el Mesías]. " Así que por esencial y necesaria que sea la
colaboración del Maestro en las obras de Dios, el Maestro no es el igual de Dios.
“En
rigor, para Pablo, solo el Maestro representa una de las categorías de la
creación, la más próxima a Dios y que puede calificarse de divina”. (Ídem.,
págs. 106,108).
Comienza la transformación
Pablo
predijo que después de su partida la Comunidad Mesiánica
caería en apostasía. Tal predicción no tardó en cumplirse. Continuamos citando
el testimonio de la historia:
“Hacia
la misma época también se efectúa de hecho el divorcio entre la Iglesia y la Sinagoga, y los fieles de
[Yahoshúa] empiezan a hablar de los judíos en términos que, sin duda, habrían
sorprendido al Maestro... Las comunidades nacidas de los apóstoles y de sus
discípulos judíos, que se quedaron siendo pequeñas y pobres, y aún subsistían
en Siria, en Egipto y tal vez en Roma, fueron sobrepasadas por las grandes
iglesias pobladas de tránsfugas del paganismo... En realidad los cristianos
grecorromanos no se sentían ya ligados a Israel y daban a la ley, de la que
[Yahoshúa] había afirmado que no cambiaría un ápice, una interpretación puramente
simbólica”. (Ídem., Pág., 115)
“En
otros términos, en los umbrales del segundo siglo, el cristianismo aparece ya
como una religión independiente, poco coherente de seguro... Se encuentra ya
muy lejos del pensamiento de Yahoshúa y de los Doce”. (Ídem., Pág. 116)
“A
veces es difícil decir con certeza de qué rito pagano deriva tal rito
cristiano, pero es indudable que el espíritu ritualista de los paganos se
impuso poco a poco al cristianismo... Por tanto, si consideramos a la Iglesia cristiana a principios
del siglo 4, nos sería difícil reconocer a la comunidad apostólica, no la
reconoceríamos en absoluto”. (Ídem., pág. 125,126)
"Dogmas
complicados, como el de la
Trinidad, o sutiles como el de la Transubstanciación,
debieron su nacimiento y su organización a las sobre-evaluaciones y a los
razonamientos de los filósofos, estimulados por las afirmaciones a veces
contradictorias de los simples”. (Ídem., pág. 154).
"Para
salir de la confusión, el buen sentido sólo podía elegir entre dos soluciones:
la de abandonar francamente el monoteísmo y resignarse al triteísmo; o la de
abandonar la distinción de las personas en Dios y caer en el modalismo, o sea,
la de considerar a cada una de las personas como una simple modalidad, como uno
de los aspectos esenciales del Ser divino único. Ahora bien, la mayoría de los
cristianos no ha querido elegir y ha pretendido mantener, a la vez, la unidad
indivisible del Omnipotente y la existencia en él de tres personas distintas.
Esta paradoja provocó innumerables debates, en el curso de los cuales surgieron
problema tras problema y dificultad tras dificultad, que causaron a la iglesia
un trastorno espantoso”. (Ídem., pág. 156)
“Lógicamente,
esa evolución encontró oposiciones. Ciertos hombres se adhirieron a las formas
antiguas de la fe apostólica y a las tradiciones del judeo‑cristianismo
primitivo; son probablemente los descendientes directos de los primeros fieles
palestinos.. Las iglesias griegas no tardaron en acusarlos de pensar
'pobremente del Maestro'... Se entrevén igualmente resistencias harto tenaces a
la constitución de la teología del Logos, por la cual se preparó y finalmente
se fundó el dogma de la trinidad. Pero los alogos, como se les llama a
estos reaccionarios, no tienen la menor probabilidad de detener la corriente
que arrastra la fe cristiana hacia la constitución de una metafísica dogmática,
cada vez más complicada y cada vez más alejada de las afirmaciones
apostólicas”. (Ídem., Pág. 158)
Un rey pagano decide el debate
El primer Concilio
Ecuménico de la Iglesia
Romana, el Concilio de Nicea en el 325 E. C., marcó un hito
histórico en el desarrollo teológico de la “Iglesia Madre”. En ese concilio se
decidió por fin cuál habría de ser la doctrina oficial de la Iglesia en torno a la Deidad.
Sobre
esta situación nos dice otro historiador:
"Dos
grupos de teólogos tenían una influencia tan amplia que prácticamente
dividieron a la cristiandad en dos bandos que fueron rivales teológicos y
políticos durante dos siglos. Estos fueron el grupo 'ortodoxo,' dirigido por
Atanasio..., y los arrianos, llamados así debido a Ario. Los atanasianos eran
trinitarios; los arrianos eran unitarios... Creían en la doctrina de que
[Yahoshúa] el Hijo está subordinado a [Yahwéh] el Padre, y es de una substancia
diferente, debido a que el Mesías fue creado por [Yahwéh] y así llego a existir
después de [Yahwéh]”. (El desarrollo de la doctrina cristiana, Pág. 15).
Una
autoridad moderna del catolicismo romano afirma:
“Es dificil, en la segunda mitad del siglo 20, ofrecer un relato
franco, claro y objetivo de la revelación, la evolución doctrinal, y la
elaboración teológica del misterio de la Trinidad... Uno no
debería hablar de trinitarismo en el Nuevo Testamento a menos que lo haga con
serias restricciones... Cuando uno habla de un trinitarismo absoluto, uno ha
pasado del período de los orígenes del cristianismo a, digamos, el último
cuarto del siglo cuatro”. (La nueva
enciclopedia católica, ed. 1967, tomo 14, Pág. 295).
¿Y
qué sucedió en el siglo cuatro? Pues se realizó el ya mencionado Concilio de
Nicea, convocado por y bajo la dirección del emperador pagano Constantino.
“En
las postrimerías del reinado de Constantino podía preverse ya la unión de la
iglesia y el estado, la absorción del cristianismo por el paganismo y su total
destrucción”. (El cristianismo
antiguo, Pág. 173).
Constantino y el Concilio de Nicea
Para abreviar,
presentaremos un resumen de esta interesante historia:
Constantino declaró que se había convertido al llamado
cristianismo, sin duda debido tanto a factores políticos como religiosos. Por
lo tanto le era muy molesto ver esta división doctrinal, pues la consideraba
como una amenaza a la unidad de su imperio. Como Pontífice Máximo, principal
gobernante religioso, convocó el primer concilio ecuménico en Nicea en el 325
E.C. Aunque todavía no había sido bautizado como cristiano, presidió sobre este
concilio al que sólo asistieron 318 obispos.
Durante unos dos meses los trinitarios y
los arrianos disputaron; los trinitarios a menudo recurrieron a tácticas de
extrema intolerancia. Constantino, notando que los trinitarios formaban la
mayoría, decidió a favor de ellos. Aplastó la oposición entre los obispos y
exigió la firma de todos los presentes bajo pena de proscripción. Solamente dos
obispos de Libia rehusaron firmar; juntos con Ario y los sacerdotes que
siguieron fieles a él, fueron exilados a Ilírico territorio que corresponde a la Yugoslavia occidental
del día actual. Los escritos de Ario fueron confiscados y quemados, y se
advirtió a todos en contra de poseer cualquiera de ellos, bajo pena de muerte.
Pero
el triunfo de Atanasio y sus seguidores trinitarios fue de muy corta duración.
Constantino, quien había decidido a favor de los trinitarios, muy probablemente
por razones políticas, estaba muy dispuesto a cambiar cuando el clima político
pareciera variar. Y así sucedió cuando Constantino, sólo unos pocos años más
tarde, mudó su capital a Bizancio y construyó la ciudad que lleva su nombre,
Constantinopla. Aquí el arrianismo estaba fuerte, los obispos de esta zona
habían firmado la declaración solamente debido al temor.
El
principal obispo de Constantinopla, Eusebio de Nicomedia, era un arriano y
logró que Constantino cambiara, por así decirlo, de caballos doctrinales. Ahora
fueron los trinitarios los que fueron proscritos. En el 335 Constantino
desterró a Atanasio a Treves, en Galia (Francia). Poco después, y antes de
morir, fue bautizado por el obispo arriano Eusebio.
Constantino
dejó el imperio a sus herederos. El que finalmente salió vencedor en la lucha
por el poder fue Constancio, un arriano de convicción que gradualmente ganó
control sobre todo el imperio, oriental y occidental, a la muerte de sus
hermanos trinitarios. Decidido a hacer progresar el arrianismo, ordenó que los
obispos trinitarios fueran reemplazados por obispos arrianos, cambios que
hicieron que un historiador pagano de ese tiempo se burlara acerca de que “las
carreteras estaban cubiertas de obispos al galope”.
Finalmente ganan los trínitarios
Sin embargo, esa
dominación arriana duró solamente hasta la muerte de Constancio, pues los
trinitarios todavía formaban la mayoría. Otra razón por la que los arrianos
perdieron fue que no estaban unidos. No apoyaron una declaración o credo común
que expresara sus creencias ni tenían tampoco un cuerpo gobernante al cual
apelar.
Pero
tal vez, entre otras cosas, lo que hizo que los trinitarios vencieran a los
arrianos fue el hecho de que los trinitarios estaban siempre dispuestos a
recurrir a la violencia y a la fuerza para lograr sus metas. Cuando Ario se
levantó para hablar en el concilio, se nos dice que un tal Nicolás de Mira lo
golpeó en la cara y, mientras Ario hablaba, muchos obispos trinitarios se
metían los dedos en los oídos y salían corriendo como si estuvieran
horrorizados ante sus palabras. Otra cosa que fue característica de los
trinitarios, fue la huelga de brazos caídos que Ambrosio; el obispo de Milán,
maniobró para evitar que ni siquiera un edificio eclesiástico de su ciudad
fuera entregado a los arrianos, según lo había ordenado el emperador
Valentiniano. Ambrosio hizo que su rebaño permaneciera en el edificio día y
noche, cantando canciones por dos semanas, hasta que el emperador cedió
finalmente a su demanda.
Un
testimonio similar al hecho de que la violenta intolerancia de los trinitarios
era un arma eficaz contra los arrianos lo suministran las declaraciones
contrastantes que hicieron dos de los más notables gobernantes “bárbaros”
germánicos. Clovis, rey de los francos, que abrazó la ortodoxia romana y por lo
tanto el trinitarismo, procedió en contra de los visigodos de la Galia, diciendo: “Me apena
que estos arrianos posean parte de Galia. Marchemos con la ayuda de Dios y
sojuzguémoslos”. Y de veras que los sojuzgó. Con respecto a la cosecha que
siguió a la siembra de intolerancia, leemos que “es un relato de crueldad,
avaricia y traición, de reyes depravados y reinas vengativas, para quienes el
papa [Gregorio] encontró excusas debido a su defensa de la ortodoxia católica”.
En
extraordinario contraste a la intolerancia del ortodoxo Clovis, está el arriano
Teodorico, rey de los ostrogodos... Teodorico conquistó a Italia, pero en
cuanto a la religión, su política fue: “La religión es un asunto en el que el
rey no puede ordenar, porque no se puede obligar a ningún hombre a creer en
contra de su voluntad”.
Otro
factor que obró a favor de los trinitarios fue el monasticismo, esto es, la
práctica de llevar vidas célibes en los monasterios. Atanasio fue el primer
teólogo católico romano de prominencia que promovió el monasticismo. Los monjes
no sólo eran una fortaleza del trinitarismo, sino que siempre estaban
dispuestos a recurrir a la violencia en su celo por sus creencias trinitarias.
El
hecho de que los guerreros germánicos que invadieron el imperio romano, tanto
su parte oriental como occidental, eran arrianos, también obró en favor de los
trinitarios. ¿Por qué razón eran arrianos estos “bárbaros”? Porque habían sido
convertidos por un obispo arriano, Ulfilas. Así que el favorecer el arrianismo
era como simpatizar con estos invasores.
Tal
vez el golpe más serio contra los arrianos lo dio el emperador Teodosio.
Mediante los edictos oficiales del 391 al 392 E.C., él impuso la ortodoxía
católica romana sobre todos los "cristianos" y privó a los arrianos,
así como a todos los paganos, de sus casas de adoración. Dice un historiador:
"El triunfo legal de la iglesia contra la herejía (el arrianismo) y el
paganismo y su evolución de una secta perseguida a una iglesia perseguidora
quedó completo”.
Los bárbaros arrianos
Desde el quinto
siglo en adelante no volvió a haber ningún emperador romano arriano. Sin
embargo, esto no señaló el fin del arrianismo como religión nacional. ¡Lejos de
eso! Después de la muerte de Teodosio, Roma volvió a ser presa de los invasores
arrianos germanos que en su arremetida bajaron del norte. Dice una autoridad
católica romana:
“A pesar de alguna
persecución, el cristianismo en esta forma [arriana] se esparció con notable
vigor desde los bárbaros a las tribus vecinas... Cuando estos invadieron el
occidente, y establecieron los varios reinos germánicos, la mayoría de las
tribus confesaban el arrianismo como su religión nacional y en algunos casos
perseguían entre los de la población romana, a los que confesaban la ortodoxia
católica... Pero gradualmente la
Iglesia católica logró eliminar el arrianismo. En algunos
casos esto se logró mediante la acción militar que prácticamente barrió con el
elemento germánico, Esto sucedió durante el reinado del emperador Justiniano,
cuya ambición era restaurar el imperio romano a su anterior gloria y quien fue
notorio por su persecución, no sólo de los arrianos sino también de los judíos
y de los samaritanos. ¡Y hasta prohibió a los judíos que leyeran sus Escrituras
en hebreo!
Pero
Justiniano no terminó con el arrianismo. Roma todavía iba a tener más que ver
con los bárbaros germánicos, porque unos pocos años después de la muerte de
Justiniano, los lombardos, de quienes se dice que eran una de las más feroces
de todas las tribus germánicas, invadieron a Italia. No pasó mucho
antes de que tuvieran la mayor parte de la península bajo su control. Entonces,
a mediados del siglo séptimo, por una u otra razón, los lombardos gradualmente
se hicieron católicos romanos trinitarios, y así, aunque siguieron creándole
problemas al papado, era sobre asuntos políticos y territoriales, no
religiosos.
Con
respecto a este período leemos: “En la resultante hecatombe, la fortuna
alternaba, más a menudo como consecuencia de los cambios políticos y los
patrocinios civiles que debido a los argumentos teológicos”. Y como dice otra
autoridad, el arrianismo “se mantuvo por dos siglos más, aunque más por
accidente que por elección o convicción”.
Y
así, la nota tónica de la conclusión de esta sección la dejarnos de nuevo al
historiador Charles Guignebert:
“Así,
por una acción de colaboración inconsciente de influencias, bastante disímiles
en su origen, pero convergentes en su acción, una religión muy diferente del
mesianismo, que ya entrevimos en los umbrales del siglo 3, se constituye en el
siglo 4 y se encuentra prácticamente dueña del mundo romano al iniciarse el
siglo 5...
“Cuando
se piensa en lo que fue el cristianismo de la edad media ... y se lo compara
con la religión del profeta galileo... con la religión de [Yahoshúa], cuya
piedad se elevaba hacia el Poderoso de sus padres en un confiado impulso
filial, sencillamente, casi no se ve nada de común entre una y otra. Parecería
que, con el nombre del Mesías, la vida religiosa y filosófica del paganismo,
con todos sus contrastes y todas sus incoherencias, hubiera recuperado vigor y
triunfado sobre la religión del espíritu y de la verdad que el Maestro judío
había vivido. No es menos cierto que el ‘triunfo’ de la Iglesia en el curso del
siglo 4 solamente fue posible por el fracaso de la fe primitiva, la que podemos
llamar la fe de los doce”. (El C. A.,
Págs. 187,188).
