domingo, 27 de octubre de 2013

Miguel Servet

Sí señores porque hace hoy exactamente 460 años, ardía en una de las muchas hogueras que la intolerancia y la ignorancia ha levantado a lo largo de su historia por todos los rincones de Europa, uno de los grandes sabios españoles de todos los tiempos, descubridor de la circulación pulmonar de la sangre, Miguel de Servet.

Miguel Serveto y Conesa, más conocido como Miguel Servet, nace en Villanuevade Sigesa, en Huesca en 1511. Hijo de Antón Serveto, noble infanzón y notario del Monasterio de Sigena, y de Catalina Conesa, de linaje judeo-converso, se forma en España, en el castillo de Montearagón, y en Tolosa en Francia, donde estudia derecho, que une a sus amplios conocimientos de latín, griego y hebreo, así como de todas las materias sobre las que escribirá y disertará: teología, filosofía, anatomía, meteorología, geografía o medicina.


Desde temprano inicia contactos con autores de la incipiente Reforma protestante, como Ecolampadio o Bucer, lo que le lleva a publicar a sus sólo veinte años su tratado “De Trinitatis erroribus” (“Errores sobre la Trinidad”), que producirá gran escándalo, no sólo entre los católicos, sino entre los protestantes también. A éste seguirán muy poco después otros dos libros, “Diálogos sobre la trinidad”, y “Sobre la justicia del reino de Dios”.


Inicia correspondencia con uno de los grandes doctores de la Reforma, Calvino, a quien le manda su libro “Restitutio”, donde profesa una herejía muy próxima a lo que se da en llamar el panteísmo, -Dios se halla en todas las cosas-, y donde sostiene también tesis anabaptistas, según las cuales, el bautismo sólo debería recibirse en la madurez y no en la infancia: Jesús mismo, según Servet, había sido bautizado a los 30 años.


Pues bien, precisamente en el libro V de la “Restitutio”, se halla la gran aportación de Servet al mundo de la ciencia, a saber, la función de la circulación pulmonar de la sangre conocida también como circulación menor. Una aportación estrictamente científica que reviste Servet, sin embargo, de implicaciones teológicas, al sostener que el alma era una emanación de la divinidad que residía en la sangre sobre cuya circulación investigaba.


Tras enviar su Restitutio a Calvino, éste, que no comulga con sus tesis, le envía su obra Institución de la religión cristiana, la cual le es devuelta por Servet llena de anotaciones. Ello provoca la santa ira del reformista francés, una indignación no exenta de consecuencias, como veremos.


Publicada la Restitutio en 1553 de manera clandestina y bajo el nombre de Michel de Villeneuve, que hace clara referencia a su lugar de nacimiento, Villanueva de Sigesa, Servet es denunciado a la Inquisición católica que le detiene en Vienne, aunque logra escapar y sufre su condena al fuego en efigie, es decir, no en persona sino representado por un muñeco, algo como sabemos (pinche Vd. aquí para conocer algo más sobre la Inquisición española) habitual en los juicios inquisitoriales. En su huída, Servet, cuyo carácter debía tener un toque de audacia o de imprudencia, hace una parada en Ginebra, donde es localizado y detenido por aquél a cuyo libro había realizado tan inoportunas anotaciones, Calvino. El resultado es que Servet es juzgado por la Inquisición protestante, que también existió aunque no tuviera dicho nombre y, considerado hereje, es una vez más quemado, sólo que esta vez vivo, un día 27 de octubre como el de hoy (ayer cuando Vd. lo lea), sólo que del año 1553.


Más allá de sus aportaciones de tipo teológico y sobre todo fisiológico, la figura de Servet ha representado un icono de la lucha por la libertad de expresión y de conciencia. El gran escritor Stefan Zweig (conozca Vd. algo sobre su figura pinchando aquí) le dedica una de sus obras maestras, “Castalión contra Calvino”, y los monumentos a su persona, así como los hospitales, parques, institutos y calles, proliferan por España y por Europa.


Se cumple este 27 de octubre, otro aniversario de la muerte en la hoguera, por orden del reformista protestante Calvino, del médico, teólogo y filósofo español Miguel Servet, en la ciudad suiza de Ginebra.


Servet es uno de los hombres más notables del siglo dieciséis; la muerte que sufrió lo convirtió en un mártir. Los documentos sobre la vida de Servet son escasos e inconsistentes y las lagunas que contienen se han completado con toda una serie de conjeturas que en su mayor parte son erróneas.

Servet fue ejecutado por el gobierno de Ginebra, en manos de Calvino, a causa de sus creencias. Nacido en Villanueva de Sijena, provincia de Huesca, estudió derecho en la universidad de Toulouse, medicina en las universidades de París y Montpellier y teología en Leuven. A partir de 1540, practicó la medicina en Vienne, Francia, donde también ejerció como médico personal del arzobispo.
Alrededor de 1540 empezó a mantener correspondencia con el teólogo protestante francés Calvino.
A pesar de que seguía considerándose católico, aunque sólo fuera de nombre, describió su herética oposición al concepto de la Trinidad y solicitó permiso para visitar la teocrática ciudad de Ginebra. Una vez allí fue arrestado, acusado de herejía y blasfemia contra el cristianismo, y quemado en la hoguera el 27 de octubre de 1553.
Los pensamientos teológicos de Servet fueron criticados por los católicos y protestantes de su época. En 1531, repudió, en su “De los errores sobre la Trinidad”, la personalidad tripartita de Dios, así como el ritual del bautismo, y en 1532 escribió Dialogorum de Trinitate Libri Duo (Segundo libro de diálogos sobre la Trinidad).
Sus contribuciones científicas fueron asimismo notables, pues fue el primero en describir la circulación pulmonar en “Restitución del Cristianismo”, publicado poco antes de su muerte en 1553.
En el pueblo francés más próximo a Ginebra, Annemasse, en su monumento se lee: “Miguel Servet, helenista, geógrafo, médico y filósofo, debe ser apreciado de la humanidad por sus descubrimientos científicos, su abnegación en favor de los enfermos y pobres, y la indomable independencia de su inteligencia y su conciencia”.
“A Miguel Servet apóstol de la libre creencia y martir del libre pensamiento, nacido el 29 de Septiembre de 1511 en Villanueva de Aragón, quemado en efigie por la Inquisición católica el 17 de Junio de 1551, y quemado vivo en Ginebra por instigación de Calvino el 27 de Octubre de 1553″.
“La detención de Miguel Servet en Ginebra, donde no había publicado, ni dogmatizado, y donde, en consecuencia, no podía ser entregado a la justicia, debe considerarse como una barbaridad y un insulto al derecho de las naciones (Voltaire)”.
“Miguel Servet escribía a sus jueces; “Os suplico que os plazca abreviar estas grandes dilaciones… veis que Calvino… quiere hacerme pudrir en prisión. Los piojos me comen vivo, mis calzones están desgarrados, y no tengo muda ni jubón, ni más camisas que una en jirones…”.

Miguel Servet, De los errores acerca de la Trinidad: estructura y contenido


En esta obra, dividida en siete libros o capítulos, Servet argumenta que el dogma de la Trinidad carece de base bíblica, ya que no se halla en las Escrituras, sino que es fruto posterior de elucubraciones de «filósofos». Basándose en abundantes citas de la Biblia, Servet concluye que Jesús es hombre, hijo de Dios, y en definitiva no Dios mismo. Es hombre en tanto que nacido de mujer, por más que su nacimiento fuese milagroso. A su vez, Jesús es hijo de Dios en tanto que su nacimiento es el fruto de la fecundación por el Logos divino de la Virgen María.


Niega así Servet, por tanto, que el Hijo sea eterno, ya que fue engendrado como tal en la encarnación, aunque es divino por gracia de Dios, su Padre. Tampoco es, pues, una Persona de la Trinidad, cuya existencia niega vehementemente definiéndola como «tres fantasmas» o «Perro Cerbero de tres cabezas». Asimismo califica a los que creen en tal doctrina como «ateos, es decir, sin Dios» y «triteístas». A su vez, el Espíritu Santo no sería una tercera Persona trinitaria, sino la fuerza o manifestación del espíritu de Dios tal como actúa en el mundo a través de los hombres.


Posiblemente mientras iba rumbo a Italia, por alguna razón Servet acaba haciendo una estancia en Ginebra, donde fue reconocido en la iglesia donde predicaba el propio Calvino (13 de agosto). La ciudad se regía por los principios de la Reforma tal como Calvino los había definido en sus Ordenanzas eclesiásticas, basadas en su obra magna, Institución de la religión cristiana.Servet fue detenido y juzgado por herejía (por su negación de la Trinidad y por su defensa del bautismo a la edad adulta).