"Por
eso puede decirse sin paradoja, que los occidentales jamás comprendieron
verdaderamente, en la antigüedad, los dogmas cristianos, que tampoco los
comprendieron mejor después y que la religión que, con su propio esfuerzo, han
construido sobre esos dogmas, ha sido una cosa diferente, en espíritu y en
esencia, del cristianismo oriental, otra cosa, surgida esencialmente de
su propio fondo, de acuerdo con sus propios sentimientos y vaciada en fórmulas
inadecuadas para contenerla en rigor, los occidentales jamás han sido
cristianos”. (Ídem. Pág. 206).
La verdadera fe monoteísta
La verdadera fe
monoteísta no se ha dado nunca fuera de Israel. La supuesta fe monoteísta del cristianismo
falta en pasar la prueba del monoteísmo. El monoteísmo requiere que la deidad
suprema sea una sola persona, mientras que la fe cristiana pone a tres personas
en la misma categoría de omnipotencia y soberanía.
El
credo fundamental de la fe israelita excluye toda noción de politeísmo y de
trinitarismo: “Oye Israel, Yahwéh es nuestro Poderoso, Yahwéh solo” (Deut.
6:4).
Se
ha pretendido que la palabra traducida aquí como "solo," ejad, significa una unidad plural. Pero
el error de esa interpretación lo expondremos en un capítulo subsiguiente. Ejad significa "uno,"
"solo," "único," "solamente”.
En
la fe de Israel no existe la noción de una deidad plural compuesta de varias personas.
Para los profetas, sólo Yahwéh es el Elohim, el Poderoso; y sólo a él se debe
la adoración. Ni siquiera en las religiones paganas antiguas existió la noción
de una deidad compuesta. La trinidad egipcia se componía de tres deidades, pero
nunca se pretendió que las tres componían una sola deidad.
La
fe israelita rechaza total y contundentemente la idea de "pluralidad en la
unidad”. Yahwéh es una sola persona y no admite iguales a su lado. "Porque
yo soy Poderoso, y no hay ningún otro, yo soy divino, y no hay nadie como
yo" (Isa. 46:9).
Yahwéh
no habita en un panteón de divinidades, como se concebía antes a las deidades
paganas. El “habita en una luz inaccesible,” a la que nadie puede entrar. (I
Tim. 6:16).
La
fe original de Israel es el yahwismo. El yahwista por excelencia en los tiempos
primitivos fue Abraham, el padre de la
fe. Luego el yahwismo se extendió a través de su familia a todos sus
descendientes.
Pero
el yahwismo no era una fe exclusiva de las tribus arameas y hebreas, de donde
procedía Abraham, sino que también era patrimonio de los midyanitas y otros
pueblos muy antiguos.
Los
historiadores de Israel demuestran que la adoración de Yahwéh como una deidad
única se remonta al mismo principio de la humanidad, a los días de Set el
tercer hijo de Adam.
Dice
el relato histórico: "Y a Set, a su vez, le nació un hijo, y lo llamó
Enosh. Fue entonces que los hombres comenzaron a invocar a Yahwéh por
nombre" (Gen. 4:26 Versión
Israelita).
En
aquel tiempo no había ídolos ni deidades rivales. La humanidad conocía a un
solo Ser Omnipotente: Yahwéh Elohim, el Creador de todas las cosas.
El Enigma de la
Trinidad
Capitulo 3:
El enigma de la Trinidad
Los protestantes y
evangélicos trinitarios estuvieron una vez unidos en su concepto de la Trinidad, el cual
heredaron intacto de la iglesia Católica Romana. Pero en tiempos modernos ha
habido rupturas en sus filas, con el nacimiento de la nueva explicación de la Trinidad. Según
la nueva explicación, la
Trinidad no consiste en que el Padre, el Hijo, y el Espíritu
Santo compongan "un solo Dios", sino al contrario: que la Trinidad consiste en una
sola persona divina que se ha manifestado en tres formas distintas: primero
como Padre, luego como Hijo, y después como Espíritu Santo.
En
toda esta elucubración teológico que han elaborado los teólogos cristianos una
cosa reluce como cierta: que la doctrina de la Trinidad, como dijera un
influyente trinitario, “no, se puede explicar y nadie la entiende”.
¿Cuán antigua es la “Trinidad”?
Conviene que
comencemos por hacemos un par de preguntas, a ver si de alguna manera podemos
aclarar los conceptos.
En
primer lugar, ¿de dónde surge la teoría de la Trinidad? ¿Es acaso una
doctrina católica, o protestante? ¿Hubo personas que creían en una trinidad
antes de que surgiera el cristianismo? Para algunos resultará una sorpresa
saber que sí, que millones de paganos creían en una trinidad antes de que
surgiera el cristianismo con el dogma trinitario. Dejemos que nos informe un
afamado escritor, teólogo, e historiador cristiano, el Dr. Alexander Hislop.
En
su afamado libro Las Dos Babilonias, el Dr. Hislop nos ofrece las
siguientes joyas informativas:
“Nada
más tenemos que comparar los antiguos misterios babilónicos con el entero
sistema de Roma para notar cuán inmensamente ha tomado prestado una de la otra.
Estos misterios estuvieron envueltos por mucho tiempo en las tinieblas, pero
ahora la densa oscuridad comienza a disiparse. Todo el que haya prestado la más
mínima atención a la literatura de Grecia, Egipto, Fenicia o Roma se percata
del lugar que ocupan estos "misterios" en esos países. Ahora, así
como el lenguaje de Jeremíah indica que Babilonia fue la fuente primaria de
donde surgieron todos estos sistemas de idolatría, así las deducciones de los
más sabios historiadores, basadas simplemente en fundamentos históricos, han
llevado a la misma conclusión”. (Página 12).
“Ahora
bien, para establecer cuán idénticos son los sistemas de la antigua Babilonia y
la Roma papal,
sólo tenemos que indagar hasta qué punto está el sistema del papado en armonía
con el sistema establecido en estos misterios babilónicos... " (Pág. 13)
“Tomando
entonces la admitida unidad y el carácter babilónico de los antiguos misterios
de Egipto, Grecia, fenicia, y Roma, como la clave que nos ha de guiar en
nuestras investigaciones, vayamos paso a paso en nuestra comparación de la
doctrina y la práctica de las dos Babilonias: la Babilonia del Antiguo
Testamento y la Babilonia
del Nuevo”.
“Y
aquí tengo que notar, primero, lo idénticos que son los objetos de culto en
Babilonia y en Roma. Los antiguos babilonios, así como los modernos romanos,
reconocían en palabras la unidad de la Deidad; y aún cuando adoraban innumerables
deidades menores, como poseedoras de cierta influencia en los asuntos humanos,
reconocían claramente que había un Creador infinito y todopoderoso, supremo
sobre sbre todos. La mayoría de las otras naciones hacían lo mismo”. Pág. 14).
Diferencia entre Israel y
los paganos
A la luz de lo que se ha dicho,
¿cuál era entonces la diferencia entre Israel y las naciones paganas? ¿Por qué
el Todopoderoso reprendió a las otras naciones llamándolas paganas e idólatras,
y, sin embargo, favoreció a la nación de Israel?
Nuevamente nos ilumina la acertada
pluma del historiador:
“Tan
profundamente idólatra era el concepto babilónico de Divina Unidad, que
[Yahwéh] el Dios vivo, condenó severamente a su propio pueblo por dedicarle la
más mínima atención a ello: ‘Los que se santifican y se purifican en los
jardines, tras los ritos de Uno Solo, que comen carne de puerco y abominación y
ratón, serán consumidos juntos’ (Isa.. 66:17; y así también otras versiones).
En la unidad de aquel "Dios Único" de los babilonios había tres dioses,
y para representar aquella doctrina de la Trinidad utilizaban, como muestran los
descubrimientos de Layard, el triángulo equilátero, como bien se sabe que hace la Iglesia Romanista
hasta el día de hoy”. (Pág. 16).
“El
papado tiene en algunas de sus iglesias, como por ejemplo, en el monasterio de
los llamados Trinitarios en Madrid, una imagen del Dios trino, con tres cabezas
en un cuerpo. Los babilonios tenían algo igual. El señor Layard, en su último
libro, ha mostrado un espécimen de tal divinidad trina, adorada en la antigua
Asiria... En la India,
de igual manera, en uno de los más antiguos templos, se representa a la Divinidad Suprema
con tres cabezas en un solo cuerpo bajo el nombre de Eko Deva Trimurti. “Un
Dios, tres formas”. En el Japón, los budistas adoran a su gran divinidad Buda,
con tres cabezas, en la misma forma, bajo el nombre de “San Pao Fuh”.
¿Se
da usted cuenta de que el dogma de la trinidad no se origina en la Biblia, ni en las
enseñanzas del Mesías? La iglesia Romana la tomó prestada de la religión pagana
de Babilonia y los protestantes la han aceptado sin cuestionarla.
Ahora,
como se les hace imposible explicar razonablemente a la “Deidad” con el antiguo
dogma trinitario de la antigua Babilonia, diciendo que hay tres personas que
componen un solo “Dios,” los nuevos teólogos echan mano de un nuevo ejercicio
filosófico: decir que no se trata de una Divinidad en tres personas sino de una
Persona en tres divinidades, o sea, en tres manifestaciones divinas.
Este
nuevo desarrollo teológico pretende evitar las terribles contradicciones
lógicas de la anterior interpretación romano-babilónica. Pero, ¿tiene
fundamentos bíblicos la nueva explicación? De ninguna manera. Esta nueva teoría
tiene unos obstáculos insalvables y choca violentamente contra la simple
enseñanza bíblica de un solo Todopoderoso, el Padre, quien tiene un Hijo, el Mesías Yahoshúa. El Hijo mesiánico,
incluso, adora al Padre.
Consideraciones para meditar
Antes de considerar
la enseñanza bíblica sobre el particular, conviene que meditemos en unos
cuantos pensamientos.
Según
la teoría "unitaria", cuando el Mesías estuvo en la tierra él era el
Todopoderoso Yahwéh hecho hombre, es decir, esa persona no era en realidad una
persona sino dos personas: El Padre y el Hijo, pero no eran un Padre y un Hijo
en realidad sino una sola persona que se manifestaba en el cielo a los ángeles
como Padre a la misma vez que se manifestaba en la tierra a los hombres como
Hijo; pero lo que parecía ser dos personas era una sola persona. ¡Vaya! ¿Lo
entendió usted? No se preocupe si no lo entendió, no hace falta. Esta nueva
teoría trinitaria‑unitaria es como uno de esos acertijos en las revistas
y periódicos: interesantes pero nada más.
¡Extraña
matemática!
Es interesante que,
aunque las dos teorías trinitarias son contrarias, ambas resultan en la misma
ecuación matemática: 1 + 1 + 1 = 1. Se pretende que cuando Tomás le dijo al
Mesías que le mostrara al Padre, y el Mesías le dijo: “Tanto tiempo que he
estado con ustedes y aun no me conoces; el que me ha visto a mí ha visto al
Padre,” el Mesías le estaba diciendo que él mismo era el Padre. Si eso es
correcto, entonces Yahwéh y el Mesías no son dos sino uno solo.
Pero
si usted estudia el pasaje de Juan 8:18 cuidadosamente, se dará perfecta cuenta
de que la matemática del Mesías es muy distinta de la de la teoría trinitaria;
él usó la verdadera matemática, en la que 1+1 es siempre 2. Note bien:
‘Entonces
los fariseos le dijeron: ‘Tú das testimonio acerca de ti mismo; tu testimomio
no es verdadero.’ (Los fariseos se basaban en la ley de Yahwéh sobre los
testimonios, que dice: “No se tomará en cuenta a un solo testigo... Sólo por el
testimonio de dos o tres testigos se mantendrá la acusación”. (Deut. 19: 1 S).)
“Yahoshúa
respondió y les dijo: ‘Aunque yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi
testimonio es verdadero;... porque no soy yo solo, sino YO Y EL QUE ME
ENVIO, el Padre. Y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres
es verdadero. Yo soy el que doy testimonio de mí mismo, Y EL PADRE QUE ME ENVIO
da testimonio de mí. " (Juan 8: 13 ‑ 1 S).
Las deidades mortales
En la mitología
griega y romana era común la muerte de los dioses. Aquiles, por ejemplo, murió
de un flechazo recibido en un talón. Así que si le pudiéramos decir a uno de
aquellos paganos romanos que el Todopoderoso del cielo, Yahwéh, murió en un
madero en Palestina, el pagano no tendría el menor reparo en aceptar eso como
un hecho.
Sin
embargo, la verdad es que el Todopoderoso Yahwéh no es en nada parecido a
aquellas deidades mitológicas de la era de la ignorancia. Yahwéh sencillamente
no puede morir. El profeta Habacuc dijo por inspiración: "¿No eres tú desde el principio, oh Yahwéh, Poderoso mío, Santo mío? Tú no
mueres”. (Habacuc 1:12. Reina-Valera traduce “No moriremos,” pero el hebreo
antiguo decía “tú no mueres”.)
La Versión Popular traduce: “mi Poderoso santo e inmortal;” la Nueva Bíblia Inglesa dice: “Tú eres inmortal”. La versión Reina‑Valera falla en captar el sentido de este pasaje, en el que los escribas cambiaron el texto hebreo para que
dijera “no moriremos” en lugar de “tú no mueres”. Para evitar usar la palabra
muerte en relación con Yahwéh.
La
conclusión es lógica e inevitable si nos atenemos honradamente a las Escritura
Inspiradas es esta: Si Yahwéh es un ser inmortal, no puede morir; entonces no
fue Yahwéh quien murió en el Gólgota, tuvo que haber sido un ser mortal. Ese
fue el hombre Yahoshúa, el Hijo unigénito de Yahwéh. ¿Quién fue él en realidad?
Conociendo al Padre y al Hijo
Las nuevas
explicaciones neo‑trinitarias pretenden ahora demostrar que cuando en los
Escritos Apostólicos (Nuevo Testamento) se habla del Padre, no se refiere a
otra persona distinta del Hijo sino al Hijo mismo; en otras palabras, el Padre
es Yahoshúa mismo. Hacen toda clase de maniobras lingüísticas para hacer
parecer como que las Escrituras dicen que Yahoshúa es aquel a quien se le llama
“el Padre”.
Vamos
a considerar ahora dos aspectos sencillos del tema: primero, lo que dice la Escritura sobre la
relación del Padre y el Hijo, y luego un análisis serio de los pasajes que el
neo-trinitarismo usa con pericia de cirujano para apoyar su idea de que
Yahoshúa es el Padre.
“Cuando
Yahoshúa llegó a la región de Cesaréa de Filipo, preguntó a sus discípulos:
‘¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?’ Ellos contestaron: ‘Algunos
dicen que Juan el bautista; otros dicen que Elíah, y otros dicen que Jeremíah o
algún otro profeta.’ ‘Y ustedes, ¿quién dicen que soy?’ Les preguntó. Simón
Pedro le respondió: ‘Tú eres el Mesías, el Hijo del Poderoso viviente’”.
¿Y
qué le dijo el Maestro? Acaso le dijo: "No, yo no soy el Hijo, yo soy el
Padre"? Al contrario: “Entonces Yahoshúa le dijo:’Dichoso tú, Simón, hijo
de Jonás, porque ningún hombre te ha mostrado esto, sino mi Padre que ESTÁ EN
EL CIELO” (Mat. 16:13‑17 Versión
Popular).
¿Se
da cuenta? Los hombres, mediante razonamiento humano, han llegado a toda clase
de conclusiones respecto al Maestro de Nazaret: la antigua herejía gnóstica
decía que Yahoshúa no era en verdad humano sino un espíritu puro disfrazado de
humano; ahora la nueva herejía unitaria dice que Yahoshúa no era el Hijo de
Yahwéh, sino Yahwéh mismo "disfrazado" de hijo. ¿Por qué no se acaba
de entender de una vez lo que los verdaderos adoradores han entendido siempre?
Hay una razón:
"En aquel tiempo Yahoshúa dijo:
‘Te alabo, Padre (¿con quién hablaba?), Soberano del cielo y de la tierra,
porque has mostrado a los sencillos las cosas que escondiste de los sabios y
entendidos. Sí, Padre, porque así lo has querido. Mi padre me ha entregado
todas las cosas, NADIE CONOCE REALMENTE AL HIJO, SINO EL PADRE; Y NADIE CONOCE
REALMENTE AL PADRE, SINO EL HIJO y aquellos a quienes el Hijo quiera darlo a conocer”. ‑Mat.
11:25‑27.
¡Qué
interesante! Cuando Simón le dijo al Maestro “Tú eres el Hijo”, el Maestro le
replicó: “Eso te lo ha mostrado mi Padre que está en el cielo”. Esto quiere
decir que Simón sí conocía realmente al Hijo porque el Padre se lo había
revelado; de modo que cuando dijo que aquel que estaba frente a él era el Hijo
de Uno que estaba en el cielo, estaba diciendo la verdad, porque la aprendió
nada menos que por revelación del Padre.
Hace
un tiempo oí a un neo‑trinitario explicar que en Efesios 3:14 la frase
“de nuestro Maestro Yahoshúa Mesías” fue añadida al texto por los traductores
pero que está ausente en los manuscritos más antiguos, en los que dice
solamente: “doblo mis rodillas ante el Padre”. Entonces procedió a citar otro
pasaje donde se dice que todos doblarán la rodilla ante Yahoshúa; y de esta
cirugía exegética concluyó el caballero, sin más ni más, que Yahoshúa es el
Padre. ¡Qué grandes descubrimientos pueden hacer los sabios!
Nosotros
no queremos tener nada que ver con declaraciones pseudo‑teológicas como
esas. El caballero presentó un testigo y lo hizo hablar como él quiso. Ahora
queremos presentar al lector una nube de testigos y dejaremos que hablen como
ellos quieran.
El testimonio del Mesías
mismo
* Mateo 20:23. “...el
sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me corresponde a mí darlo, sino que
se le dará a aquéllos para quienes mi Padre lo ha preparado”.
* Mateo 24:36. “En cuanto
al día y la hora, nadie lo sabe, ni aun los ángeles del cielo, ni el Hijo.
Solamente lo sabe el Padre”. (¿Cómo es posible que el Padre sepa algo que el
hijo no sabe si son la misma persona? Esto no sólo indica la diferencia entre
el Padre y el Hijo sino también la supremacía del Padre y las limitaciones del
Hijo).
* Juan 5:17. “Pero
Yahoshúa les dijo: "Mí Padre siempre ha trabajado, y yo también trabajo”.
(¿Ve usted aquí a un trabajador o a dos?).
* Juan 5:19. “Yahoshúa
les dijo: 'Les aseguro que el Hijo no puede hacer nada por su propia
cuenta; solamente hace lo que ve hacer al Padre. Todo lo que el Padre hace,
también lo hace el Hijo. 20 Pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que
hace... 21 Porque así como el Padre resucita a los muertos y les da vida,
también el Hijo da vida a quienes quiere dársela. 22 Y el Padre no juzga a
nadie, sino que le ha dado al Hijo todo el poder dejuzgar, 23 para que
todos den al Hijo la misma honra que dan al Padre. El que no honra al Hijo,
tampoco honra al Padre, que lo ha enviado. 26 Porque así como el Padre tiene
vida en si mismo, así también HA HECHO QUE EL HIJO TENGA VIDA EN SI MISMO... 30
Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta. Juzgo según el Padre me
ordena, y mi juicio es justo, pues no trato de hacer mi voluntad sino la
voluntad del Padre, que me ha enviado. 43 Yo he venido en nombre de mi Padre...
45 No crean que yo los voy a acusar delante de mi Padre; el que los acusa es
Moisés”.
* Juan 6:37. “Todos los
que el Padre me da vienen a mí; y a los que vienen a mí, no los echaré fuera.
38 Porque yo no he venido del cielo para hacer mi propia voluntad, sino para
hacer la voluntad de mi Padre, que me ha enviado. 57 El Padre que me ha
enviado tiene vida, Y YO VIVO POR ÉL;
De la misma manera, el que se alimenta de mí vivirá por mí”.
(¿Notó bien? El Hijo
recibe vida del Padre. Por eso es que uno es padre y el otro es hijo; de otro
modo no tendría sentido la relación. Yahoshúa nunca habló de su poder y
autoridad como posesiones inherentemente suyas. Siempre hizo claro que todo su
poder y autoridad le fueron dados por su Padre Yahwéh. Y de la misma manera que él vive
por el Padre, los suyos vivirán por él.)
* Juan 8:38. “Yo
hablo lo que mi Padre me ha mostrado, y ustedes hacen lo que su padre les ha
dicho... 40 Sin embargo, aunque les he enseñado la verdad que EL PODEROSO ME HA
ENSEÑADO, ustedes quieren matarme... 42 ... No he venido por mi propia cuenta,
sino que el Poderoso me ha enviado. 43 ¿Por qué no pueden ustedes entender mi
mensaje? Pues simplemente porque no quieren escuchar mi palabra. 50 Yo no
quiero que me honren, aunque hay ALGUIEN que quiere que se me honre, y él
juzga”.
* Juan 8:54. “Si yo me
honro a mí mismo mi honra no vale nada. Pero el que me honra es mi Padre, el
mismo que ustedes dicen que es su Poderoso”. (¿Quién era el Poderoso de los judíos?
Yahwéh, ¿verdad? Pues Yahoshúa está
diciendo que ese es su Padre.)
* Juan 10: 14, 15. “Yo
soy el buen pastor. Así como mi Padre me conoce a mí y yo conozco a mi Padre,
así también yo conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí”.
* Juan 12:49. “Y si
Yahwéh me apartó y me envió al mundo, ¿cómo pueden ustedes decir que lo he
ofendido porque dije que soy hijo de
Yahwéh?”
* Juan 12:49. “Porque yo
no hablo por mi propia cuenta; el Padre que me ha enviado me ha ordenado lo
que debo decir y enseñar. 50 Yo sé que el mandato de mi Padre es para vida
eterna. Así, pues, lo que yo digo, lo digo como el Padre me ha ordenado”.
* Juan 14:28. “...Si de
veras me amaran, se habrían alegrado al saber que voy al Padre, porque ÉL ES
MÁS QUE YO”.
* Juan 17:4,5 “Yo te he
glorificado aquí en el mundo, pues he terminado lo que me mandaste hacer.
Ahora, pues, Padre, dame en tu presencia la misma gloria que yo tenía contigo
desde antes que existiera el mundo. 6
A los que escogiste del mundo para dármelos, les he
hecho saber quién eres.. 7 Ahora saben que todo lo que me diste viene de ti; 8
pues les he dado el mensaje que me diste, y ellos lo han aceptado. Se han dado
cuenta de que en verdad he venido de ti, y han creído que tú me
enviaste”.
El testimonio de los apóstoles
Con el testimonio
del Mesías mismo en cuanto a quién es él y quién es el Padre debería ser
suficiente; pero como hay quienes aún parece que no le creen, vamos a ver si a
los apóstoles les creen:
* Romanos 1:9. “Yahwéh, a
quien yo sirvo con todo mi corazón anunciando el mensaje de su Hijo, es
testigo de que continuamente los recuerdo en mis oraciones”.
* Romanos 15:6.
"Para que todos juntos, a una sola voz, alaben al Poderoso y Padre de
nuestro Maestro Yahoshúa Mesías”.
* 1 Corintios 11:3 “Pero quiero
que entiendan que el Mesías es cabeza de cada hombre, y que el esposo es cabeza
de su esposa, así como Yahwéh es cabeza del Mesías”.
(¿Qué significa el
que el hombre sea cabeza de su esposa? ¿No es que el hombre tiene autoridad
sobre su esposa en el arreglo divino? Pues así Yahwéh tiene autoridad sobre el Mesías,
por ser su Padre).
* l Corintios 15:24.
“...Entonces vendrá el fin, cuando el Mesías derrote a todos los dominios,
autoridades y poderes, y entregue el reino al Poderoso Padre... 7 Porque Yahwéh
lo ha sometido todo debajo de sus pies. Pero cuando dice que todo le
ha quedado sometido, es claro que esto no incluye a Yahwéh mismo, ya que Él
es quien le sometió todas las cosas. 28 Y cuando todo haya quedado sometido
al Mesías, entonces el Mesías, que es el Hijo, se someterá a Yahwéh, que
es quien sometió a él todas las cosas. Así, Yahwéh será todo en todo”. (¿Podría alguien quererlo más claro?)
* Gálatas 1:1 "Yo,
Pablo, soy un apóstol, no enviado ni nombrado por los hombres, sino por Yahoshúa el Mesías mismo Y
POR YAHWEH EL PADRE, que lo resucitó... 3 Que Yahwéh. nuestro Padre y el
Maestro Yahoshúa Mesías DERRAMEN [plural] su gracia y su paz sobre ustedes”.
* Colosenses 1:15.
"El Mesías es la imagen visible de Yahwéh, que es invisible; es su Hijo
primero, anterior a todo lo creado. POR MEDIO DE ÉL, YAHWÉH CREÓ TODO lo que
hay en el cielo y en la tierra”.
* 1 Pedro 1:16. "Si
ustedes llaman 'Padre' a Yahwéh, que juzga a cada uno ... 18 Pues Yahwéh los
ha salvado a ustedes ... 19 con la sangre preciosa del Mesías”.
¿Quién es el Anti‑Mesías?
* l Juan 1:3. "Les
anunciamos, pues, lo que hemos visto y oído, para que ustedes estén unidos con
nosotros, como nosotros estamos unidos con el Padre y con SU HIJO Yahoshúa
el Mesías. "
* l Juan 2:1 "Si
alguno comete pecado, tenemos un abogado ante el Padre, que es Yahoshúa el
Mesías”.
* 1 Juan 2:1. “¿Quién es
el mentiroso? Precisamente el que dice que Yahoshúa no es el Mesías. Ese es el
enemigo del Mesías [anti-Mesías], pues niega tanto al Padre como al Hijo. 23
Cualquiera que niega al Hijo tampoco tiene al Padre; pero el que se declara a
favor del Hijo, tiene también al Padre. 24 Por eso, guarden ustedes en su
corazón el mensaje que oyeron desde el principio; y... también ustedes
permanecerán unidos con el Hijo y con el Padre”. [Todavía 1+1=2]
* l Juan 4:14,15. “Y
nosotros mismos hemos visto y declaramos que EL PADRE envió a SU HIJO para
salvar al mundo. 15 Cualquiera que reconoce que Yahoshúa es EL HIJO de
Yahwéh, vive en Yahwéh y Yahwéh en él”.
* 2 Juan 3. “Que Yahwéh el Padre, y Yahoshúa
Mesías, HIJO DEL PADRE, [1+1=2] derramen [plural] su gracia sobre ustedes”.
¿A quién hay que adorar?
El Gran maestro nos
enseña claramente a quién hay que adorar como nuestro Poderoso, al mismo a
quien él adoraba, como judío que era:
- El Mesías adoraba al Padre:
“Llega la hora en
que ustedes adorarán AL PADRE sin tener que venir a este monte ni ir a
Jerusalem. 22 Ustedes [los samaritanos] no saben a quién adoran; pero nosotros
[los judíos] sabemos a quién adorarnos, pues la salvación viene de los judíos.
23 Pero llega la hora, y es ahora mismo cuando los que de veras adoran al Padre
lo harán de un modo verdadero, conforme al Espíritu del Poderoso. Pues el Padre
quiere que así lo hagan los que lo adoran”. (Juan 4:21‑23)
“Y la vida eterna
consiste en que te conozcan a ti, el ÚNICO PODEROSO VERDADERO, y a
Yahoshúa Mesías, a quien tú enviaste”. (Juan 17:3)
- Los apóstoles adoraban al Padre:
“Pues aunque en el cielo y en la tierra
existan esos llamados poderosos y en ese sentido hay muchos poderosos y muchos
soberanos, 6 PARA NOSOTROS NO HAY MAS QUE UN SOLO PODEROSO, EL PADRE,...
Y hay también un solo soberano, Yahoshúa el Mesías (l Cor. 8: 5,6). [Uno más
uno = dos personas; pero uno de ellos es nuestro Poderoso y el otro es nuestro
soberano, es decir, nuestro rey].
La prueba de fuego
Hay un par de
pasajes en el Nuevo Testamento tocante a los cuales deseamos extender una
amistosa invitación a los amigos que creen en la teoría trinitaria. Si esos dos
pasajes apoyan su idea de la trinidad, tienen una victoria. Pero si no, los
invitamos a apegarse a la verdad de las Escrituras Inspiradas. He aquí los
pasajes; vamos a citarlos, pero usted puede leerlos en su propia Biblia:
“El Poderoso de
Abraham, de Isaac, y de Jacob, el Poderoso de nuestros padres..”. [Un momento;
hagamos un paréntesis: ¿Quién es ese Poderoso? En Éxodo 3: 15 se identifica
como “Yahwéh, el Poderoso de vuestros padres.]... “ha glorificado a SU HIJO
YAHOSHÚA, al cual vosotros entregasteis”. (Hechos 3:13 VRV).
¿Se
da cuenta de lo que dice aquí? Pedro está diciendo que el Poderoso de Abraham
(o sea, Yahwéh) envió a SU HIJO YAHOSHÚA. Entonces el Poderoso de Israel tiene
un Hijo que se llama Yahoshúa. Además, en el capítulo 2:32 dice que "a
este Yahoshúa lo resucitó Yahwéh," y en el verso 36 dice que “a este
Yahoshúa a quien vosotros ejecutasteis, YAHWÉH lo ha hecho Soberano y Mesías”.
En
el capítulo 4:24‑27, los apóstoles oran al Omnipotente y lo invocan así:
"Soberano Yahwéh tú eres el Poderoso que hizo el cielo y la tierra”. [¿A
quién se referían, al Padre o al Hijo?] “Los príncipes se juntaron en uno contra
Yahwéh y contra su ungido. Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad
contra tu santo Hijo Yahoshúa, a quien tú UNGISTE”.