Servet sufrió grandes penalidades durante su cautiverio, como atestigua su carta al Consejo de Ginebra de 15 de septiembre de 1553. Durante el juicio, sostuvo diversos debates de carácter teológico. El 22 de septiembre, Servet escribe una última alegación en la que culpa a Calvino de hacer acusaciones falsas de herejía contra él y solicita que también sea detenido e interrogado como él, y concluye: "Estaré contento de morir si no le convenzo tanto de esto como de otras cosas de que le acuso más abajo. Os pido Justicia, Señores, Justicia, Justicia, Justicia." Finalizado el proceso, fueron consultadas las iglesias reformadas de los cantones de Zurich, Schaffhausen, Berna y Basilea, tras lo cual el acusado fue condenado y sentenciado a morir en la hoguera el 27 de octubre de 1553. En una carta fechada el día anterior, Calvino comentaba a Farel que Servet iba a ser condenado sin discusión y conducido al suplicio, y aseguraba que él había intentado cambiar la forma de su ejecución, aunque inútilmente.


La sentencia dictada en su contra por el Consejo (Petit Counseil) de Ginebra dice:


Contra Miguel Servet del Reino de Aragón, en España: Porque su libro llama a la Trinidad demonio y monstruo de tres cabezas; porque contraría a las Escrituras decir que Jesús Cristo es un hijo de David; y por decir que el bautismo de los pequeños infantes es una obra de la brujería, y por muchos otros puntos y artículos y execrables blasfemias con las que el libro está así dirigido contra Dios y la sagrada doctrina evangélica, para seducir y defraudar a los pobres ignorantes.


Por estas y otras razones te condenamos, M. Servet, a que te aten y lleven al lugar de Champel, que allí te sujeten a una estaca y te quemen vivo, junto a tu libro manuscrito e impreso, hasta que tu cuerpo quede reducido a cenizas, y así termines tus días para que quedes como ejemplo para otros que quieran cometer lo mismo.


Consecuencias de la ejecución de Servet


Independientemente de la importancia de sus descubrimientos fisiológicos o de su labor como polemista religioso, la figura de Miguel Servet se distingue como mártir de la libertad de pensamiento y de expresión de las ideas, cualesquiera que éstas fuesen, en abierto desafío a cualquiera que quisiese coartarla. Las Iglesias Unitarias consideran a Servet su pionero y primer mártir.


A Miguel Servet apóstol de la libre creencia y martir del libre pensamiento, nacido el 29 de Septiembre de 1511 en Villanueva de Aragón, quemado en efigie por la Inquisición católica el 17 de Junio de 1551, y quemado vivo en Ginebra por instigación de Calvino el 27 de Octubre de 1553.


- La detención de Miguel Servet en Ginebra, donde no habían publicado, ni dogmatizado, y donde, en consecuencia, no podía ser entregado a la justicia, debe considerarse como una barbaridad y un insulto al derecho de las naciones (Voltaire).


- Miguel Servet escribía a sus jueces; "Os suplico que os plazca abreviar estas grandes dilaciones... veis que Calvino... quiere hacerme pudrir en prisión. Los piojos me comen vivo, mis calzones están desgarrados, y no tengo muda ni jubón, ni más camisas que una en jirones..."


ESTO DIJO MIGUEL SERVET SOBRE LA TRINIDAD


Servet dijo en su libro sobre los Errores de la Trinidad, lo siguiente:


“¡Sólo Dios sabe la irrisión que ha causado entre los musulmanes esta tradición de la Trinidad! Los judíos tampoco quieren sumarse a este capricho nuestro y se ríen de nuestra locura con respecto a la Trinidad; y a causa de las blasfemias que contiene ni siquiera creen que se trate del Mesías prometido en su Ley.”


"Ni una sola palabra se halla en toda la Escritura acerca de la Trinidad, ni acerca de las personas, ni sobre la esencia, ni sobre la unidad de sustancia, ni de naturaleza de los varios seres divinos."



Servet fue el primer pensador cristiano de los tiempos modernos que abogó por el derecho de cada individuo a seguir su propia conciencia y expresar sus propias convicciones. (Marian Hillar)


http://barujnazareno.blogspot.com/2009/09/el-fraude-de-la-trinidad.html


http://www.villanuevadesigena.com/es/miguel-servet/citas.htm

CITAS Y FRASES CELEBRES DE MIGUEL SERVET

Aunque Calvino insistió en que fuera decapitado, el ayuntamiento le condenó a que fuera quemado en la hoguera. Muriendo entre las llamas, se dice que gritó: “¡Oh, Jesús, Hijo del Dios Eterno, apiádate de mí!”. Farel, que había presenciado la ejecución, comentó que Miguel Servet, desafiante hasta el final, podría haberse salvado si en su lugar hubiese gritado: “Jesús, el Hijo Eterno.” Unos meses más tarde, Miguel Servet fue ejecutado de nuevo, esta vez como muñeco, por la Inquisición de Francia.






viernes, 1 de marzo de 2013

El Enigma de la Trinidad

Generalmente se cree y se enseña que el cristianismo, tal como se enseña ahora, fue fundado por el Salvador de Nazaret cuando estuvo en la tierra. Pero enseguida surge una pregunta: ¿Cuál secta en particular fue la que él fundó? Esto es muy importante, porque cualquier persona razonable sabe que de los centenares de sectas que componen la cristiandad no hay dos que estén completamente de acuerdo en todo. El razonable pensar que el Salvador no inauguró tantas divisiones y sectas conflictivas. La iglesia Romana reclama ser la única "iglesia de Dios," la única fundada por el Nazareno, y que todas las sectas protestantes son heréticas (al menos eso decían antes, ya están cambiando ese enfoque). Por otro lado, los protestantes señalan a la iglesia Romana como la "madre de las rameras" de Revelación 17:5, ignorando que el mismo pasaje los señala a ellos igualmente.
Quienes conocen los hechos históricos saben que la cristiandad está compuesta de organizaciones cuya fe se supone que fue fundada por el Salvador de Nazaret pero que sin embargo ha adoptado muchas ideas y creencia de los filósofos paganos griegos y romanos que vinieron una generación después de la muerte del último de los seguidores inmediatos del Mesías. El cristianismo es una religión bastante diferente de la fe original de los apóstoles, como demostraremos más adelante. Las denominaciones, sectas, iglesias o grupos que componen la cristiandad quieren ser seguidores del Salvador del mundo, pero la doctrina que él enseñó, la vida que vivió, la adoración que practicó, no son las mismas del cristianismo moderno. El cristianismo actual tiene muchos elementos del paganismo griego, adoptados por los emperadores romanos en pro de la unidad nacional. Es muy obvio que ha sido moldeado por las enseñanzas de Platón, Sócrates, y los filósofos gnósticos griegos. El cristianismo moderno es en realidad un nombre nuevo para la antigua religión de los filósofos. Está moldeado a la semejanza de ellos en doctrina, en práctica, en culto y en nombre.
La Enciclopedia Británica dice lo siguiente con relación a esta póliza de adaptación de la iglesia moderna: “Nada, tal vez, ha tendido a corromper más al cristianismo que la introducción en él de supersticiones que son realmente paganas en sí mismas, o han sido sugeridas por prácticas paganas. El paganismo, incapaz de oponerse con éxito al cristianismo, ha hecho mucho para corromperlo, y en un sin número de maneras ha hecho estragos en su pureza”.
            El cristianismo como se lo conoce hoy día no se estableció firmemente como religión sino hasta el tiempo de Constantino el Grande, quien necesitaba una religión nacional para consolidar su imperio. Así que él adoptó la nueva religión, que para entonces ya había sufrido muchos cambios y la convirtió en una secta nacional. No sólo impuso que se aceptara como la única religión del imperio, sino que formuló su política e hizo que se aceptaran sus doctrinas, y se estigmatizó como herejes a los que no aceptaron la nueva religión, y los desterró de su reino o les dio muerte. Cualquiera puede corroborar lo anterior por medio de referirse a cualquier enciclopedia sobre la vida de Constantino. Así comenzó la iglesia Romana, de la cual surgieron las iglesias hijas que componen las denominaciones de la cristiandad.
            Cuando el Mesías nació en el mundo, su madre fue una doncella de Israel, de la tribu de Yahudah (Judá). Nació en una familia santa, que rendía culto al Todopoderoso de acuerdo a la doctrina y el ritual dados por el Altísimo a los profetas mediante el espíritu santo. No hay una jota de evidencia en los Escritos Apostólicos (o Nuevo Testamento) de que el Salvador se haya desviado alguna vez de la religión de su pueblo, que era la adoración bíblica practicada por los profetas. Cada palabra y acto suyo recalcaba el hecho de que él no había venido a destruir la ley ni los profetas (es decir, las Sagradas Escrituras) sino más bien a obedecerlas, cumpliéndolas en cada punto y coma. "No crean ustedes que yo he venido a quitar la ley ni las enseñanzas de los profetas; no he venido para quitarlas, sino para darles su verdadero significado" (Mateo 5:17 Versión Popular).
El Mesías enseñó los mismos preceptos de santidad, practicó la misma vida de justicia, observó las mismas fiestas sagradas, santificó el mismo día de reposo semanal que los patriarcas y profetas antes que él. Pero para beneficio de la sinagoga corrupta de su tiempo, él puso el énfasis en el poder de una vida de santidad de tal modo que su influencia pudiera cambiar al más vil pecador y sanarlo de nuevo física y espiritualmente. Su mensaje era el mismo de los profetas puesto en práctica en su vida y en las vidas de sus seguidores inmediatos. Aquella vida de santidad no sólo influyó en los individuos, sino que a través de ellos afectó el curso de las naciones, y remodeló el mundo en un nuevo estilo. Pero el Salvador murió, luego resucitó y subió al cielo, y sus discípulos continuaron su obra hasta que ellos también murieron. Mientras vivieron los discípulos inmediatos del Mesías, practicaron su doctrina y forma de vida según el modelo del Salvador, porque eran en su gran mayoría de la nación judía y de la fe judía. Continuaron viviendo, enseñando y adorando como verdaderos israelitas, siguiendo el ejemplo del Maestro.
Acerca del historiador Filón, dice el historiador Eusebio: “Además, por su descripción tan exacta de la vida de nuestros ascetas se ve claramente que él no sólo reconocía la divina misión de los apóstoles de su tiempo, quienes eran, parece, de origen hebreo, y preservaron la mayoría de las antiguas costumbres en un estilo estrictamente judío”. (Eusebio, hablando del tratado de Filón Sobre la vida contemplativa, Libro 2, capítulo 17. Eusebio, Historia Eclesiástica.)
Después de la destrucción de Jerusalem en el año 70, los judíos fueron dispersados a todos los rincones del imperio romano, y los discípulos del Mesías, por ser en su mayoría de la nación judía, fueron dispersados con los demás. Aquellos discípulos llevaron consigo la fe pura y sencilla que habían recibido del Salvador. Formaron congregaciones dondequiera que fueron, y así quedó sembrada la fe del Mesías hebreo Yahoshúa en todo el mundo de entonces.
El historiador Hegesipo dice: "Hasta entonces (el año 106 ó 107 EC, cuando el martirio de Simeón) la iglesia permaneció como una virgen pura sin corrupción, porque aquellos que trataban de corromper las sanas reglas de la predicación del Salvador, si había alguno, asechaban furtivamente en la negra oscuridad. Pero cuando el sagrado grupo de los apóstoles y la generación de aquellos que tuvieron la oportunidad de oír con sus propios oídos la divina sabiduría llegaron al fin de sus vidas, entonces la federación del impío error tuvo su comienzo mediante el engaño de falsos maestros, quienes al ver que no quedaba ninguno de los apóstoles, descaradamente trataron de imponer contra la predicación de la verdad la contra‑predicación del conocimiento, falsamente así llamado (Historia Eclesiástica, de Eusebio, Libro 3, capítulo 32).
De entre las naciones a donde fueron esparcidos los creyentes originales, juntaron prosélitos para la fe verdadera, y así las congregaciones crecían en número, formadas por personas de diversas nacionalidades que se mezclaron con los creyentes de la nación de Yahudah. Aquellos nuevos creyentes, sin embargo, habían estado conectados con otras religiones anteriormente, tal como sucede ahora. Y en aquel entonces, como ahora, no tenían la doctrina pura en aquellas religiones. Cuando aquellos conversos entraron al rebaño, procedentes de las religiones paganas, se descuidaron en cuanto a dejar fuera sus antiguas creencias, y así introdujeron en el nuevo rebaño sus doctrinas y prácticas paganas.
“La propensión de aquellos rudos e ignorantes conversos del paganismo a aferrarse a los ritos festivos de sus antepasados resultó ser invencible, de manera que se consideró necesario tratar de adaptar las viejas costumbres al nuevo culto, en lugar de abolirlas por completo. Además, aunque el imperio se había vuelto cristiano, era claramente ventajoso que los antiguos días de fiesta (paganos) se reconocieran hasta donde fuera posible en el nuevo arreglo del calendario”. Enciclopedia Británica.
Con el tiempo, como los verdaderos creyentes provenientes de Yahudah (judíos) murieron y los que se aferraban a la fe verdadera disminuían en número, los otros prosélitos que se habían ganado de las religiones paganas llegaron a ser la fuerza dominante en la nueva fe; y pronto, excepto casos aislados, la nueva religión llegó a ser una religión mestiza, híbrida, en parte pagana y en parte bíblica. No era la fe pura del Mesías, ni era el paganismo de tiempos antiguos, sino que llegó a conocerse con el tiempo como  “cristianismo”. Este cambio fue gradual, comenzando aún en el tiempo del apóstol Pablo y culminando en la Iglesia Estatal Romana durante el reinado de Constantino.
En cuanto a esta transición de la fe verdadera a la fe de una religión mestiza, el doctor Jessé Lyman Hulburt, el notable historiador eclesiástico, dice:
“Por cincuenta años después de la vida de san Pablo una cortina se suspendía sobre la iglesia, a través de la cual en vano nos atrevemos a mirar; y cuando esta por fin se levanta, como 120 años después, con los escritos de los padres de la iglesia, encontramos una iglesia en muchos aspectos diferente de la de los días de san Pablo y san Pedro”.
“Hasta ese tiempo (la caída de Jerusalem en el 70 EC) la iglesia había sido considerada por el gobierno romano y por el pueblo en general como una rama de la religión judía, pero de entonces en adelante los judíos y los cristianos quedaron separados. Un pequeño sector de cristianos judíos permaneció por dos siglos, pero en número cada vez menor. Los ebionitas constituían un pueblo en sí, escasa­mente reconocidos por la iglesia general y despreciados como apóstatas por los de su propia raza”. (Historia de la iglesia cristiana por Hurlbut, Pág. 43).
“Hay una fuerte base para la teoría de que el cristianismo primitivo era judaico en todo aspecto; que era en esencia una reforma judaica con la adición de principios mesiánicos que ya habían sido corrientes entre los judíos por cerca de dos siglos. El cristianismo judaico, sin embargo, desapareció prácticamente después de la caída de Jerusalem en el año 70 EC”. (Nueva Enciclopedia Estándar, de Funky Wagnall, artículo “Bible”.
En las guerras con los judíos, los romanos consideraban a aquellos creyentes mesiánicos como judíos, y ciertamente lo eran. Ese sentimiento influyó en el pueblo del imperio romano en su actitud para con los verdaderos discípulos, quienes eran en su mayoría de Judea. Muchos de los ciudadanos del imperio rehusaban tener nada que ver con la nueva secta porque la consideraban judía. Hasta los miembros de las congregaciones en las naciones fueron influenciados por esa animosidad, y decían: "No tengamos nada en común con esos judíos renegados," y así todo lo que tuviera un tinte de judaísmo fue descartado en la nueva fe, y se formó una nueva religión que no tenía nada en común con el judaísmo. La nueva creación fue el cristianismo, pero no era la fe del Mesías.
            El cristianismo actual no es la fe del Salvador sino una amalgama de paganismo y judaísmo salpicada con tintes de la fe verdadera que enseñó el Mesías. Hurlbut dice: “Mientras la iglesia fue principalmente judía se observó el sábado hebreo; pero a medida que se hacia cada más gentil, el primer día (domingo) tomó gradualmente el lugar del séptimo”.