¿Se
da cuenta? El Padre mencionado aquí es Yahwéh. Y si Yahoshúa fuera Yahwéh, como
dicen los unitarios, entonces ¿quién es el Ungido? Pedro, por inspiración,
evita toda confusión: Yahwéh es el Padre, y Yahoshúa es su Hijo, el Ungido, es
decir, el Mesías. De manera que es claro que en la mente de los apóstoles no
existía esa idea de que Yahwéh y Yahoshúa, o sea, el Padre y el Hijo sean la
misma persona. Ellos hacían una distinción clara y precisa entre los dos.
Y
no solo eso; si los que saben un poco de griego hubieran cotejado esos pasajes
con el texto original, habrían sabido que en esos dos textos no se le llama a
Yahoshúa “Hijo” (aunque en otros pasajes sí) sino que se le llama
"Siervo" de Yahwéh. La palabra griega en este caso es paidós,
y en la moderna Versión Popular, como
en muchas otras, se ha traducido como “Siervo”.
Si
estos pasajes no convencen a los neo‑trinitarios de que Yahwéh y Yahoshúa
no son la misma persona, sino que Yahwéh es el Padre y Yahoshúa es el Hijo, o
Siervo Ungido, entonces empezamos a albergar serias dudas en cuanto a la honestidad
teológica de estas personas. Porque cualquiera que lea esos pasajes sin
prejuicios puede ver que contradicen radicalmente las teorías unitarias.
Textos que malinterpretan los unitarios
Juan 14:9 ..”.El
que me ha visto a mí, ha visto al Padre”.
De aquí, sin más ni
más, concluyen los unitarios que aquel que estaba hablando con Tomás era el
Padre mismo. Cometen el mismo error que cometieron los padres de Sansón, que
vieron aun ángel, mensajero de Yahwéh, y oyeron la voz de Yahwéh hablar por la
boca de aquel ángel, y creyeron que aquel ángel era Yahwéh mismo.
Si
aquel ángel era Yahwéh, y si el Maestro que hablaba con Tomás era Yahwéh,
entonces hay una colosal contradicción en la Biblia; porque aquel mismo Maestro dijo también:
"A Yahwéh nadie lo vio JAMÁS, el unigénito HIJO, que está en el seno del
Padre, él le ha dado a conocer”. ¿Se da cuenta? Al Padre nadie lo ha visto
JAMÁS, sin embargo, al Maestro de Nazaret lo estaban viendo miles de personas.
Pero
¿cómo se explican sus palabras en Juan 14:9? Fácilmente. El mismo las explicó
más adelante, en el verso 10: “Las palabras que yo os hablo no las hablo por mi
propia cuenta, sino que el Padre que mora en mi, él hace las obras”. Así que la
explicación es que el Padre moraba en Yahoshúa, no en el sentido que le dan los
metafísicos como si Yahoshúa fuera una encarnación de Padre, sino en el sentido
bíblico de una presencia espiritual. Si esto significa que eran la misma
persona, entonces el espíritu santo y nosotros somos una misma persona, porque
en 1 Corintios 3:16 dice que el espíritu santo “mora en nosotros”. No, amigo
lector, lo único que estas palabras pueden lógicamente significar es que el
Padre hablaba y actuaba en el Maestro de Nazaret, y por eso ver al Maestro era
como ver al Padre, tanto era el parecido. Se trata de parecido, no de
identidad. Como cuando ahora una persona dice de un niño: “Ese niño es el mismo
padre;” y todo el mundo sabe que lo que se quiere decir es que son muy
parecidos.
Juan 10:30. Este es otro bastión de la teología unitaria, "Yo y el Padre
somos uno. " Pero lo que no le dicen a usted los teólogos unitarios es que
en el lenguaje bíblico, cuando se dice que dos personas son una lo que
significa es que actúan unidas.
¿Desea
ver un ejemplo de esto? Juan 17:2 1: "Para que todos sean uno; como tú, oh
Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros... para que
sean uno así como nosotros somos uno”. Ahora bien, ¿qué quiso decir el Maestro?
¿Que no habrían muchos discípulos sino uno solo, o más bien que sus discípulos
estarían en armonía así como el Padre y el Hijo están en armonía? Observe qué
excelente traducción de ese pasaje nos ofrece la Nueva Biblia
Española:
“Que
sean todos uno, como tú, oh Padre, estás conmigo y yo contigo; que también
ellos estén con nosotros... Yo les he dado a ellos la gloria que tú me diste,
la de ser uno como lo somos NOSOTROS, yo unido con ellos y tú conmigo, para que
queden realizados en la unidad”.
Amigo
lector, esto no es interpretación de hombres ni imaginación de teólogos; es la
propia interpretación que le dio el mismo Mesías a sus palabras. Además, usted
sabe que cuando el Creador dijo que el hombre y la mujer serían uno en el
matrimonio no quiso decir que serían literalmente una sola persona, sino que
estarían unidos por un vínculo sagrado.
¿Dos Yahwéhs en las Escrituras?
En esta sección
contestamos a los que dicen que en las Escrituras Hebreas se habla de dos
Yahwéhs. Siempre nos hemos preguntado cuál es la intención de esa enseñanza.
Tiene que haber una intencionalidad en esa declaración cuando se le da tanto
énfasis en algunos sectores de la cristiandad. Algunos lo que pretenden es
demostrar que Yahoshúa preexistió, pero hay otras manera de demostrar eso.
Otros pretenden demostrar que Yahoshúa era un ser divino. No hay que hablar.
¿Por qué insistir entonces en una declaración tan contradictoria y extraña a
las Escrituras?
Para
mostrarnos que hay dos Yahwéhs, una persona nos citó una vez Génesis 19:24, que
dice en la versión Reina‑Valera: “Entonces
[Yahwéh] hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de
[Yahwéh] desde los cielos”.
Partiendo
de esa expresión concluyó él que en este pasaje se mencionan dos Yahwéhs, uno
en el cielo y uno en la tierra. La idea es que antes de que el Mesías naciera
en la tierra existía en el cielo como el “Todopoderoso Yahwéh Hijo”, y siendo
que su Padre es Yahwéh, entonces hay dos Yahwéhs.
Le
explicamos al hermano que ese pasaje no prueba nada porque es claro que esa
expresión es un hebraísmo, y simplemente significa que Yahwéh hizo llover fuego
del cielo. Hay múltiples ejemplos de ese hebraísmo en las Escrituras, pero unos
pocos ejemplos bastarán para demostrarlo.
* Ezequiel 11:24 “Luego me levantó EL ESPIRITU y me volvió a llevar
en visión DEL ESPÍRITU del Poderoso”. (Cabe preguntar entonces: ¿Cuántos
Espíritus Santos hay?)
* Éxodo 24:1 “Dijo YAHWEH
a Moisés: Sube ante YAHWEH tú y Aarón” (¿Diría usted que hay dos Yahwéhs en
este pasaje? El problema es que, si los había, estaban los dos en la tierra al
mismo tiempo ante Moisés).
* Oseas 1:5,7 "Y le
dijo [YAHWEH]: ... los salvaré por YAHWEH su Poderoso. " (¿Todavía no se
dan cuenta de que se trata de un hebraísmo y que solo hay una persona hablando
de sí misma?)
* Zacaríah 10:12 “Y yo los fortaleceré en YAHWEH... dice YAHWEH. " (Si todavía cree
usted que este lenguaje significa que hay dos Yahwéhs prepárese para una
sorpresa:)
* l Reyes 8:1 (Hebreo):
" Entonces SALOMÓN reunió ante el rey SALOMÓN en Jerusalem a los ancianos de
Israel”.
(Si lo quiere en
hebreo: Az yajel Shelomóh
etziknéy... el-hamélek Shelomóh Yerushaláim.) ¿Cuántos Salomones hay
en este pasaje?)
* 2 Crónicas 8:2.
“Salomón también reedificó las ciudades que Huram le había dado a Salomón”. (Aquí
otra vez la versión Reina‑Valera eliminó el Segundo Salomón, pero está en
el texto hebreo). (De nuevo, ¿cuántos Salomones hay?)
* 2 Crónicas 11:1.
"Cuando vino Roboam... reunió... hombres. .. para hacer volver el reino a
Roboam. " (Aún en la Reina-Valera
están los dos Roboam. ¿Cuántos Roboam había reinando en Judá en ese momento?)
Ahora bien, si no
usted está dispuesto a aceptar que esto es un hebraísmo, tendrá que concluir
que había DOS SALOMONES en Israel, uno congregando a los ancianos delante del
otro; y dos Roboam al mismo tiempo sobre Judá. ¿Suena tonto? Entonces, estimado
lector, no hay manera de escapar al hecho de que existe un modismo hebreo en
este tipo de expresiones, y que estas frases sobre Salomón y sobre Roboam son
idénticas a la de Génesis 19:24.
Fíjese
si es claro para los traductores que se trata de un modismo, que en la versión
Reina‑Valera, en vez de mencionarse a Salomón dos veces, se traduce:
“Entonces Salomón reunió ANTE SI en Jerusalem... (etc.)” Es que precisamente
ese es el sentido de la frase. Pues así también en Génesis 19:24 debería
traducirse: “Y Yahwéh hizo bajar azufre y fuego desde su presencia en el
cielo”. Por eso versiones más cuidadosas, como la Versión Popular,
traducen: “Yahwéh hizo llover fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra”. De esta
manera evitan la confusión causada por la traducción de versiones como la de
Reina‑Valera.
Además,
el mayor de los mandamientos dice: “Oye Israel, Yahwéh nuestro Poderoso es un
sólo Yahwéh”. (Versión Moderna). La expresión "un solo" es
traducción del hebreo ejad Pero como
también la teoría trinitaria dice que esta palabra indica pluralidad, al igual
que elohim, trataremos esto en
capítulo aparte.
El
Enigma de la Trinidad
Capítulo 4
Análisis de la
palabra “ejad”
La teoría trinitaria que dice que Yahwéh es una “Deidad
compuesta” se basa en una doble premisa: 1) que el término hebreo elohim es un plural numérico, y 2) que la
palabra hebrea ejad no significa "uno" sino una unidad
compuesta. Se reclama que ejad no
significa "uno como entidad singular sino como entidad plural
compuesta," mientras que yajid significa "uno" con el
sentido de una entidad singular.
Cuando
uno compara este argumento con la manera en que se usan las dos palabras en las
Escrituras Hebreas se hace evidente que eso es una falacia. No está apoyado por
las Escrituras, sino solamente por un deseo honesto de defender el dogma romano
de la Trinidad.
Coteje los siguientes pasajes por usted mismo y vea si ejad
no significa una entidad, única, singular, simple.
Usos de ejád
en las Escrituras:
1. Como uno entre varios otros:
Gén. 2: 11 ‑ el nombre del uno era
Pishón. (Heb.)
Gén. 2:21 ‑ una
de las costillas del hombre. (NIV)
Gén. 3:22 ‑
llegar a ser como uno de nosotros.
Cant. 4:9 ‑
con una mirada de tus ojos.
2. Como artículo indefinido:
Éxo. 29:1 ‑ toma un
toro joven.
Éxo. 29:3 - pon los en una
canasta.
1 Rey. 22:8 ‑ Hay aún un
hombre.
3. De algo único en su propia clase:
Gén. 27:3 8 ‑ ¿Tienes una
sola bendición, padre mío?
Gén. 42:11 ‑ Somos hijos
de un mismo hombre.
Sal. 27:4 ‑ Una cosa
he pedido a Yahwéh.
Sal. 53:3 ‑ ...quien haga
el bien, ni aún uno.
Ecl. 2:14 ‑ la misma
suerte les tocó.
Ecl. 3:19 ‑ todos tienen un
mismo aliento.
Cant. 6:9 ‑ Mi perfecta es
única la única hija.
4. De un hombre solo (solitario):
Ecl. 4:8 ‑ Había un hombre
solo.
Ecl. 4:11 ¿Cómo puede un hombre
calentarse solo?
Mal.
2:10 ‑ ¿No tenemos todos un mismo Padre... un mismo Elohim?
5. De uno en contraste con muchos:
Isa. 51:12 ‑ Abraham...
era sólo uno.
6. Como el adverbio "solo":
Jos.
22:20 ‑ no fue el único que murió [Lit.: no sólo él murió].
Ecl.
4:10 ‑ Pobre del solo. [Heb. Pobre del que es él solo]
1
Crón. 29:1 ‑ Sólo a Salomón ha escogido.
7. Como un numeral consecutivo:
Jos.
12:9‑14 ‑ el rey de Yerikó uno... uno... uno. Etc.
Usos de yajid:
1. Como alguien único en su clase: (sinónimo
de ejad en No. 3)
Gen
22:2 ‑ Toma a tu hijo, tu único hijo.
Jer. 6:26 ‑ Llora como un
hijo único.
Zac.
12:10 ‑ Como se llora por un hijo único.
Prov. 4:3 ‑ un único
hijo de mi madre.
2. Como adjetivo:
Sal.
25:16 ‑ Estoy solo y afligido.
Sal.
68:4 ‑ Elohim pone al solo en familias.
3. Como adverbio: (sinónimo de ejad en No.6)
Job
34:29 ‑ está... sobre un hombre solamente. (H)
Sal. 86: 10 ‑ Tú solo
eres Elohim.
4. Como un verbo: (unirse)
Gen.
49:6 ‑ que no me una a la asamblea.
Isa
14:20 ‑ No te unirás a ellos en sepultura.
Con esta evidencia
interna de las Escrituras, es perfectamente sano concluir que cuando
Deuteronomio 6:4 dice "Yahwéh nuestro Poderoso en Un Yahwéh,"
significa exactamente que Yahwéh es Uno, Único, Singular, Solo, Absoluto,
Simple, no compuesto. A esto podemos agregar que la pluralidad del título común
elohim no es una pluralidad
numérica, como demuestra el
gramático hebreo Gesenio, y como hemos demostrado en nuestro folleto sobre la
palabra Elohim.
Ante
el argumento de algunos teólogos de que en aquellos tiempos el plural de
majestad no estaba en uso, preguntamos: ¿En qué sentido los cananeos llamaban a
Baal su "elohim"? En qué sentido llamaban "elohim" a la
deidad femenina Astarté? Consideraban ellos a Baal una deidad Tres‑en‑uno?
Y también a Astarté como otra deidad femenina Tres‑en‑uno? Toda la
evidencia está en contra de eso. Baal era considerado como una deidad sencilla,
"el Señor del cielo"; y, sin embargo, se lo llama "elohim"
en las Escrituras. Esto muestra claramente que el escritor usó esta palabra
como un adjetivo intensivo, o como un plural de majestad. En cada caso el
significado es "el Poderoso”.
El
dogma romano‑babilónico de la
Trinidad, en el cual varias personas componen una
"deidad uni-plural" es simplemente anti-bíblico. No importa cuántas
personas estén incluidas en esa deidad, sean dos o tres; no hay diferencia. El
hecho que hace falsa esa teoría no es el número de personas envueltas, sino la
idea de que hay más de una persona incluidas en la Deidad. Pablo dijo
claramente: "Para nosotros no hay más que un solo Poderoso, el
Padre," (1 Cor. 8:6).
Sin
ánimo de ofender, el "Dios compuesto" del dogma trinitario (o aun del
credo “diunitario” es simplemente una deidad imaginaria, una imitación del
verdadero Todopoderoso. Ese no es el Poderoso que adoró Yahoshúa como su
Poderoso (Jn. 20:17). Ese no es el
Poderoso Uno y único adorado por la comunidad apostólica primitiva (1 Cor.
8:5,6). El único Poderoso verdadero es el Padre de Yahoshúa; una sola persona:
EL PADRE. No negamos que el Mesías sea
divino, pero esto es diferente del dogma trinitario y lo explicamos en
capitulo aparte.
Ahora,
veamos lo que dice un Comentario Judío Ortodoxo sobre la palabra ejad.
"Él
es Uno porque no hay otro Elohim que él; pero también es Uno porque es
completamente distinto a todo lo demás que existe. Él es por lo tanto no
solamente Uno, sino el Solo y Único Elohim... Por lo tanto, a él solamente es
correcto orar, y no a ningún otro ser fuera de él. La creencia de que Elohim se
compone de varias personalidades, tal como la creencia cristiana en la Trinidad, se aparta de la
pura concepción de la Unidad
de Elohim. Israel ha rechazado a través de las edades todo lo que opaque u
oscurezca la concepción del monoteísmo puro; antes que admitir cualquier
debilitamiento de éste, los judíos han estado preparados a vagar, a sufrir, a
morir...El Shemá excluye la
Trinidad del credo cristiano como una violación de la Unidad de Elohim. "
(Edición Soncino de la Torah,
páginas 770 y 92l).
El
Enigma de la Trinidad
Capítulo 5
¿Una deidad femenina‑masculina?
Nos mueve a escribir
este capítulo el haber estudiado los folletos de una Escuela de Metafísica en la Florida. Según
ellos Yahwéh es el Padre, Elohim es el Hijo, y Yahoshúa es el espíritu santo.
Dicen, además, que Yahwéh es masculino
y femenino a la vez. ¡Hay que ver cómo les gusta a algunos confundir las cosas!
En
cuanto a que haya tres personas en la supuesta trinidad, ya nos hemos ocupado
de eso en otra sección. Ahora estas personas recurren otra vez a Juan
1:10 para decir que Yahoshúa es el Todopoderoso Yahwéh. Cualquiera que
conozca un poco de hebreo se da cuenta de que la base del argumento trinitario
es muy débil cuando se basa en pasajes como este. En primer lugar, ahí hay un
error claro de traducción en la versión King
James (y en la Versión Reina‑Valera), pero hay otras versiones que lo
tienen correcto. "The world was made by him" (el mundo fue hecho por
él) es una traducción errónea del griego "día". "Día"
significa "por medio de" (through) como instrumento. En la New American
Standard Version, una traducción
afamada como más exacta que la anticuada King James, dice: "the world was
made through him”. "Through" quiere decir que algún otro lo hizo
"a través de él", o sea, usándolo a él como medio. Confirmando esto, la Versión Popular traduce: "Dios hizo el mundo por
medio de él”. Aunque la palabra "Dios" aquí fue añadido por los
traductores, ese es el verdadero sentido del griego.
Lo
que sucede es que estas personas no conocen los originales hebreosy griegos y
tal parece como si creyeran que la
Escritura fue inspirada en Inglés, y por lo tanto no saben lo
que dicen. Traducir el griego "ho kósmos di'autoú egéneto" como
"the world was made by him" (el mundo fue hecho por él) es un error
que los traductores modernos están
corrigiendo ahora en las
nuevas traducciones.
Sí,
el "Verbo" o la "Palabra" estaba presente en la creación, y
él era el "Obrero Maestro" que Yahwéh usó para realizar la creación,
según Proverbios 8:30. Pero en el verso 22 dice que esa Palabra o
"Sabiduría" fue producida o engendrada o creada por Yahwéh. Que la
traducción correcta del verso 22 es "Yahwéh me creó" lo demostramos
en el capítulo sobre la palabra qanáh.
El
único pasaje que habla del espíritu santo como si fuera una persona es 1
Juan 5:7, y el que use ese pasaje para apoyar tal doctrina demuestra
que no está al día con el conocimiento de las Escrituras. Ese pasaje no estuvo
en la Escritura
sino hasta después del siglo 5 después de Yahoshúa. En los manuscritos arameos
no está esa frase de "tres son los que dan testimonio en el cielo, el
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”. Esa frase fue añadida a los manuscritos
GRIEGOS de después del siglo 5. En la Versión Peshita
ARAMEA no está, ni en ninguno de los manuscritos griegos del siglo cuarto.
(Ellos dicen que Juan no era griego y que no hay que citar el griego, sin
embargo, el pasaje que ellos citan ESTÁ EN UN TEXTO GRIEGO TARDÍO. En los
manuscritos ARAMEOS, que son mucho más antiguos que los griegos, no está esa
frase.)
En
l Corintios 2:10‑12 se enseña que el espíritu de Yahwéh es
para Yahwéh lo que espíritu del hombre es para el hombre. Su espíritu no es
otra persona sino parte de usted mismo. Así el espíritu de Yahwéh no es otra
persona fuera de él sino parte de él mismo, su mente. Esto se hace claro en el
verso 16, donde Pablo dice que nosotros tenemos "la mente del Mesías”.
¿Cómo es posible que tengamos "la mente del Mesías”? El se refiere al
espíritu que nos dio el Mesías, el espíritu santo.
Ahora
bien, dicen ellos que Yahwéh es masculino y femenino a la vez, y que la
"a" de su nombre viene de Adam, lo que lo hace masculino, y la
"e" viene de Eva, lo que lo hace femenino. En cuanto a lo de la
"e" y la "a" en Yahwéh, estas personas están en un error
doble. Primero, no es la "e" sino la "a", y al final, la
que indica el sexo femenino de una palabra hebrea, y solamente si termina en
"he" (h). Como por ejemplo "Sarah" (princesa), de
"Sar" (príncipe). La "e" indica el masculino, si está al
final de la palabra. Si el Nombre fuera "Yahwah" sería femenino, igual
que "Sarah". Pero al ser "Yahwéh" es masculino.
"Yahoshúa" no es femenino porque no termina en "h" sino en
la "ayin" hebrea. Pero la palabra hebrea para "salvación",
Yeshuáh, es femenina.
El
segundo error: "La 'a' en Yahwéh viene de Adam y la 'e' viene de Eva”.
¡Otra vez estas personas se creen que el inglés vino del cielo. Miren, en
hebreo el nombre de Eva no tiene ninguna "e". "Eva" es una
transliteración de la forma GRIEGA en la Versión Septuaginta. Si estas personas se tomaran
la molestia de cotejar el HEBREO, o si no le ocultaran la verdad a la gente,
sabrían que en el texto hebreo el nombre de la mujer de Adam es
"Hawah" y su esposo es
"Adam". No hay ninguna "e" en ninguno de esos nombres. La única vocal presente
en ambos nombres es la "a". Estos metafísicos obviamente desconocen
los textos hebreos. Lo único que indica sexo en las palabras hebreas es la
terminación de la palabra, y la terminación femenina es "ah”. Igual que en
español, que "Pedro" es masculino y "Petra" es femenina.
Esto es fácil de ver para los de habla
hispana, pero en algunos otros
idiomas no se ven claramente estas cosas porque son deficientes en esas
diferencias de género, y casi todas sus palabras son asexuales. Para hacer que
"Adam" sea femenino usted tiene que escribir "Adamah". Esa
es precisamente la palabra hebrea que significa "arcilla”.
Recuerde
que esas personas están predispuestas por sus ideas metafísicas que le enseñan
a la gente a olvidar la realidad, porque para ellos nada es como parece ser. En
Éxodo 15:3 dice que "Yahwéh es un VARÓN de guerra. "
Siempre, SIEMPRE se le da a Yahwéh el pronombre "él", nunca, NUNCA se
le llama "ella". Si lo que estas personas quieren es tener un dios
"bisexual" tendrán que ir a buscarlo en otra parte pero no en las
Escrituras Hebreas. En estas, Yahwéh es siempre un "él" no una
"ella”. Si una mujer tiene relaciones sexuales con otra mujer la acusan de
lesbianismo, sin embargo, esa misma gente dice que el espíritu santo (que ellos
enseñan que es hembra) dejó encinta a Miryam, y a eso no lo llaman lesbianismo.
Hay que cuidarse de la corrupción a la que esa mentalidad puede llevarnos.
Si
fuera verdad que Yahwéh es masculino y femenino a la vez, entonces no tendría
ningún derecho de condenar a los homosexuales como lo hace. Entonces un hombre
tendría también derecho a ser macho y hembra a la vez. Todo eso es ridículo,
absurdo y sin sentido. No hay nada malo en no saber hebreo, y no saber hebreo y
decir "yo no sé" es correcto, honesto y lógico. Pero lo incorrecto
es, decir "yo sé", sin saber lo que se está diciendo. Hablamos con
este atrevimiento porque nos indigna ver cómo algunas personas se amparan
detrás de un supuesto conocimiento del hebreo para decir semejantes
barbaridades. Después de leer esos folletos nos damos cuenta de la sutileza del
espíritu del error. El hecho de que esas personas usen los nombres sagrados los
hace más peligrosos, porque tienen una apariencia de verdad; pero su doctrina
es radicalmente contraria a la Escritura. Esas personas se basan en conocimiento
humano, en interpretaciones metafísicas y esotéricas que son contrarias a la Escritura Inspirada.
Pero si usted es un estudiante profundo de las Escrituras Inspiradas, usted
sabe mejor que eso. No se dejará engañar por el falso conocimiento
El
Enigma de la Trinidad
Capítulo
6:
Yahoshúa, "el principio de la creación"
En
Revelación 3:14 el Mesías glorificado se autodenomina "el principio de la
creación de Elohím”. Esta aseveración se ha interpretado de dos modos distintos
por los estudiantes de la
Biblia, 1) según unos, significa que el Mesías fue el primer ser
creado por Yahwéh; y 2) según otros, significa que el Mesías fue el originador
o "iniciador" de la creación.
Para
apoyar el segundo punto de vista la Nueva Versión Internacional ha traducido la palabra
griega arjé como “el iniciador” en inglés (beginner), y como "el
soberano" en la versión española, en lugar de “el principio”. De modo que
ahora los estudiantes de las Escrituras que usan esa traducción no tendrán duda
de que las Escrituras NO dicen que el Mesías fue creado por el Todopoderoso
Yahwéh.
Pero
la pregunta es, ¿está justificada esa traducción? Parece que en la mente de los
estudiantes de las Escrituras el concepto de ser creado conlleva siempre la
idea de inferioridad. Otro concepto que acompaña a éste es la idea de que un
ser creado no puede ser creador porque para ser creador uno tiene que ser
increado, no-derivado.
Ahora
bien, contéstese esta pregunta: Yahoshúa dijo que todo le fue dado, que todo
poder le fue dado, aun el tener vida en sí mismo le fue dado (Juan 5:26), y del
mismo modo, el poder de crear le tiene que haber sido dado; pero ¿como se le
pudo haber dado algo si él era increado, inderivado, todopoderoso en sí mismo.
¿No le parece esto contradictorio? Ciertamente lo es.
Sin
embargo, la verdad no tiene que parecer contradictoria. Nos dirigimos a
personas de mente abierta que aman la verdad. Si tienen paciencia les vamos a
organizar la evidencia bíblica que tenemos para declarar que el Mesías fue, no
sólo la más elevada y más sublime producción de su Padre Yahwéh, sino que de
hecho fue su ÚNICA CREACIÓN. Tal vez las palabras "creación" y
"creado" no son los mejores términos en nuestro idioma para expresar
estos conceptos, porque de alguna manera “crear” tiene la connotación de
producir algo de la nada, y ese no parece ser el caso con el Mesías.
Permítanos
recordarle que en el idioma hebreo hay dos palabras que expresan la idea de
"creación," una es bará, y la otra es qaná. La palabra bará
generalmente significa crear de la nada (aunque hay excepciones, como en
Génesis 1:27, donde la palabra bará implica creación, pero no
necesariamente de la nada. Véase más sobre esto en el capitulo "La palabra
qanití " Ese capitulo aclara por
qué es incorrecto traducir qaná como
"poseer" como lo tienen las versiones tradicionales.
¿Quién fue "el obrero maestro"?
Todos estamos de
acuerdo en que al Mesías se le llama "el Verbo" o "la Palabra" en las
Escrituras. Nadie entiende por eso que él fuera una "palabra" en el
sentido literal del término. El término "palabra" aplicado a él
significa que él fue el vehículo que usó el Todopoderoso Yahwéh para crear
todas las cosas, y para comunicarse más tarde con sus creaturas inteligentes.
Parafraseando la primera declaración del Génesis, Juan dice que "El estaba
en el principio con el Poderoso; todas las cosas se hicieron por medio de
él" (Juan 1: 1‑3). Así que aquella “palabra” era una persona
mediante la cual el Todopoderoso escogió realizar su creación.
En
el mismo modo de hablar, a esa persona se le llama "la sabiduría" en
el libro de los Proverbios, especialmente en el Capítulo 8. Ahora bien, en ese
capitulo, verso 22, la
Sabiduría personificada dice: “Yahwéh me poseía en el
principio de su camino”. La mayoría de los teólogos, comentadores bíblicos y
estudiantes de las Escrituras, concuerdan en que esta sabiduría
"poseída" por Yahwéh en el principio es un símbolo del Mesías como
Hijo de Yahwéh. Esto no es una simple invención cristiana, como algunos lo
etiquetan; tenemos los escritos de los antiguos rabinos y eruditos judíos de la
antigüedad quienes entendieron este pasaje de la misma manera.
Desafortunadamente,
la palabra qaná se traduce
erróneamente en este pasaje en algunas versiones como “poseía”. Si usted coteja
las mejores y más eruditas versiones en inglés, estas le darán una traducción
más correcta del término:
Revised
Standard Version: “created me..”.
An
American Translation: “formed me..”.
The
New English Bible: “ created me..”.
The
Jerusalem
Bible: “created me..”.
New
Intemational Version: “brought me forth…”
La Septuaginta: “ektise me..”. (me creó).
Ahora, note que la
versión Septuaginta, hecha algunos siglos antes de que existiera un solo
cristiano, traduce la palabra qanití como
"me creó”. Los traductores judíos que produjeron la Septuaginta estaban al
tanto de que la palabra qaná significaba
"crear" y no “poseer”.
Que
esta Sabiduría simbólica representa a Aquel que vino a ser el Mesías se muestra
en el verso 30, según se traduce correctamente en algunas versiones:
"Entonces yo era el obrero a su lado" (NIV); "Entonces yo estaba
a su lado como un obrero maestro (RSV; JB; NKJV). Además en los versos 23 y 25
se dice que esta sabiduría creativa fue “producida”. Esto no puede referirse a
la sabiduría literal de la mente de Yahwéh, porque esa sabiduría nunca pudo
haber sido creada, de otra manera él habría sido un ignorante antes de crear
esa sabiduría, y si tal cosa pudiera ser posible, entonces él no habría podido
crear nada. De manera que es claro que el término “sabiduría” en este contexto
es una referencia simbólica al poderoso hijo de Yahwéh, como también lo
es el término “la Palabra”
en Juan 1: 1.
Ahora
bien, de qué manera este “obrero maestro” fue creado por Yahwéh no se expresa
en el texto. Pero el uso de la palabra qaná en lugar de bará podría ser indicativo de que no fue
una creación “ex nihil,” de la nada, como habría indicado el término bará. Esto podría dar apoyo a la
especulación de que el Hijo de Yahwéh fue producido de la misma sustancia de su
Padre. Semejante a la creación de Eva de una costilla de Adam, excepto que en el
caso de Yahwéh la sustancia no es carne ni hueso sino la más alta forma de
energía que existe: rúah (espíritu).