No solamente se eliminó el sábado y se adoptó el domingo (día santo de los paganos romanos) en la nueva religión, sino que de igual manera rechazaron la Pascua y la fiesta de los Panes Inleudos y adoptaron la cuaresma y el domingo de Pascua. La Fiesta de las Cabañas y el Día de la Expiación fueron olvidados, y tomó su lugar el cumpleaños del dios‑Sol, llamado ahora la Navidad. La aspersión tomó el lugar del bautismo por inmersión; la inmortalidad del alma, adoptada del paganismo, reemplazó a la doctrina de la vida eterna condicional; la resurrección y el día del juicio quedaron olvidados y empezó a enseñarse un juicio continuo mediante el cual los muertos entran al cielo o al infierno por la eternidad, sin que sea necesaria la resurrección en este programa. El reino de los cielos, como verdadero gobierno mundial en toda la tierra, quedó ignorado a medida que los miembros de la nueva religión buscaban agradar a los “poderes establecidos”. Verdaderamente, como dijo Hurlbut, “Encontramos una iglesia en muchos aspectos muy diferente de la de los días de san Pedro Y san Pablo,” y del Mesías. Aquella nueva iglesia, tan diferente, era el cristianismo, el cual adoptó como divinidades los diversos ídolos de los paganos, relegando a segundo plano a Yahwéh, el Santo de Israel, y a su Hijo humano Yahoshúa.
            Una vez más encontramos a los miembros de la Iglesia dándole paso a una multitud de elementos paganos con el fin de ganar a los paganos para el cristianismo. Nótese esta cita de La Rama de Oro, de Frazaer: “Tomadas juntas, las coincidencias de las fiestas cristianas y las paganas son muy cercanas y muy numerosas para ser accidentales. Estas son marcas del compromiso que la iglesia en el momento de su triunfo se vio compelida a hacer con sus rivales vencidos pero todavía peligrosos. El inflexible protestantismo de los misioneros primitivos, con su agresiva denuncia del paganismo se había cambiado por la dócil política de la fácil tolerancia, la comprensiva caridad de astutos eclesiásticos que percibían claramente que si el cristianismo iba a conquistar al mundo podría hacerlo únicamente por medio de aflojar los rígidos principios de su Fundador, por medio de ensanchar un poco la puerta estrecha que lleva a la salvación”.
            La nueva religión no era el cristianismo antiguo, sino verdaderamente una nueva creación. Era una amalgama general, compuesta de diversas creencias de varios cultos antiguos. Tomaron algunas cosas de unos y otros, y formaron un todo que llamaron cristianismo. El domingo lo tomaron de los paganos romanos; Easter (Pascua Florida), de los paganos egipcios; la Navidad, de los paganos babilonios; el dios trino, de los paganos gnósticos; la inmortalidad del alma, de los paganos griegos; y esto lo combinaron con algunas de las enseñanzas del Mesías y otras doctrinas, y así se formó la religión del cristianismo, la cual con el tiempo llegó a ser la religión nacional del imperio romano.
            En muchos lugares los templos paganos se convirtieron en iglesias cristianas. Los servicios de adoración aumentaron en esplendor pero eran menos espirituales y de corazón que los de tiempos anteriores. “Los formalismos y ceremonias del paganismo se introdujeron gradualmente en el culto. Algunas de las antiguas fiestas paganas se convirtieron en fiestas de la iglesia, con un cambio de nombre y culto”.
            Bróthingham dice, hablando de la catedral de San Pedro en Roma: “¡Cuán profundamente en la antigüedad se remontan estas ceremonias! A los misterios de Eleusis, a los ritos sacrificiales de Fenicia; los niños mecían los incensarios como se mecían los incensarios en la adoración de Baco. El ceñidor y la sotana de los sacerdotes vinieron de Persia; el velo y la tonsura eran de Egipto; la túnica y el confesionario fueron prescritos por Numa Pompilio; la estola se tomó prestada del oficial que solía ponerla a la espalda de la víctima que iba a ser sacrificada; la sobrepelliza blanca es la misma que describieron Juvenal y Ovidio”.  (Atlantis Pág. 210, 211).
No solo los templos paganos se convirtieron en iglesias, las fiestas paganas se convirtieron en fiestas de la iglesia, y el domingo sustituyó al sábado, sino que hasta el culto pagano se transfirió a la iglesia, en la medida en que el culto a la virgen María sustituyó al culto de la diosa Venus y de Diana. ¿Qué les importaba a los paganos el nombre del ídolo o el nombre de la religión?; de cualquier modo ellos entendían que era la misma. Así la nueva religión adoptó las estatuas de Venus, Diana, Júpiter o Zeus, de Apolo, etc., y sustituyeron sus nombres paganos por los nombres adoptados por la nueva religión, llamada cristianismo.
            Los paganos habían estado adorando a Diana o Artemisa, así que ahora iban a venerar a la virgen María. Habían estado adorando a Zeus o Júpiter como la deidad suprema así ahora se les dijo que el nuevo nombre era Theós, o Deus, o Dios. Los templos paganos vinieron a ser iglesias cristianas, los ídolos paganos vinieron a ser imágenes cristianas; las deidades paganas vinieron a ser divinidades (semi­dioses) cristianas; las fiestas paganas vinieron a ser los días santos cristianos; los ritos y ceremonias paganas se “cristianizaron”; y así nació el cristianismo moderno.
            Los profetas hebreos adoraban al Creador del mundo, y él les había revelado que su nombre es Yahwéh (Isa. 42:8). Los profetas declararon que este es el único nombre del Todopoderoso (Salmo 83:18). Así como la Escritura revela que no hay más que un sólo Todopoderoso supremo, así también declara que él no tiene más que un sólo nombre, y que ese nombre es Yahwéh. Alrededor de 7,000 veces, las Sagradas Escrituras le revelan al hombre ese nombre sagrado. Los patriarcas, los profetas, el Salvador, y sus discípulos adoraron al único Creador verdadero y lo invoca­ron por su único nombre revelado Yahwéh, o la forma abreviada Yah. Cuando el Salvador estuvo entre los hombres adoró al Poderoso de Israel, y conoció y enseñó el nombre sagrado. Él oró: "He manifestado tu nombre a los que del mundo me diste;” "les he declarado tu nombre”; ‑‑ los he guardado en tu nombre”; -‑ Juan 17:6, 12, 26.
      Tras la muerte de los apóstoles se dejó de invocar a Yahwéh en las congregaciones, y los nombres de los dioses de las naciones tomaron su lugar en la nueva religión y en sus traducciones de las Escrituras. El profeta dijo: “Aunque todos los pueblos anden cada uno en el nombre de su deidad, nosotros con todo andaremos en el nombre de Yahwéh nuestro Poderoso eternamente y para siempre” (Miqueas 4:5). Cuando las Sagradas Escrituras fueron traducidas a los idiomas de las naciones, los traductores ignoraron el Nombre Sagrado revelado en esas Escrituras, e insertaron los nombres de las deidades nacionales en lugar de Yahwéh. Así pusieron como nombre del Creador: Adonay, Kúrios, Dóminus, Señor, y más tarde Jehovah. En cada caso la deidad nacional en oposición a Yahwéh fue colocada en el sitial de honor. Cada una de las naciones adoraba una deidad suprema y tenía un nombre nacional. Dondequiera que podía usarse ese nombre, fue colocado en las traducciones de las Escrituras. Y así deidades extranjeras recibieron la alabanza, la gloria y la adoración que le pertenecen justamente a Yahwéh. No en balde el Todopoderoso declara: "Yo soy YAHWÉH, este es mi nombre, y a otro no daré mi gloria" (Isayah 42:8).
      La siguiente cita histórica suena desagradable pero la esencia es verdadera:
      “El dios del noventa y nueve por ciento del mundo cristiano es simplemente Bel, Moloc, Zeus, o cuando mucho Osiris, Mitra, o Adonis, aunque con otros nombres modernos, a quienes la gente adora con las antiguas ceremonias paganas y fórmulas ritualistas. Es la imagen de Jove Olímpico, adorada como el Padre, en una iglesia cristiana que fue templo pagano; es la estatua de Venus, que llegó a ser la virgen María. (Moral y Dogma, de Pike, Pág. 296).
            Yahwéh no es el Ser Supremo del cristianismo; más bien los cánticos, las oraciones, la alabanza y la honra ascienden al nombre de una deidad extranjera en cada idioma debajo del cielo. Los griegos le oran a Kúrios y Zeós; los alemanes a Herr y Gott; los polacos a Bog y Pan; los ingleses a Lord y God; los latinos a Señor y Dios. Y así es en toda la cristiandad. La religión moderna ignora el nombre de Yahwéh.
            Cuando el salvador nació en el mundo, su madre fue una doncella judía de la tribu de Yahudah, pero su padre fue el Todopoderoso, cuyo nombre es Yahwéh, o Yah. Siendo el hijo de Yahwéh, era natural que llevara el nombre del Padre, y eso fue lo que indicó claramente cuando dijo: “Yo he venido en el nombre de mi Padre” (Juan 5:43). Las traducciones comunes de las Escrituras dicen que el nombre del Hijo de Yahweh es Jesús, pero recuerde que el mensajero celestial le habló a una muchacha hebrea, y declaró el nombre del niño en el idioma hebreo, nombre que en dicho idioma significa "Yah es salvación”. Como el nombre "Yahoshúa" era judío, resultaba objetable para los griegos y los romanos, quienes odiaban a los judíos, y por eso lo eliminaron de los registros para insertar un nuevo nombre. De esa manera el nombre Yahoshúa fue reemplazado por Ie‑seús, conocido ahora como Jesús. [El nombre se escribía originalmente Yahoshúa pero, como es común en hebreo, más tarde se acortó en el uso diario y llegó a ser Yahoshúa. Luego por influencia rabínica se empezó a cambiar la "a" por "e" y a pronunciarse Yahoshúa. Los traductores griegos, en vez de transliterarlo así en su idioma, lo transformaron en Iesoús. De ahí pasó al español antiguo como Iesús, y al español moderno como Jesús.]
            La nueva religión se conoció como cristianismo porque a la deidad suprema de ella se le dio el nombre griego de Cristós (en español "Cristo"). Los hebreos llamaban su salvador venidero con el título Mesías. Los discípulos del Salvador lo aceptaron como tal y lo conocían en hebreo como Yahoshúa ha Mashíaj (en español: Yahoshúa el Ungido). Los griegos, sin embargo, en vez de usar el título inspirado hebreo, lo tradujeron con el griego Cristós (Ungido). [El error fue que al traducir el título Mesías como "Cristós" dejaron de considerarlo como título y empezaron a considerarlo como un nombre propio del Salvador. Un error todavía peor fue que al traducir las Escrituras al español, en vez de traducir el griego Cristós como "el Ungido", lo transliteraron como "Cristo", como si esto fuera un nombre propio y, de hecho, pasó a ser el nombre del Salvador]. Entre los pueblos del oriente se adoraba una deidad solar llamada "Cristna," y algunos ven una relación entre el nombre hindú "Cristna" y el "Cristós" de los griegos. Si es así, el nombre sánscrito del mesías hindú llegó a ser el nombre del mesías de la nueva religión moderna que se conoce ahora como la fe "cristiana”.
La religión revelada en las Escrituras Sagradas de Israel es la adoración del Creador cuyo nombre único es Yahwéh. Baal no es el Creador; Adonis no es el Todopoderoso; Pan no es el Santo, ni lo es Kurios, ni Señor ni Dios. Yahwéh es el Ser supremo, y a él hay que adorar (Isayah 42:8).
El único Salvador en las Escrituras es Yahoshúa, el Hijo de Yahwéh. Su título real es el Mesías, o el Ungido de Yahwéh. El no conoció esos nombres modernos tales como "Jesucristo" o "Cristo”. Es tiempo de apartarse de esas invenciones modernas y exaltar al Salvador del mundo por su nombre verdadero: Yahoshúa el Mesías. Reconozcamos cuánto se ha apartado el cristianismo moderno de la senda antigua, el camino de dedicación, el camino de adoración pura.
      Nuestra exhortación hoy día para el lector es que considere bien sus caminos. Compare su religión con la Palabra Inspirada y acepte las sendas antiguas de santidad. Adore a Yahwéh, el Poderoso de Abraham, Isaac y Jacob; siga al Mesías Yahoshúa y asegúrese de que él sea su único Salvador. Rechace todas las tradiciones y mandamientos de hombres, y adore a Yahwéh en espíritu y en verdad.




El Enigma de la Trinidad

Capítulo 2

El origen del dogma trinitario


Las personas que creen en la Trinidad suponen que esta doctrina es de origen bíblico y que la iglesia siempre la ha enseñado. Por eso es muy importante que investiguemos el origen de esta doctrina tan difundida en el cristianismo moderno. ¿Qué nos dicen los historiadores sobre los orígenes de este dogma?
¿Cómo era originalmente la "Iglesia", o sea, la comunidad mesiánica de Palestina? El historiador nos dice:
            "La primera comunidad de Jerusalem es puramente judía; No tenemos ninguna razón para dudar, sobre este punto, de la exactitud del testimonio de los Hechos; Sus miembros se distinguen de los demás judíos piadosos sólo en la creencia de que [Yahoshúa] Nazareno fue elevado por [Yahwéh] a la dignidad de Mesías, y que las promesas se cumplieron en él”. (El cristianismo antiguo, Pág. 89).
            ¿Y qué nos dice la historia en cuanto a la fe del apóstol Pablo y de la comunidad mesiánica primitiva?:
            “Ahora bien, [Yahwéh] es para Pablo una herencia judía: Se deduce de esto que el monoteísmo israelita se impone a su espíritu como un ‘a priori’ y absolutamente... Pablo ...no sospechaba todavía los innumerables problemas teológicos que la noción de Hijo de Dios reservaba para el porvenir... De todos modos debe descartarse la idea de una confusión entre el Maestro y Yahwéh; Sería inconcebible en Pablo, que aun no piensa en la trinidad... Toda la cuestión está, puede decirse, dominada por el texto de 1 Cor. 8:6; helo aquí: "Para nosotros no hay más que un Dios, el Padre... y un solo Maestro, [Yahoshúa el Mesías]. " Así que por esencial y necesaria que sea la colaboración del Maestro en las obras de Dios, el Maestro no es el igual de Dios.
            “En rigor, para Pablo, solo el Maestro representa una de las categorías de la creación, la más próxima a Dios y que puede calificarse de divina”. (Ídem., págs. 106,108).
             
Comienza la transformación

Pablo predijo que después de su partida la Comunidad Mesiánica caería en apostasía. Tal predicción no tardó en cumplirse. Continuamos citando el testimonio de la historia:
            “Hacia la misma época también se efectúa de hecho el divorcio entre la Iglesia y la Sinagoga, y los fieles de [Yahoshúa] empiezan a hablar de los judíos en términos que, sin duda, habrían sorprendido al Maestro... Las comunidades nacidas de los apóstoles y de sus discípulos judíos, que se quedaron siendo pequeñas y pobres, y aún subsistían en Siria, en Egipto y tal vez en Roma, fueron sobrepasadas por las grandes iglesias pobladas de tránsfugas del paganismo... En realidad los cristianos grecorromanos no se sentían ya ligados a Israel y daban a la ley, de la que [Yahoshúa] había afirmado que no cambiaría un ápice, una interpretación puramente simbólica”. (Ídem., Pág., 115)
            “En otros términos, en los umbrales del segundo siglo, el cristianismo aparece ya como una religión independiente, poco coherente de seguro... Se encuentra ya muy lejos del pensamiento de Yahoshúa y de los Doce”. (Ídem., Pág. 116)
            “A veces es difícil decir con certeza de qué rito pagano deriva tal rito cristiano, pero es indudable que el espíritu ritualista de los paganos se impuso poco a poco al cristianismo... Por tanto, si consideramos a la Iglesia cristiana a principios del siglo 4, nos sería difícil reconocer a la comunidad apostólica, no la reconoceríamos en absoluto”. (Ídem., pág. 125,126)
            "Dogmas complicados, como el de la Trinidad, o sutiles como el de la Transubstanciación, debieron su nacimiento y su organización a las sobre-evaluaciones y a los razonamientos de los filósofos, estimulados por las afirmaciones a veces contradictorias de los simples”. (Ídem., pág. 154).
            "Para salir de la confusión, el buen sentido sólo podía elegir entre dos soluciones: la de abandonar francamente el monoteísmo y resignarse al triteísmo; o la de abandonar la distinción de las personas en Dios y caer en el modalismo, o sea, la de considerar a cada una de las personas como una simple modalidad, como uno de los aspectos esenciales del Ser divino único. Ahora bien, la mayoría de los cristianos no ha querido elegir y ha pretendido mantener, a la vez, la unidad indivisible del Omnipotente y la existencia en él de tres personas distintas. Esta paradoja provocó innumerables debates, en el curso de los cuales surgieron problema tras problema y dificultad tras dificultad, que causaron a la iglesia un trastorno espantoso”. (Ídem., pág. 156)
            “Lógicamente, esa evolución encontró oposiciones. Ciertos hombres se adhirieron a las formas antiguas de la fe apostólica y a las tradiciones del judeo‑cristianismo primitivo; son probablemente los descendientes directos de los primeros fieles palestinos.. Las iglesias griegas no tardaron en acusarlos de pensar 'pobremente del Maestro'... Se entrevén igualmente resistencias harto tenaces a la constitución de la teología del Logos, por la cual se preparó y finalmente se fundó el dogma de la trinidad. Pero los alogos, como se les llama a estos reaccionarios, no tienen la menor probabilidad de detener la corriente que arrastra la fe cristiana hacia la constitución de una metafísica dogmática, cada vez más complicada y cada vez más alejada de las afirmaciones apostólicas”. (Ídem., Pág. 158)

Un rey pagano decide el debate

El primer Concilio Ecuménico de la Iglesia Romana, el Concilio de Nicea en el 325 E. C., marcó un hito histórico en el desarrollo teológico de la “Iglesia Madre”. En ese concilio se decidió por fin cuál habría de ser la doctrina oficial de la Iglesia en torno a la Deidad.
            Sobre esta situación nos dice otro historiador:
            "Dos grupos de teólogos tenían una influencia tan amplia que prácticamente dividieron a la cristiandad en dos bandos que fueron rivales teológicos y políticos durante dos siglos. Estos fueron el grupo 'ortodoxo,' dirigido por Atanasio..., y los arrianos, llamados así debido a Ario. Los atanasianos eran trinitarios; los arrianos eran unitarios... Creían en la doctrina de que [Yahoshúa] el Hijo está subordinado a [Yahwéh] el Padre, y es de una substancia diferente, debido a que el Mesías fue creado por [Yahwéh] y así llego a existir después de [Yahwéh]”. (El desarrollo de la doctrina cristiana, Pág. 15).
            Una autoridad moderna del catolicismo romano afirma:
            “Es dificil, en la segunda mitad del siglo 20, ofrecer un relato franco, claro y objetivo de la revelación, la evolución doctrinal, y la elaboración teológica del misterio de la Trinidad... Uno no debería hablar de trinitarismo en el Nuevo Testamento a menos que lo haga con serias restricciones... Cuando uno habla de un trinitarismo absoluto, uno ha pasado del período de los orígenes del cristianismo a, digamos, el último cuarto del siglo cuatro”. (La nueva enciclopedia católica, ed. 1967, tomo 14, Pág. 295).
            ¿Y qué sucedió en el siglo cuatro? Pues se realizó el ya mencionado Concilio de Nicea, convocado por y bajo la dirección del emperador pagano Constantino.
            “En las postrimerías del reinado de Constantino podía preverse ya la unión de la iglesia y el estado, la absorción del cristianismo por el paganismo y su total destrucción”. (El  cristianismo antiguo, Pág. 173).
             