Una
segunda evidencia es un simple pasaje en el que se da una profecía sobre el
Mesías: Miqueas 5:2. “...de ti me saldrá el que ha de ser gobernante en Israel,
cuyas salidas han sido desde antiguo, de la eternidad”.
Ahora
bien, “sus salidas” en hebreo es motsaotáv
y “de antiguo” es miquédem, y “de la eternidad” es mimé olám. Todos estamos de acuerdo en que “sus salidas” significa “su
origen, su comienzo”. Nadie cuestiona que miquédem
signifique “desde antiguo”. Pero algunos argumentan que el texto también
dice “de la eternidad” y que esto significa que él es eterno, y si es eterno no
tiene principio. Si nos permiten, les mostraremos por la Escritura que la palabra
hebrea olám no siempre significa
“eterno”.
También
significa “antiguo" y "antaño”. Tome por ejemplo, Jeremíah 6:16.
Yahwéh nos invita a “preguntar por las sendas antiguas”. Ahora bien, la frase
“las sendas antiguas” es en hebreo netivót
olám. Y los ejemplos
podrían multiplicarse muchas veces para mostrar que la palabra olám a menudo significa “antiguo”.
Compare
con estas excelentes traducciones de Miqueas 5:2:
(Revised Standard Version) “Cuyo origen es de antiguo, de los días antaño”.
(New International Versión)
“Cuyos origen es de antiguo, de los días de antaño”.
(Jerusalem Bible) “su origen se remonta al pasado distante, a los días de antaño”.
(The New Jewish version) “cuyo origen
es de antiguo, de los días de antaño”.
Así que, este
pasaje, claramente mesiánico, declara que el Gobernante Mesiánico de Israel
tuvo un “origen” en el pasado distante, armonizando con Proverbios 8:22 que
dice que fue “creado” o producido por Yahwéh.
La
última evidencia que presentaremos son las palabras del propio Yahoshúa en
Revelación 3:14. Este pasaje dice más de lo que la
gente se percata generalmente. Yahoshúa mismo dice que él es "el principio
de la creación;” lo cual es una expresión casi idéntica a la frase “el
principio de sus obras” en Proverbios 8:22. Pero algunos, tratando de evitar el
hecho evidente de que Yahoshúa se clasifica a sí mismo como la primera de las
criaturas de Yahwéh, han dicho que la palabra “principio” significa
“principiador” u “originador”. Así que es importante cotejar cómo se usa esta
palabra en el contexto general de las Escrituras Sagradas. Esta palabra es reshit en hebreo, y arjé en las traducciones griegas.
Gen. 49:3 – “la primera señal de
mi fuerza” (NIV).
Exo. 12:2 – “el primer mes”
(NIV).
Job
40:19 – “la primera entre las obras..”. (NIV).
Pro. 8:26 – “la primera parte
del polvo” (NWT).
Mtt.
24:8 – “principio
de dolores” (= primero).
John 2:11 – “la primera de sus
señales” (NIV).
En ninguno de estos
pasajes la palabra "principio" puede entenderse como “originador”. De hecho, en ninguna parte de la Escritura la palabra reshit tiene semejante connotación.
Un paralelo
importante
Considere ahora el siguiente
paralelo:
Rev. 3:14 ‑---‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑
Col. 1:
18
“El principio “El principio,
de la creación”. el primogénito de entre
los
muertos”.
Note cuidadosamente
en el segundo verso que palabra “principio” se hace sinónimo de “primogénito”.
Esto es, al ser el primero de los muertos resucitados, él es el “principio” de
los muertos resucitados; En otras palabras, el primero en resucitar a
inmortalidad. Como evidencia adicional de que la palabra “principio” aquí
significa “el primero”, tenemos las palabras de Yahoshúa: “Yo soy la Alef y la
Tau, el primero y el último, el principio y el fin”. (Rev.
22:13 Hab.). Aquí las palabras “principio” y “primero” están utilizadas con el
mismo significado. Para mayor contexto véase la siguiente concordancia:
Lev. 2:22 – “una ofrenda de los
primeros frutos”.
Lev. 23: 10 – “un manojo del primer grano”.
Deu. 18:4 – “los primeros frutos
de tu grano”.
Deu. 26: 10 – “los primeros
frutos del suelo”.
(En todos estos casos la palabra
traducida "primero" es en hebreo reshit.)
Conclusiones
1. Reshit y arjé se traducen ambas como “primicias” y “primeros
granos” en la mayoría de las traducciones bíblicas, y también se traducen
“principio”, de manera que “el principio” significa “el primero” cuando se
aplica a una persona o cosa.
2.
“Principio” se hace sinónimo de “primogénito” en Colosenses 1:18, así que puede
significar lo mismo en Revelación 3:14, lo cual significa que el Mesías es el
“primero” de las criaturas de Yahwéh.
3.
Su creación, como se implica en el uso de la palabra qaná en Proverbios
8:22, no parece haber sido de la nada sino probablemente de la propia sustancia
espíritu de Yahwéh.
4.
De manera que Yahoshúa es un ser único en su clase; el único ser directamente
engendrado, o producido por el Padre del universo, y empleado más tarde como su
Obrero Maestro en la creación del vasto universo.
Estas
conclusiones de ninguna manera disminuyen el honor de Yahoshúa. Es lo
contrario, lo exaltan sobre todo otro ser en el universo, exceptuado solamente
a su Padre, Quien es su Cabeza, (1 Cor. 11:4). Y armonizan perfectamente con el
Shemá, que declara fuera de duda que
"Yahwéh nuestro Poderoso es único" (Deut. 6:4).
El
Enigma de la Trinidad
Capítulo
7
La preexistencia del
Mesías
Hace
algún tiempo un apreciado amigo nos escribió para formular algunas preguntas relativas
a la preexistencia atribuida en los Escritos Apostólicos a Yahoshúa de Nazaret.
Por estas preguntas nos da la impresión de saber cuál es la dificultad de los
que niegan que Yahoshúa existiera en el cielo antes de nacer como hombre. Ellos
quieren refutar dogma trinitario de que Yahoshúa es el mismo Todopoderoso, o el
co-igual de Yahwéh el Padre. Así, en su sincero esfuerzo por refutar lo que
consideran ser un error caen en otro error: negarle a Yahoshúa lo que las
Escrituras le atribuyen. Reconocemos que deberíamos preocuparnos más por su
existencia que por su preexistencia. Si preexistió o no, esto no lo hace menos
ni más de lo que es. Tampoco nuestro entendimiento o mal entendimiento del tema
lo hará menos o más de lo que él es.
Sin
embargo, los datos que hemos podido recoger de las Escrituras señalan
marcadamente hacia una existencia previa del Mesías, antes de su nacimiento
humano de la joven judía Miryám.
Testimonio de los Escritos Apostólicos
Las declaraciones de
los Escritos Apostólicos que ofrecemos a continuación serían sumamente extrañas
y sin sentido si Yahoshúa no hubiera preexistido. Todas esas declaraciones de
Yahoshúa, de Juan, de Pablo, y de Juan el Inmersor señalan clara e
inequívocamente hacia una existencia previa del Mesías. El explicar
evasivamente estos pasajes para negar esto es hacer violencia a la Escritura. Para
economizar espacio no citaremos las declaraciones mismas; usted puede leerlas
en las Escrituras. Damos a continuación las referencias:
* Testimonio de Juan el Inmersor:
Jn.1: 15, 27, 30; 3: 31, 32.
* Testimonio de Juan el apóstol:
Jn. 1: 1‑4, 10, 14, 18.
* Testimonio de Pablo: Fil. 2: 5‑18;
Col. 1: 15‑17; Heb. 8: 9, 14, 17; 10: 5.
* Testimonio de Yahoshúa mismo:
Jn.3: 12, 13; 6: 32, 33, 51, 58; 17: 5, 24: Apo.1: 5; 3: 14.
* Según el Apocalipsis 3: 14 el
Verbo fue el primer ser creado.
* Los siguientes paralelos lo
señalan como la primera de las creaturas de Yahwéh:
1) Apoc. 1: 5
Col. 1: 18 Apoc. 3:14
2) Dan. 12:1 Judas 6
1 Tes. 4:16 Apoc.
12: 7, 8
El famoso "yo
soy"
Algunas personas
toman la frase "yo soy" en Juan 8:58 como argumento teológico para
decir que Yahoshúa se identifica a sí mismo como el gran "YO SOY" de
Éxodo 3:15. Pero la falacia de ese argumento se echa de ver fácilmente. Si por
usar la frase "yo soy" uno se identifica con el Yo Soy de Éxodo 3:15,
es decir, con Yahwéh, entonces Pablo también sería Yahwéh, pues él usó la misma
frase, y aún más completa que la que usó Yahoshúa. Pablo se aplicó a sí mismo
la frase “Yo soy lo que soy” (1 Corintios 15: 10). ¿Lo hace eso ser el mismo
Yahwéh? Por supusto que no, ¿verdad? Además, si alguien me pregunta: “¿Es usted
José?” y yo le contesto: “Sí yo soy,” ¿significa eso que soy Yahwéh? Hasta un
niño puede entender esto.
Nótese,
además, que en las Escrituras nunca se hace referencia a Yahwéh simplemente
como “Yo soy”, sin predicado, como si eso fuera un título en sí mismo. En Éxodo
3:14 lo que él dijo fue “Yo soy el que soy”. Interesantemente, en la Septuaginta se traduce
eso como "Yo soy el Ser" (Egó eimí ho On). El "yo
soy" de Juan 5:58 es en griego Ego eimí, que es el equivalente del hebreo aní hu, que significa
literalmente “Yo ese”. Mientras el hebreo deja sobreentendido el verbo, el
griego deja sobreentendido el predicado; pero en ambos casos se debe entender
en español como “yo soy ese”.
Así
que cuando el ciego de Juan 9:9 dijo “Aní hu” (griego: egó eimí) simplemente estaba diciendo “ese soy yo”. El que usara
esta frase no quiere decir que aquel hombre ciego era Yahwéh. De la misma
manera, cuando Yahoshúa dijo "Antes que Abraham naciera, yo soy," no
estaba queriendo decir que él era Yahwéh, sino simplemente estaba declarando el
hecho de que él existía antes que Abraham. Los verbos “ser” y “existir”
son el mismo en griego.
Nótese
que Yahoshúa está estableciendo un paralelo entre su existencia previa y la
existencia de Abraham. La objeción que le presentaron los fariseos fue que
Yahoshúa no era más viejo que Abraham. “Tú todavía no tienes cincuenta años, ¿y
has visto a Abraham?” (vers. 57). Por lo tanto, la respuesta de Yahoshúa va
encaminada a contestar esa pregunta. Y el sentido de su respuesta es: “Sí, yo
he visto a Abraham, porque antes de que él naciera ya yo estaba en la escena”.
El se los había dicho de otra manera unos instantes antes. En el verso 23 les
dijo: “Ustedes son de abajo; yo soy de arriba. Ustedes son de este mundo, yo no
soy de este mundo”.
Otras versiones de
Juan 8:58:
Moffat: “Yo existía antes de
que Abraham naciera”.
Lamsa: “Antes de que Abraham naciera,
yo estaba”.
Goodspeed: “Yo existía antes de que Abraham naciera”.
Pfaefflin: “Antes de que hubiese un Abraham ya yo estaba ahí”.
Si Aquel
que era el Verbo existía solamente como un plan o concepto en la mente de Yahwéh,
como reclaman algunos, entonces el paralelo que Yahoshúa trataba de establecer
entre su existencia y la de Abraham habría carecido de sentido. Es claro por
los pasajes citados que Yahoshúa tenía una conciencia de haber existido antes.
El habla de “la gloria que tuve contigo antes que el mundo fuera”. “Nadie ha
subido al cielo sino el que bajó del cielo”. No habla simplemente de ser de
origen celestial, lo cual se podría interpretar de varias maneras, él dice
claramente que “bajó del cielo”. Si bajó del cielo es porque alguna vez estuvo
allá. Pero no pudo haber tenido conciencia de estar allá si su vida hubiera
comenzado al nacer de Miryam.
Una
de las preguntas bajo consideración era: “Siendo que al Verbo se le clasifica
como un poderoso (elohim), ¿significa
esto entonces que hay dos Poderosos? Naturalmente, todo depende de lo que se
quiera decir por “Poderosos”. Un estudio cuidadoso de las Escrituras muestra
que no solamente a Yahwéh se le aplica el título elohim en las Escrituras Hebreas sino también a los ángeles, al rey
de Israel, y a los jueces. Así que en el sentido en el que se usa la palabra en
las Escrituras hay, no dos, sino muchos elohim,
o poderosos. Sin embargo, Yahwéh permanece como "El" Elohim, esto
es, el Elohim por excelencia, el Poderoso de los poderosos. En este sentido
Yahoshúa es un poderoso como Gabriel es un poderoso. Muy especialmente,
Yahoshúa es un Poderoso en el mismo sentido en el que a los reyes de Israel se
les llama “poderosos”, y también a los Jueces, pues ambos reciben el título elohim en el texto hebreo.
¿La madre de
"Dios"?
Otra pregunta que
surge es si Miryam fue la "madre de Dios. " Aquí de nuevo se muestra
la tendencia de muchas personas a considerar la palabra elohim ("Dios" según ellos) como si fuera un nombre
propio de Yahwéh. En ese sentido, NO; Miryam no fue la madre del “Elohim
Yahwéh”. El no tuvo una madre ni un principio. Pero Miryam sí fue la madre de
un “rey divino” (melek elohim); fue
la madre de un “héroe poderoso” (el
guibor) (Isa. 9:6).
Y
es en este sentido que Juan dice que el Verbo era un elohim (pero no “el” Elohim). Esto se refleja en la traducción
griega de Juan al hacerse diferencia entre “ho theós” y “theós”. El
primero se aplica al Padre del Verbo y el segundo al Verbo. Este pasaje está
mal traducido en la mayoría de las versiones bíblicas. Una traducción correcta
tiene que tomar en cuenta la mentalidad hebrea y sus formas de expresión, lo
cual quedó correctamente plasmado en la traducción literal del texto griego:
Kai ho
lógos en pros ton theón, kai theós en ho lógos.
Y el Verbo era con el Poderoso,
y poderoso era el Verbo.
La manera en que se
traduce en la versión del Dr. Goodspeed es digna de consideración: "Y el
Verbo estaba con Dios y el Verbo era divino”. Tratamos esto más a fondo en otro
capítulo.
Una pregunta
paralela a la anterior es: “¿Hay dos Creadores?” No vemos ningún problema en
considerar al Mesías como un co-creador con Yahwéh. De la mujer Eva se dice
que “creó un hijo con Yahwéh”. (Ésta es la traducción exacta del hebreo qanah.
Véase nuestro capítulo sobre la palabra qanití.) El hombre Yahoshúa
resucitó muertos y restauró miembros lisiados. Estos son actos de creación
realizados por el poder que Yahwéh le dio.
¿Qué hay de la “encarnación”?