Constantino y el Concilio de Nicea


Para abreviar, presentaremos un resumen de esta interesante historia:
            Constantino declaró que se había convertido al llamado cristianismo, sin duda debido tanto a factores políticos como religiosos. Por lo tanto le era muy molesto ver esta división doctrinal, pues la consideraba como una amenaza a la unidad de su imperio. Como Pontífice Máximo, principal gobernante religioso, convocó el primer concilio ecuménico en Nicea en el 325 E.C. Aunque todavía no había sido bautizado como cristiano, presidió sobre este concilio al que sólo asistieron 318 obispos.
        Durante unos dos meses los trinitarios y los arrianos disputaron; los trinitarios a menudo recurrieron a tácticas de extrema intolerancia. Constantino, notando que los trinitarios formaban la mayoría, decidió a favor de ellos. Aplastó la oposición entre los obispos y exigió la firma de todos los presentes bajo pena de proscripción. Solamente dos obispos de Libia rehusaron firmar; juntos con Ario y los sacerdotes que siguieron fieles a él, fueron exilados a Ilírico territorio que corresponde a la Yugoslavia occidental del día actual. Los escritos de Ario fueron confiscados y quemados, y se advirtió a todos en contra de poseer cualquiera de ellos, bajo pena de muerte.
            Pero el triunfo de Atanasio y sus seguidores trinitarios fue de muy corta duración. Constantino, quien había decidido a favor de los trinitarios, muy probablemente por razones políticas, estaba muy dispuesto a cambiar cuando el clima político pareciera variar. Y así sucedió cuando Constantino, sólo unos pocos años más tarde, mudó su capital a Bizancio y construyó la ciudad que lleva su nombre, Constantinopla. Aquí el arrianismo estaba fuerte, los obispos de esta zona habían firmado la declaración solamente debido al temor.
            El principal obispo de Constantinopla, Eusebio de Nicomedia, era un arriano y logró que Constantino cambiara, por así decirlo, de caballos doctrinales. Ahora fueron los trinitarios los que fueron proscritos. En el 335 Constantino desterró a Atanasio a Treves, en Galia (Francia). Poco después, y antes de morir, fue bautizado por el obispo arriano Eusebio.
            Constantino dejó el imperio a sus herederos. El que finalmente salió vencedor en la lucha por el poder fue Constancio, un arriano de convicción que gradualmente ganó control sobre todo el imperio, oriental y occidental, a la muerte de sus hermanos trinitarios. Decidido a hacer progresar el arrianismo, ordenó que los obispos trinitarios fueran reemplazados por obispos arrianos, cambios que hicieron que un historiador pagano de ese tiempo se burlara acerca de que “las carreteras estaban cubiertas de obispos al galope”.

Finalmente ganan los trínitarios

Sin embargo, esa dominación arriana duró solamente hasta la muerte de Constancio, pues los trinitarios todavía formaban la mayoría. Otra razón por la que los arrianos perdieron fue que no estaban unidos. No apoyaron una declaración o credo común que expresara sus creencias ni tenían tampoco un cuerpo gobernante al cual apelar.
            Pero tal vez, entre otras cosas, lo que hizo que los trinitarios vencieran a los arrianos fue el hecho de que los trinitarios estaban siempre dispuestos a recurrir a la violencia y a la fuerza para lograr sus metas. Cuando Ario se levantó para hablar en el concilio, se nos dice que un tal Nicolás de Mira lo golpeó en la cara y, mientras Ario hablaba, muchos obispos trinitarios se metían los dedos en los oídos y salían corriendo como si estuvieran horrorizados ante sus palabras. Otra cosa que fue característica de los trinitarios, fue la huelga de brazos caídos que Ambrosio; el obispo de Milán, maniobró para evitar que ni siquiera un edificio eclesiástico de su ciudad fuera entregado a los arrianos, según lo había ordenado el emperador Valentiniano. Ambrosio hizo que su rebaño permaneciera en el edificio día y noche, cantando canciones por dos semanas, hasta que el emperador cedió finalmente a su demanda.
            Un testimonio similar al hecho de que la violenta intolerancia de los trinitarios era un arma eficaz contra los arrianos lo suministran las declaraciones contrastantes que hicieron dos de los más notables gobernantes “bárbaros” germánicos. Clovis, rey de los francos, que abrazó la ortodoxia romana y por lo tanto el trinitarismo, procedió en contra de los visigodos de la Galia, diciendo: “Me apena que estos arrianos posean parte de Galia. Marchemos con la ayuda de Dios y sojuzguémoslos”. Y de veras que los sojuzgó. Con respecto a la cosecha que siguió a la siembra de intolerancia, leemos que “es un relato de crueldad, avaricia y traición, de reyes depravados y reinas vengativas, para quienes el papa [Gregorio] encontró excusas debido a su defensa de la ortodoxia católica”.
            En extraordinario contraste a la intolerancia del ortodoxo Clovis, está el arriano Teodorico, rey de los ostrogodos... Teodorico conquistó a Italia, pero en cuanto a la religión, su política fue: “La religión es un asunto en el que el rey no puede ordenar, porque no se puede obligar a ningún hombre a creer en contra de su voluntad”.
            Otro factor que obró a favor de los trinitarios fue el monasticismo, esto es, la práctica de llevar vidas célibes en los monasterios. Atanasio fue el primer teólogo católico romano de prominencia que promovió el monasticismo. Los monjes no sólo eran una fortaleza del trinitarismo, sino que siempre estaban dispuestos a recurrir a la violencia en su celo por sus creencias trinitarias.
            El hecho de que los guerreros germánicos que invadieron el imperio romano, tanto su parte oriental como occidental, eran arrianos, también obró en favor de los trinitarios. ¿Por qué razón eran arrianos estos “bárbaros”? Porque habían sido convertidos por un obispo arriano, Ulfilas. Así que el favorecer el arrianismo era como simpatizar con estos invasores.
            Tal vez el golpe más serio contra los arrianos lo dio el emperador Teodosio. Mediante los edictos oficiales del 391 al 392 E.C., él impuso la ortodoxía católica romana sobre todos los "cristianos" y privó a los arrianos, así como a todos los paganos, de sus casas de adoración. Dice un historiador: "El triunfo legal de la iglesia contra la herejía (el arrianismo) y el paganismo y su evolución de una secta perseguida a una iglesia perseguidora quedó completo”. 