Una pregunta común
es: "¿Puede un espíritu hacerse carne? ¿Es posible que una mujer
quede embarazada sin el esperma humano? Bueno, ante una pregunta como esa
tenemos que responder con las palabras del ángel Gabriel a Miryam: “Nada es
imposible para Yahwéh”. Todos saben que algunos de los malakim (mensajeros) celestiales, que son seres espíritus, tomaron
forma de hombres en el pasado cuando se manifestaban a los patriarcas. ¿Eran
sólo “apariencias” de hombres? De ninguna manera; fueron carne y hueso por un
tiempo limitado, y hasta podían comer y beber con los humanos. Por supuesto,
esto no es lo que se llama “encarnación” porque su condición humana fue algo
temporero. Ellos lo que hicieron fue materializar cuerpos físicos en los cuales
manifestarse.
Pero
lo que hizo el Mesías fue algo permanente. El no se materializó, no asumió un
cuerpo material temporero, y mucho menos una apariencia de cuerpo. La Escritura dice que él
“se hizo carne,” desde la etapa de embrión, para nacer como cualquiera de los
humanos. El Mesías existió en el cielo en forma de un elohim (Fiil. 2), pero renunció a ese exaltado modo de
existencia en el cielo, y Yahwéh transfirió su vida, su principio de
existencia, a la simiente en el vientre de Miryam. Desde entonces fue un hombre
igual en muchos respectos a cualquier otro hombre, excepto por su origen
celestial y su condición de perfección. Como hombre, fue el segundo Adam, una
nueva creación. A propósito, los científicos han podido repetir el nacimiento
virginal, aunque hasta ahora sólo en animales. Han tomado el óvulo de un animal
hembra, lo han pinchado con una aguja muy fina, y lo han re‑implantado en
el útero del animal. Ese óvulo quedó fertilizado y produjo un animal con
solamente los cromosomas de la madre. Ahora bien, seguro que nuestros lectores
concordarán en que el Creador Omnipotente tiene maneras mucho más sofisticadas
y adecuadas para hacer eso mismo en una mujer si escoge hacerlo. Pues tal vez
algo semejante fue lo que hizo con Miryam.
¿Es Yahoshúa "el primero y el último"?
Muchos citan
Apocalipsis 1:8 para decir que Yahoshúa reclamó ser Yahwéh, o el co‑igual
de Yahwéh. Sin embargo, este versículo no se refiere a Yahoshúa en absoluto
sino a su Padre. Apocalipsis 22:13 sí se refiere a Yahoshúa. ¿Qué significa?
Pueden estar seguros de que no tiene nada que ver con ser la misma persona que
Yahwéh su Padre.
Es
legítimo considerar a cada uno de ellos como el Primero y el Último, porque
ambos lo son en su propio sentido particular. Cada uno de ellos es único en su
especie, por así decirlo. Nunca antes existió otro ser como Yahwéh y nunca
existirá en el futuro. Él es el primero en su especie, y el último; otro modo
de decir que es único en su especie. Pues lo mismo puede decirse de Yahoshúa:
Ningún otro ser fue producido directamente por Yahwéh antes del Verbo y ninguno
será producido después. Yahwéh lo produjo y después le encomendó a él la
creación de todo otro ser. Él es el único espécimen de su clase en existencia;
Así que él también es el primero y el último. Esto no tiene nada que ver con el
reclamo de igualdad.
Precisamente
este mismo hecho demuestra que no son iguales. Si fueran iguales, entonces
Yahwéh sería el Primero y Yahoshúa el Último. Pero no son iguales, cada uno es
único en su clase. Por eso es que cada uno tiene derecho en propiedad de decir:
"Yo soy el Primero y el Ultimo”.
Significado del nacimiento virginal
Generalmente los que
rechazan la preexistencia del Mesías rechazan también su nacimiento virginal;
es decir, que nació de una virgen. En cuanto a esto no tenemos un testimonio
sino dos: Mateo 1:8‑25 y Lucas 1:26‑38.
Algunos,
en su interés por descartar la enseñanza del nacimiento virginal del Mesías,
reclaman que estos dos pasajes fueron añadidos al texto griego. Pero ¿dónde está
la prueba? Para decirse algo así hay que mostrar un texto griego antiguo que no
contenga estos dos pasajes. Si usted coteja los textos griegos del siglo cuarto
(los más antiguos hasta ahora), allí encuentra los dos pasajes. Si coteja la Versión Peshita,
del siglo segundo, allí están. De manera que, mientras no se encuentren textos
más antiguos en los que falten los mencionados pasajes, los estudiantes serios
de las Escrituras están comprometidos a aceptarlos como auténticos. Y estos dos
testimonios dicen claramente que Yahoshúa nació milagrosamente de una virgen
judía llamada Miryám (María).
De todos modos,
¿cuáles son las implicaciones del nacimiento virginal? ¿Por qué únicamente los
que rechazan la preexistencia del Mesías rechazan la idea de su nacimiento
virginal y los textos que lo sustentan? Es obvio que la gente supone demasiado.
Usted no necesita del nacimiento virginal para probar la preexistencia del
Mesías, y no necesita probar su preexistencia para probar su nacimiento
virginal. Son dos conceptos distintos, independientes, inconexos. Yahoshúa pudo
haber preexistido sin un nacimiento virginal, y viceversa.
¿Por
qué fue necesario entonces que naciera de una virgen? El problema está en lo
siguiente: El hombre que naciera del vientre de Miryam para ser redentor del
mundo tenía que ser una nueva creación por razones de naturaleza legal. Tenía
que ser así porque, para ser salvador, este hombre no podía heredar la
condenación de la ley bajo la cual cayó Adam, lo cual habría tenido si hubiera
sido engendrado por un hombre. Recuerde que el pecado no entró al mundo por una
mujer sino por un hombre (Romanos 5:12). Por eso Pablo pone la entera
responsabilidad de la introducción del pecado en Adam, y no en Eva, porque Adam
era el representante legal de la raza humana.
Así,
en el mismo sentido, el Mesías podía nacer de una mujer sin heredar la
condenación de la ley. El Mesías se considera hijo de la Humanidad por haber
nacido de una mujer y al mismo tiempo es hijo de la Divinidad por haber sido
generado por el Divino Yahwéh.
Ahora
bien, recuerde que para los judíos el hijo de una madre judía y un padre no
judío se considera judío; mientras que el hijo de una madre no judía y un padre
judío se considera no judío. Recuerde Esdras 10 en este sentido. En la misma
línea de razonamiento, no era indispensable que el Mesías fuera hijo de un
hombre para ser hijo de la humanidad; una madre humana era suficiente.
De
esta manera, por carecer de un padre humano, Yahoshúa estaba libre de la
condenación de la ley acarreada por Adam. Vino a ser un segundo Adam inocente,
sin mancha. Así que no tuvo que morir por la condena pronunciada sobre Adam. Él
era una nueva generación, una nueva humanidad, un nuevo comienzo. En su
simiente reproductiva estaba la capacidad de producir una nueva raza humana,
perfecta y sin la condenación de la ley. Pero no existía una mujer que
estuviera a la par con Eva; por lo tanto esa raza quedó para siempre en sus
lomos, para dar así la oportunidad a la presente raza humana de ser redimida y
adoptada como hija. La muerte del Mesías fue la muerte de un inocente perfecto.
Por eso su vida fue lo suficiente digna para servir de rescate válido por toda
la humanidad. Esto no habría podido ser así si hubiera sido engendrado por un
hombre.
De
manera que el nacimiento virginal era necesario por causa de la ley. Esto es
algo que está en completa armonía con la presentación bíblica de la redención.
El Enigma de la Trinidad
Capítulo 8
La palabra qanití en Proverbios 8:22
Según el relato del
Génesis, cuando la primera mujer, Eva, tuvo su primer hijo lo llamó Caín (Qáyin
en el texto hebreo). Ella expresó la razón por la que eligió ese nombre al
decir: “Qanití ish et Yahwéh”.
(Gen. 4: l). Qanití significa supuestamente “he comprado o
adquirido;” ish significa “un varón;” y et Yahwéh significa
“de o con Yahwéh”. ¿Pero qué significan realmente estas palabras cuando se
ponen juntas. La mayoría de las respuestas que ofrecen los comentadores parecen
insatisfactorias.
El
problema es que la palabra qaná ha cambiado
de significado en el hebreo con el correr de los siglos. Ahora puede significar
"comprar", "adquirir" o "poseer", pero hay
evidencia de que en el hebreo antiguo significaba "crear".
Cuando
Malki Zédek el rey de Salem saludó a Abram lo bendijo diciendo: "Baruk Abram le'Elyión, qonéh
shamáyim wa áretz” (Gen.
14:19). Traducido literalmente sería: “Bendito Abram del Poderoso Altísimo,
comprador [o adquiridor] del cielo y la tierra”. Esto sería absurdo. Yahwéh no
tiene necesidad de comprar ni de adquirir nada, porque "de Yahwéh es la
tierra y su plenitud," (Salmo 24:1).
Aunque
la palabra qanáh puede significar comprar o poseer en el hebreo moderno,
es evidente que en el hebreo antiguo tenía otro sentido. Según Cassuto, y según
la Septuaginta
en Proverbios 8:22, el verbo qanáh en
el hebreo antiguo significaba “crear”. Es sinónimo de aráh, que también
significa "crear”.
Por
lo tanto el grito de triunfo de Eva al nacer su primer hijo, “qatiní ish et
Yahwéh” se debe traducir: “¡He creado un varón con Yahwéh!” (Es decir,
hasta ahora yo había sido solamente una criatura; ahora soy co‑creadora
con Yahwéh.). Debería ser claro para todos que el procrear un hijo es un acto
de imitación divina, un acto de participación en la obra divina de creación; ya
lo dice muy apropiadamente el verbo castellano: “pro‑crear”.
Esto
exalta a la mujer de una manera especial. La Toráh declara que el parto ha de ser seguido por
un período de purificación de la impureza. Siete días por el nacimiento de un
niño y catorce por el de una niña. El concepto judío de impureza es
aleccionador en este sentido. Cuando la santidad se aparta de alguien, el vacío
se llena con lo opuesto, es decir, con la impureza. La mejor ilustración de esa
relación es la de la vida y la muerte. La fuente primaria de impureza es un
cadáver. Mientras una persona vive participa de la santidad del Elohim vivo.
Pero cuando muere, se va la santidad y entra la impureza. Por eso es que el
cadáver de una persona se considera impuro en la Toráh.
Así
mismo, cuando una mujer lleva una vida en su vientre y se encuentra en un
estado de imitación divina, siendo co‑creadora con Yahwéh, tiene un alto
nivel de santidad. Pero cuando se realiza el acto del nacimiento y el vientre
queda vacío, se ha ido la “santidad” y sigue un período de “impureza”. Ese
estado de impureza que queda después del parto no debe entenderse como un
juicio negativo a la mujer, sino todo lo contrario. Esa es una manera en que la Toráh testifica de la
santidad esencial de la mujer. Así se explica por qué el período de
purificación por una niña es el doble del de un niño. Porque si la creación de
un niño es una sagrada forma de creación que confiere santidad a la madre, y
deja un período de impureza, entonces la creación de una niña requiere un
período doble de impureza, porque la hembra es la que tiene el potencial de
crear, o pro‑crear, otra generación, y repetir este sublime acto de
creación. Parir a un ser que a la vez puede parir con lleva el doble de la
santidad del varón que no puede reproducir otro ser dentro de sí mismo. Por eso
el período de impureza es el doble. De manera que este concepto de impureza no
es una noción antifeminista sino al contrario, un reconocimiento a la cualidad
creadora de la mujer.
Aunque
parezca que con este breve capitulo nos hemos desviado del tema, esto era
necesario. La esencia de lo dicho es que Aquel que era el Verbo, y que era
divino como Elohim, fue también el principio de la creación de Elohim, su
primera criatura, la cual Elohim usó para crear el universo físico.
El Enigma de la Trinidad
Capítulo 9
El verdadero Mesías
Es claro
por lo que hemos visto hasta aquí que los primeros creyentes mesiánicos, los
nazarenos, consideraban a Yahoshúa de Nazaret como una persona distinta del Padre,
y que consideraban al Padre como su "Dios", o sea, su Poderoso, y a
Yahoshúa como el Hijo y Siervo Ungido de Yahwéh. Los siguientes pasajes nos dan
una idea de la distinción clara que se hacía en aquellos tiempos primitivos
entre las dos Personas:
“...el
que será gobernante en Israel, cuya procedencia es de tiempo antiguo, desde los
días de la eternidad... Pues que él permanecerá firme, y pastoreará su rebaño
en la potencia de Yahwéh, en la majestad del nombre de Yahwéh su Poderoso”. Miqueas 5: 2‑4.
“Bien,
Maestro, con verdad has dicho que él es uno solo; y no hay otro fuera de
él”. Marcos 12: 29 ‑ 34.
Yahoshúa
el Mesías .. “nos ha constituido reyes y sacerdotes para el Poderoso y Padre
suyo..”. Revelación 1: 5, 6.
El
mismo Maestro de Nazaret se refirió siempre a Yahwéh como otro ser distinto de
él. Él enseñó a adorar al Padre, no al Hijo. “A Yahwéh tu Poderoso adorarás, y
a Él solamente servirás”. (Lucas 4:8). “Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi
Poderoso (Dios) y vuestro Poderoso (Dios)," (Juan 20:17).
En
su juicio Yahoshúa reclamó ser “el Hijo del Hombre sentado a la diestra del
Poder,” pero note que no reclamó ser “el Poder” mismo. El sumo sacerdote lo
consideró blasfemo por presentarse como Hijo del Hombre, que era un título
mesiánico divino, (Mateo 26:64 y 65).
En
otra ocasión acusaron falsamente a Yahoshúa de pretender ser el Todopoderoso.
El argumentó que si a los jueces de Israel se les llamó “elohim” (poderosos,
"dioses") en los Salmos, ciertamente él podía llamarse “hijo
de Elohim”. Además, explicó que eran sus buenas obras las que lo hacían uno con
Yahwéh. En otras palabras, él era funcionalmente uno con el Padre, pero no era
el mismo Padre. Yahoshúa nunca se deificó a sí mismo, no blasfemó, ni codició
la igualdad con el Todopoderoso Yahwéh. “El cual encontrándose en condición
divina, no consideró codiciada presa ser como el Poderoso, sino que se despojó
tomando condición de esclavo... Por eso el Poderoso lo exaltó”. Filipenses 2: 5‑11
Versión Fuenterrabía.
La "naturaleza divina"
La teoría trinitaria
propone que porque la
Escritura le atribuye naturaleza divina al Mesías eso quiere
decir que forma parte de una Trinidad de Seres Divinos. Sin embargo, la Escritura testifica que
no solo el Mesías tiene naturaleza divina sino que también los creyentes serán
participantes de esa naturaleza. Veamos:
Saulo
escribe: “Porque plugo al Padre que la plenitud de todo residiera en él (en el
Mesías), Col. 1:19”.
“Porque
en él reside toda la plenitud de la divinidad corporalmente”. Col. 2:9.
Pero
también el mismo Saulo dice que los creyentes van a ser participantes de la
plenitud de la naturaleza divina:
“Así
quedareis colmados hasta poseer toda la plenitud de Yahwéh” (Efe. 3:19 VF).
“Su
divino poder nos ha dado todas las cosas pertenecientes a la vida y a la
piedad... para que por medio de éstas llegaseis a ser participantes de la naturaleza
divina” (2 Pedro 1: 3, 4).
Porque
tanto el que santifica como los que son santificados, de una misma naturaleza son; por cuya causa no se avergüenza de
llamarlos hermanos (Hebreos 2:11).