Los bárbaros arrianos

Desde el quinto siglo en adelante no volvió a haber ningún emperador romano arriano. Sin embargo, esto no señaló el fin del arrianismo como religión nacional. ¡Lejos de eso! Después de la muerte de Teodosio, Roma volvió a ser presa de los invasores arrianos germanos que en su arremetida bajaron del norte. Dice una autoridad católica romana:
“A pesar de alguna persecución, el cristianismo en esta forma [arriana] se esparció con notable vigor desde los bárbaros a las tribus vecinas... Cuando estos invadieron el occidente, y establecieron los varios reinos germánicos, la mayoría de las tribus confesaban el arrianismo como su religión nacional y en algunos casos perseguían entre los de la población romana, a los que confesaban la ortodoxia católica... Pero gradualmente la Iglesia católica logró eliminar el arrianismo. En algunos casos esto se logró mediante la acción militar que prácticamente barrió con el elemento germánico, Esto sucedió durante el reinado del emperador Justiniano, cuya ambición era restaurar el imperio romano a su anterior gloria y quien fue notorio por su persecución, no sólo de los arrianos sino también de los judíos y de los samaritanos. ¡Y hasta prohibió a los judíos que leyeran sus Escrituras en hebreo!
            Pero Justiniano no terminó con el arrianismo. Roma todavía iba a tener más que ver con los bárbaros germánicos, porque unos pocos años después de la muerte de Justiniano, los lombardos, de quienes se dice que eran una de las más feroces de todas las tribus germánicas, invadieron a Italia. No pasó mucho antes de que tuvieran la mayor parte de la península bajo su control. Entonces, a mediados del siglo séptimo, por una u otra razón, los lombardos gradualmente se hicieron católicos romanos trinitarios, y así, aunque siguieron creándole problemas al papado, era sobre asuntos políticos y territoriales, no religiosos.
            Con respecto a este período leemos: “En la resultante hecatombe, la fortuna alternaba, más a menudo como consecuencia de los cambios políticos y los patrocinios civiles que debido a los argumentos teológicos”. Y como dice otra autoridad, el arrianismo “se mantuvo por dos siglos más, aunque más por accidente que por elección o convicción”.
            Y así, la nota tónica de la conclusión de esta sección la dejarnos de nuevo al historiador Charles Guignebert:
            “Así, por una acción de colaboración inconsciente de influencias, bastante disímiles en su origen, pero convergentes en su acción, una religión muy diferente del mesianismo, que ya entrevimos en los umbrales del siglo 3, se constituye en el siglo 4 y se encuentra prácticamente dueña del mundo romano al iniciarse el siglo 5...
            “Cuando se piensa en lo que fue el cristianismo de la edad media ... y se lo compara con la religión del profeta galileo... con la religión de [Yahoshúa], cuya piedad se elevaba hacia el Poderoso de sus padres en un confiado impulso filial, sencillamente, casi no se ve nada de común entre una y otra. Parecería que, con el nombre del Mesías, la vida religiosa y filosófica del paganismo, con todos sus contrastes y todas sus incoherencias, hubiera recuperado vigor y triunfado sobre la religión del espíritu y de la verdad que el Maestro judío había vivido. No es menos cierto que el ‘triunfo’ de la Iglesia en el curso del siglo 4 solamente fue posible por el fracaso de la fe primitiva, la que podemos llamar la fe de los doce”. (El  C. A., Págs. 187,188).
            "Por eso puede decirse sin paradoja, que los occidentales jamás comprendieron verdaderamente, en la antigüedad, los dogmas cristianos, que tampoco los comprendieron mejor después y que la religión que, con su propio esfuerzo, han construido sobre esos dogmas, ha sido una cosa diferente, en espíritu y en esencia, del cristianismo oriental, otra cosa, surgida esencialmente de su propio fondo, de acuerdo con sus propios sentimientos y vaciada en fórmulas inadecuadas para contenerla en rigor, los occidentales jamás han sido cristianos”. (Ídem. Pág. 206).




La verdadera fe monoteísta

La verdadera fe monoteísta no se ha dado nunca fuera de Israel. La supuesta fe monoteísta del cristianismo falta en pasar la prueba del monoteísmo. El monoteísmo requiere que la deidad suprema sea una sola persona, mientras que la fe cristiana pone a tres personas en la misma categoría de omnipotencia y soberanía.
            El credo fundamental de la fe israelita excluye toda noción de politeísmo y de trinitarismo: “Oye Israel, Yahwéh es nuestro Poderoso, Yahwéh solo” (Deut. 6:4).
            Se ha pretendido que la palabra traducida aquí como "solo," ejad, significa una unidad plural. Pero el error de esa interpretación lo expondremos en un capítulo subsiguiente. Ejad significa "uno," "solo," "único," "solamente”.
            En la fe de Israel no existe la noción de una deidad plural compuesta de varias personas. Para los profetas, sólo Yahwéh es el Elohim, el Poderoso; y sólo a él se debe la adoración. Ni siquiera en las religiones paganas antiguas existió la noción de una deidad compuesta. La trinidad egipcia se componía de tres deidades, pero nunca se pretendió que las tres componían una sola deidad.
            La fe israelita rechaza total y contundentemente la idea de "pluralidad en la unidad”. Yahwéh es una sola persona y no admite iguales a su lado. "Porque yo soy Poderoso, y no hay ningún otro, yo soy divino, y no hay nadie como yo" (Isa. 46:9).
            Yahwéh no habita en un panteón de divinidades, como se concebía antes a las deidades paganas. El “habita en una luz inaccesible,” a la que nadie puede entrar. (I Tim. 6:16).
            La fe original de Israel es el yahwismo. El yahwista por excelencia en los tiempos primitivos  fue Abraham, el padre de la fe. Luego el yahwismo se extendió a través de su familia a todos sus descendientes.
            Pero el yahwismo no era una fe exclusiva de las tribus arameas y hebreas, de donde procedía Abraham, sino que también era patrimonio de los midyanitas y otros pueblos muy antiguos.
            Los historiadores de Israel demuestran que la adoración de Yahwéh como una deidad única se remonta al mismo principio de la humanidad, a los días de Set el tercer hijo de Adam.
            Dice el relato histórico: "Y a Set, a su vez, le nació un hijo, y lo llamó Enosh. Fue entonces que los hombres comenzaron a invocar a Yahwéh por nombre" (Gen. 4:26 Versión Israelita).
            En aquel tiempo no había ídolos ni deidades rivales. La humanidad conocía a un solo Ser Omnipotente: Yahwéh Elohim, el Creador de todas las cosas.
           


El Enigma de la Trinidad

Capitulo 3:

El enigma de la Trinidad


Los protestantes y evangélicos trinitarios estuvieron una vez unidos en su concepto de la Trinidad, el cual heredaron intacto de la iglesia Católica Romana. Pero en tiempos modernos ha habido rupturas en sus filas, con el nacimiento de la nueva explicación de la Trinidad. Según la nueva explicación, la Trinidad no consiste en que el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo compongan "un solo Dios", sino al contrario: que la Trinidad consiste en una sola persona divina que se ha manifestado en tres formas distintas: primero como Padre, luego como Hijo, y después como Espíritu Santo.
            En toda esta elucubración teológico que han elaborado los teólogos cristianos una cosa reluce como cierta: que la doctrina de la Trinidad, como dijera un influyente trinitario, “no, se puede explicar y nadie la entiende”.  

¿Cuán antigua es la “Trinidad”?

Conviene que comencemos por hacemos un par de preguntas, a ver si de alguna manera podemos aclarar los conceptos.
            En primer lugar, ¿de dónde surge la teoría de la Trinidad? ¿Es acaso una doctrina católica, o protestante? ¿Hubo personas que creían en una trinidad antes de que surgiera el cristianismo? Para algunos resultará una sorpresa saber que sí, que millones de paganos creían en una trinidad antes de que surgiera el cristianismo con el dogma trinitario. Dejemos que nos informe un afamado escritor, teólogo, e historiador cristiano, el Dr. Alexander Hislop.
            En su afamado libro Las Dos Babilonias, el Dr. Hislop nos ofrece las siguientes joyas informativas:
            “Nada más tenemos que comparar los antiguos misterios babilónicos con el entero sistema de Roma para notar cuán inmensamente ha tomado prestado una de la otra. Estos misterios estuvieron envueltos por mucho tiempo en las tinieblas, pero ahora la densa oscuridad comienza a disiparse. Todo el que haya prestado la más mínima atención a la literatura de Grecia, Egipto, Fenicia o Roma se percata del lugar que ocupan estos "misterios" en esos países. Ahora, así como el lenguaje de Jeremíah indica que Babilonia fue la fuente primaria de donde surgieron todos estos sistemas de idolatría, así las deducciones de los más sabios historiadores, basadas simplemente en fundamentos históricos, han llevado a la misma conclusión”. (Página 12).
            “Ahora bien, para establecer cuán idénticos son los sistemas de la antigua Babilonia y la Roma papal, sólo tenemos que indagar hasta qué punto está el sistema del papado en armonía con el sistema establecido en estos misterios babilónicos... " (Pág. 13)
            “Tomando entonces la admitida unidad y el carácter babilónico de los antiguos misterios de Egipto, Grecia, fenicia, y Roma, como la clave que nos ha de guiar en nuestras investigaciones, vayamos paso a paso en nuestra comparación de la doctrina y la práctica de las dos Babilonias: la Babilonia del Antiguo Testamento y la Babilonia del Nuevo”.
            “Y aquí tengo que notar, primero, lo idénticos que son los objetos de culto en Babilonia y en Roma. Los antiguos babilonios, así como los modernos romanos, reconocían en palabras la unidad de la Deidad; y aún cuando adoraban innumerables deidades menores, como poseedoras de cierta influencia en los asuntos humanos, reconocían claramente que había un Creador infinito y todopoderoso, supremo sobre sbre todos. La mayoría de las otras naciones hacían lo mismo”. Pág. 14).