Así
que, no solamente Yahoshúa, sino todos los hijos de Yahwéh pueden ser, y serán,
uno con Yahwéh, y también participantes de la naturaleza divina. ¿Quiere
decir que serán parte de una Trinidad o Pluralidad? Claro que no.
¿Podemos adorar al
Mesías?
Dice la Escritura que toda
rodilla se doblará y confesará que Yahoshúa es Soberano. Pero esto será para
dar gloria a Yahwéh el Padre, al reconocer y apreciar al que Él ha puesto como
Rey Ungido. Debe reconocerse que la palabra “adorar” se usa de varias maneras
en las Escrituras. Algunos hombres se postraron ante Abraham y “adoraron”. Eso
era una actitud de respeto y deferencia. Ante los reyes la gente se postraba y
“adoraba”, con el mismo sentido. Y también se usa “adorar” en el sentido de
rendirse ante la Divinidad
en un acto supremo de entrega. Esto está reservado solamente para Yahwéh.
Sería
idolátrico, adorar a Yahoshúa en el sentido en que adoramos a Yahwéh. Pero es
apropiado adorarlo en el sentido en que se reverencia a un rey, como
Representante de Yahwéh que es. El Apóstol de Yahwéh su Representante y Rey
Ungido tiene que ser recibido y reverenciado con todo el honor y la gloria que
se le deben a Aquel a quien él representa. (Juan 5:23).
Antes
de proseguir, es necesario hacer algunas aclaraciones sobre la palabra española
“adorar”. No hay una palabra en las Escrituras Hebreas que corresponda
exactamente a esa palabra. Las dos palabras hebreas que a menudo se traducen
como “adorar” son ishtajawéh, y avodá.
La primera significa postrarse, y la segunda significa servir.
Cuando consideramos el significado de esas dos palabra hebreas podemos
comprender mejor de qué se trata la adoración en el sentido bíblico.
Adoración como ishtajawéh
Las Escrituras nos
invitan a postramos ante Yahwéh, a inclinarnos. Este acto no necesariamente
significa arrodillarse, aunque esto puede estar incluido. Arrodillarse e
inclinarse hasta tocar el suelo con la frente era una manera de mostrar respeto
en tiempos muy antiguos. Era una señal de que se rendía homenaje y honor a una
persona respetable. Y así vemos que ciertas personas se postraron ante Abraham
y otros personajes altamente estimados. Esto no es necesariamente lo que
llamamos adoración hoy día. Si usted piensa que eso es adoración, entonces
tiene que concluir que era apropiado en tiempos antiguos “adorar” a dignatarios
y personas respetables.
Hoy
día hay otras formas de mostrar respeto, especialmente en las culturas
occidentales. Uno es estrechar la mano, o inclinar la cabeza delante de la
persona que se quiere honrar. Arrodillarse puede ser un acto apropiado de
adoración pero no es el único.
Adoración como avodá
Cuando hablamos de
servir a Yahwéh estamos hablando de ser sus instrumentos para bendecir a otras
personas. Yahwéh no necesita nada de nosotros; nunca le da hambre ni sed. Su
único anhelo es por sus criaturas. Él quiere bendecir a sus hijos, y es a
través de nosotros que escoge hacerlo.
Cuando
usted da, hace donación a una persona pobre, cuando le hace un favor a alguien
en necesidad, le está dando a Yahwéh el más elevado tipo de servicio que puede
dar una persona. Algunas personas no aprecian lo que usted hace por ellos, pero
algunos sí lo aprecian. Uno se siente bien cuando otros aprecian lo que uno
hace. Pero aún si alguien no muestra aprecio por el favor que usted le hace, su
recompensa es la misma: un corazón feliz, porque “hay mas felicidad en dar que
en recibir”. Esto es servicio de la más elevada clase.
Traducción correcta de versículos mal traducidos
"Oye Israel,
Yahwéh es nuestro Poderoso; Yahwéh es único”.
Deut. 6:4
"Porque un niño nos ha
nacido, un hijo senos ha dado; y el dominio estará sobre su hombro; y se le darán
por nombres suyos: Maravilloso Consejero, Poderoso Héroe, Padre Eterno,
Príncipe de Paz”. Isa. 9:6.
"De quienes según la carne
vino el Mesías. El que está sobre todos, Yahwéh, sea bendito para
siempre”. Rom. 9: 5.
“Aguardando la esperanza bendita:
el aparecimiento de la gloria del gran Poderoso, y del Salvador nuestro,
Yahoshúa el Mesías”. Tito 2:13.
“A este Yahoshúa lo ha
resucitado Yahwéh... siendo pues por la diestra de Yahwéh ensalzado... Porque
David mismo dice: “Dijo Yahwéh
a mi Amo: Siéntate a mi diestra..”. Yahwéh ha hecho Amo y Mesías a este mismo
Yahoshúa”. ‑Hech. 2: 32‑36.
El labrador, la vid y las ramas
De manera que los
creyentes mesiánicos, tanto en el primer siglo como ahora, han considerado a
Yahoshúa como:
el Cordero ‑
no el que se sienta en el trono;
el Hijo del hombre ‑ no el Anciano de días;
la Imagen del Invisible ‑ no el
Invisible;
la Palabra de Yahwéh ‑ no el que la
habló;
el Siervo del
Altísimo ‑ no el Altísimo;
el Engendrado ‑
no el Engendrador;
el Primogénito ‑
no el Padre;
el Camino ‑ no
el Destino;
ea Vid ‑ no el
Labrador.
De Yahoshúa no puede
decirse, evidentemente, que ningún hombre lo ha visto ni lo puede ver.
“Yahoshúa tiene inmortalidad, como también la tendrán los salvados, pero esa
inmortalidad le fue dada por el Padre. Por lo tanto el Dador tiene que ser
mayor y primero que el receptor.
Solamente
al Padre Yahwéh se le llama “el solo Soberano... el único que tiene
inmortalidad, que habita en luz inaccesible, a quien ninguno de los hombres ha
visto ni puede ver”. (1 Tim. 6:14‑16).
Solamente
al Padre Yahwéh se le llama “Santo, santo, santo, Yahwéh, el Poderoso
Omnipotente”. (Apo. 4:8).
Solamente
al Padre Yahwéh se le llama “un Poderoso y Padre de todos, quien es sobre todos
y por todos, y en todos”. (Efe. 4: 6).
El Enigma de la Trinidad
Capítulo 10
¿Qué
dice Juan 1:1, realmente?
Juan 1:1 es uno de
los pasajes peor entendidos de toda la Biblia. La teoría trinitaria recurre a las traducciones
defectuosas de este pasaje para apoyar la idea de que hay varias personas que
componen la Deidad.
Ahora algunos citan la Holy Name Bible para decir que Yahoshúa y Yahwéh
son la misma persona. La Holy
Name Bible dice:
“En el principio era
el Verbo, y el Verbo era con Yahwéh, y el Verbo era Yahwéh”.
La Edición
Bethel de las Sagradas Escrituras traduce:
“ En el principio
era el Verbo, y el Verbo era con Yahwéh, y el Verbo era Elohim”.
Ahora demostraremos,
con evidencia y fundamento, que esas dos traducciones son erróneas. En su afán
por restaurar el Nombre sagrado en el llamado Nuevo Testamento, los respectivos
editores, A.B. Traina, y Jacob 0. Meyer, se equivocaron al poner el nombre
Yahwéh en este pasaje. Fue un paso ingarantizado y contrario a toda la
evidencia disponible.
Que
Yahoshúa y Yahwéh son dos personas distintas lo hemos demostrado ya en otros
capítulos. La teoría trinitaria se contradice otra vez, porque he escuchado en
grabaciones de sus sermones que ellos hablan de “Yahwéh el Padre y su Hijo
Yahoshúa”. Por un lado dicen una cosa y por otro lado enseñan algo totalmente
contradictorio. Esa es una característica notable de la teología errónea.
Ahora
bien, ¿qué significa Juan 1:1? Más bien debemos preguntar: ¿Qué es lo que en
realidad dice el pasaje? El texto griego, que es de donde se han hecho todas
las traducciones, es una traducción literal y fiel del original hebreo. El
texto griego dice (con traducción interlineal en español):
En arkhé en ho
lógos, kai ho lógos en pros ton theón,
En principio era el
Verbo, y el Verbo era con el Dios,
kai theón en
ho lógos.
y un dios era el
verbo.
Ahora, el mismo
pasaje tomado del Nuevo Testamento Hebreo, publicado por la Sociedad para
Distribución de las Escrituras a los Judíos:
Bereshít hayáh
hadabár, wehadabár hayáh et haelohím,
En principio era el
verbo, y el verbo era con el Divino,
waelohím hayáh ha
dabár.
y divino era el
verbo.
Ahora, lo que
explicamos aquí no es simplemente nuestra opinión sino que vamos a citar lo que
dicen las autoridades en gramática griega. Tomamos las citas de la gramática
griega, A Manual Grammar of the
Greek New Testament, by Dana and Mantey, para que el lector coteje por sí
mismo.
Note
que los sustantivos tienen un artículo definido: “ha” en hebreo, “ho” en
griego, “el” en español. El artículo indica personalidad. Es decir, “el Verbo”
es una persona, “el Divino” es una persona. Pero la palabra “elohim” (theós) en
la última parte del versículo no tiene artículo. Por lo tanto no se puede
traducir lo mismo sin artículo que con artículo. Es una regla gramatical en
griego que cuando la palabra "theós" se usa sin artículo, muchas
veces hace la función de un adjetivo. Por eso algunos eruditos han traducido
“divino” en vez de “dios”. Esa es la traducción más correcta, respaldada por la Gramática y por
algunas versiones cristianas reconocidas. Por ejemplo:
El Nuevo Testamento de Goodspeed:
“En el principio era el Verbo, y
el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era divino”.
La nueva Biblia Inglesa:
“Cuando todo comenzó, el Verbo
ya estaba. El Verbo moraba con Dios, y lo que Dios era, el Verbo lo era”.
El hecho de que en
griego la palabra "theos" vaya primero en la última frase no
significa que ese sea el sustantivo. Como dice la Gramática:
“En el Anabasis de Xenofonte, 1: 4, 6 kai
empórion d'en to khoríon (y el lugar
era un mercado), tenemos un caso paralelo al que tenemos en Juan 1:1, kai theón en ho lógos (y el Verbo era deidad). El artículo señala el sujeto
en estos ejemplos. Ni el lugar era el único mercado, ni el Verbo era todo el
Dios, como significaría si se hubiera usado el artículo también con theós. (Página 148)
¿Por qué es
importante la falta de artículo en el "theós" de la última frase? La Gramática nos
dice:
“Un
objeto del pensamiento puede concebirse desde dos puntos de vista: en cuanto a
identidad o a cualidad. Para indicar el primer punto de vista el griego usa el
artículo; para el segundo se usa la construcción sin artículo”. (Página 149)
“Moulton reconoce la
importancia de este punto al decir que:
“Para la exégesis,
hay pocos de los puntos más finos del griego que necesiten más constante
atención que esta omisión del artículo cuando el escritor quiere dar énfasis a
la calidad del carácter del objeto' (Moulton
83)”. (Página 150)
“La
función básica del artículo griego es señalar la identidad individual”. (Página
137)
“En el primero [de
los casos, como en Juan 1:1 ] el propósito es la identificación, en el otro...
es la definición. Cuando lo prominente es la identidad, encontramos el
artículo; cuando se enfatiza la cualidad de carácter, la construcción va sin
artículo. En Hechos 7:30 ‘tou órous Siná’ significa el desierto del Sinaí como distinto
de todo otro desierto, mientras que en Gál.
4:24 ‘orous Siná’ significa
un tipo de pacto al estilo del Sinaí”. (Página 138)
“El uso de las
construcciones de theós con artículo
y sin artículo es altamente instructivo. Un estudio de estos usos del término
como se dan en la
Concordancia de Moulton y Geden, convence a uno de que sin el artículo theós significa esencia divina, mientras
que con el artículo lo que se tiene en cuenta principalmente es la personalidad
divina”. (Página 139)
“El uso de theós en Juan 1:1 es un buen ejemplo.
Pros ton theón señala al compañerismo
de Cristo con la persona del Padre; theós
en ho logos enfatiza la participación de Cristo en la esencia de la
naturaleza divina. El primero aplica claramente a la personalidad, mientras que
el último aplica al carácter...Es seguro que el que se envuelve en exégesis no
puede darse el lujo de pasar pro alto el articulo”. (Página 140)
Es decir, que el
"ho theós" de Juan 1:1 se refiere al padre Yahwéh, mientras que el
"theós" (sin artículo) es una descripción de la cualidad divina del
Verbo. De ningún modo se quiere dar a entender que sean la misma persona.
Una
consideración seria del significado de la palabra hebrea elohim,
y todos estos conceptos de la gramática indican que la traducción más correcta
de Juan 1:1 es la que se presenta en versión “Las Escrituras Mesiánicas”:
“En
el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con el Poderoso, y el Verbo
era poderoso”.
El Verbo era una persona, que estaba con otra persona
identificada como “el Poderoso,” y el Verbo era también poderoso. Esto habla de
su naturaleza no de su identidad.
¿Qué dice Isaíah
45:5?
En cuanto a Isalah
45:5, lo que dice es:
“ Aní Yhwh, weén
ewód zeulatí; en elohim a'azerka”.
“Yo Yahwéh, y no hay
otro; no hay Dios fuera de mí”.
En primer lugar,
esto nos enseña que hay un solo Yahwéh, no dos ni tres. Cuando él dice que no
hay otro “Elohim” fuera de él, evidentemente quiere decir que él es el Elohim
por excelencia; el único Poderoso que lo es por cuenta propia.
Como
hemos estudiado ya:
*A los ángeles se les llama
elohim: "Le has hecho poco menor que los ángeles (elohim). " Salmo
8:5.
* A Abraham se le llama elohim:
"Y los hijos de Het respondieron a Abraham, diciendo: 'Oyenos, señor, tú
eres un príncipe poderoso (elohim) entre
nosotros. " Gen 23: 5, 6.
* A Moisés se le llama elohim:
"Yo te he constituido dios (elohim) para
Faraón. " Exo 7: 1.
* A los jueces se les llama
elohim: "Su amo lo traerá ante los jueces (elohim). " Exo 21:6.
* A los creyentes se les llama
elohim: "Yo dije: Vosotros sois dioses (elohím)”. Sal 82:6.
* Y a Yahoshúa también se le
aplica el mismo título. Juan 1:1.
Pero todos estos
poderosos tienen poder porque les fue dado (Mateo 28:18). Mientras que Yahwéh
es el único Poderoso cuyo poder no le fue dado por nadie. En ese sentido él es
el único Poderoso verdadero. Yahoshúa mismo lo dijo: "Que te conozcan a
ti, el único Poderoso verdadero... " (Juan 17:3 Las Escrituras
Mesiánicas).
Conclusión
El
estudio de estos capítulos debe haber creado conciencia en el lector de que la
doctrina de la trinidad no es en realidad una doctrina bíblica. No se deje
llevar por el prejuicio que existe en el mundo contra ciertas personas que, al
igual que nosotros, rechazan esa doctrina. Estudie las Escrituras por usted
mismo y deje que el espíritu santo le indique el camino a seguir. Y que el
Poderoso de Israel le bendiga.
Por Yosef Aharoni