 

Diferencia entre Israel y los paganos


A la luz de lo que se ha dicho, ¿cuál era entonces la diferencia entre Israel y las naciones paganas? ¿Por qué el Todopoderoso reprendió a las otras naciones llamándolas paganas e idólatras, y, sin embargo, favoreció a la nación de Israel?
            Nuevamente nos ilumina la acertada pluma del historiador:
            “Tan profundamente idólatra era el concepto babilónico de Divina Unidad, que [Yahwéh] el Dios vivo, condenó severamente a su propio pueblo por dedicarle la más mínima atención a ello: ‘Los que se santifican y se purifican en los jardines, tras los ritos de Uno Solo, que comen carne de puerco y abominación y ratón, serán consumidos juntos’ (Isa.. 66:17; y así también otras versiones). En la unidad de aquel "Dios Único" de los babilonios había tres dioses, y para representar aquella doctrina de la Trinidad utilizaban, como muestran los descubrimientos de Layard, el triángulo equilátero, como bien se sabe que hace la Iglesia Romanista hasta el día de hoy”. (Pág. 16).
            “El papado tiene en algunas de sus iglesias, como por ejemplo, en el monasterio de los llamados Trinitarios en Madrid, una imagen del Dios trino, con tres cabezas en un cuerpo. Los babilonios tenían algo igual. El señor Layard, en su último libro, ha mostrado un espécimen de tal divinidad trina, adorada en la antigua Asiria... En la India, de igual manera, en uno de los más antiguos templos, se representa a la Divinidad Suprema con tres cabezas en un solo cuerpo bajo el nombre de Eko Deva Trimurti. “Un Dios, tres formas”. En el Japón, los budistas adoran a su gran divinidad Buda, con tres cabezas, en la misma forma, bajo el nombre de “San Pao Fuh”.
            ¿Se da usted cuenta de que el dogma de la trinidad no se origina en la Biblia, ni en las enseñanzas del Mesías? La iglesia Romana la tomó prestada de la religión pagana de Babilonia y los protestantes la han aceptado sin cuestionarla.
            Ahora, como se les hace imposible explicar razonablemente a la “Deidad” con el antiguo dogma trinitario de la antigua Babilonia, diciendo que hay tres personas que componen un solo “Dios,” los nuevos teólogos echan mano de un nuevo ejercicio filosófico: decir que no se trata de una Divinidad en tres personas sino de una Persona en tres divinidades, o sea, en tres manifestaciones divinas.
            Este nuevo desarrollo teológico pretende evitar las terribles contradicciones lógicas de la anterior interpretación romano­-babilónica. Pero, ¿tiene fundamentos bíblicos la nueva explicación? De ninguna manera. Esta nueva teoría tiene unos obstáculos insalvables y choca violentamente contra la simple enseñanza bíblica de un solo Todopoderoso, el Padre, quien tiene un Hijo, el Mesías Yahoshúa. El Hijo mesiánico, incluso, adora al Padre.

 

Consideraciones para meditar


Antes de considerar la enseñanza bíblica sobre el particular, conviene que meditemos en unos cuantos pensamientos.
            Según la teoría "unitaria", cuando el Mesías estuvo en la tierra él era el Todopoderoso Yahwéh hecho hombre, es decir, esa persona no era en realidad una persona sino dos personas: El Padre y el Hijo, pero no eran un Padre y un Hijo en realidad sino una sola persona que se manifestaba en el cielo a los ángeles como Padre a la misma vez que se manifestaba en la tierra a los hombres como Hijo; pero lo que parecía ser dos personas era una sola persona. ¡Vaya! ¿Lo entendió usted? No se preocupe si no lo entendió, no hace falta. Esta nueva teoría trinitaria‑unitaria es como uno de esos acertijos en las revistas y periódicos: interesantes pero nada más. 

¡Extraña matemática!

Es interesante que, aunque las dos teorías trinitarias son contrarias, ambas resultan en la misma ecuación matemática: 1 + 1 + 1 = 1. Se pretende que cuando Tomás le dijo al Mesías que le mostrara al Padre, y el Mesías le dijo: “Tanto tiempo que he estado con ustedes y aun no me conoces; el que me ha visto a mí ha visto al Padre,” el Mesías le estaba diciendo que él mismo era el Padre. Si eso es correcto, entonces Yahwéh y el Mesías no son dos sino uno solo.
            Pero si usted estudia el pasaje de Juan 8:18 cuidadosamente, se dará perfecta cuenta de que la matemática del Mesías es muy distinta de la de la teoría trinitaria; él usó la verdadera matemática, en la que 1+1 es siempre 2. Note bien:
            ‘Entonces los fariseos le dijeron: ‘Tú das testimonio acerca de ti mismo; tu testimomio no es verdadero.’ (Los fariseos se basaban en la ley de Yahwéh sobre los testimonios, que dice: “No se tomará en cuenta a un solo testigo... Sólo por el testimonio de dos o tres testigos se mantendrá la acusación”. (Deut. 19: 1 S).)
            “Yahoshúa respondió y les dijo: ‘Aunque yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio es verdadero;... porque no soy yo solo, sino YO Y EL QUE ME ENVIO, el Padre. Y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero. Yo soy el que doy testimonio de mí mismo, Y EL PADRE QUE ME ENVIO da testimonio de mí. " (Juan 8: 13 ‑ 1 S).

Las deidades mortales


En la mitología griega y romana era común la muerte de los dioses. Aquiles, por ejemplo, murió de un flechazo recibido en un talón. Así que si le pudiéramos decir a uno de aquellos paganos romanos que el Todopoderoso del cielo, Yahwéh, murió en un madero en Palestina, el pagano no tendría el menor reparo en aceptar eso como un hecho.
            Sin embargo, la verdad es que el Todopoderoso Yahwéh no es en nada parecido a aquellas deidades mitológicas de la era de la ignorancia. Yahwéh sencillamente no puede morir. El profeta Habacuc dijo por inspiración: "¿No eres tú desde el principio, oh Yahwéh, Poderoso mío, Santo mío? Tú no mueres”. (Habacuc 1:12. Reina-Valera traduce “No moriremos,” pero el hebreo antiguo decía “tú no mueres”.)
            La Versión Popular traduce: “mi Poderoso santo e inmortal;” la Nueva Bíblia Inglesa dice: “Tú eres inmortal”. La versión Reina‑Valera falla en captar el sentido de este pasaje, en el que los escribas cambiaron el texto hebreo para que dijera “no moriremos” en lugar de “tú no mueres”. Para evitar usar la palabra muerte en relación con Yahwéh.
            La conclusión es lógica e inevitable si nos atenemos honradamente a las Escritura Inspiradas es esta: Si Yahwéh es un ser inmortal, no puede morir; entonces no fue Yahwéh quien murió en el Gólgota, tuvo que haber sido un ser mortal. Ese fue el hombre Yahoshúa, el Hijo unigénito de Yahwéh. ¿Quién fue él en realidad?

Conociendo al Padre y al Hijo

Las nuevas explicaciones neo‑trinitarias pretenden ahora demostrar que cuando en los Escritos Apostólicos (Nuevo Testamento) se habla del Padre, no se refiere a otra persona distinta del Hijo sino al Hijo mismo; en otras palabras, el Padre es Yahoshúa mismo. Hacen toda clase de maniobras lingüísticas para hacer parecer como que las Escrituras dicen que Yahoshúa es aquel a quien se le llama “el Padre”.
            Vamos a considerar ahora dos aspectos sencillos del tema: primero, lo que dice la Escritura sobre la relación del Padre y el Hijo, y luego un análisis serio de los pasajes que el neo-trinitarismo usa con pericia de cirujano para apoyar su idea de que Yahoshúa es el Padre.
            “Cuando Yahoshúa llegó a la región de Cesaréa de Filipo, preguntó a sus discípulos: ‘¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?’ Ellos contestaron: ‘Algunos dicen que Juan el bautista; otros dicen que Elíah, y otros dicen que Jeremíah o algún otro profeta.’ ‘Y ustedes, ¿quién dicen que soy?’ Les preguntó. Simón Pedro le respondió: ‘Tú eres el Mesías, el Hijo del Poderoso viviente’”.
            ¿Y qué le dijo el Maestro? Acaso le dijo: "No, yo no soy el Hijo, yo soy el Padre"? Al contrario: “Entonces Yahoshúa le dijo:’Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque ningún hombre te ha mostrado esto, sino mi Padre que ESTÁ EN EL CIELO” (Mat. 16:13‑17 Versión Popular).
            ¿Se da cuenta? Los hombres, mediante razonamiento humano, han llegado a toda clase de conclusiones respecto al Maestro de Nazaret: la antigua herejía gnóstica decía que Yahoshúa no era en verdad humano sino un espíritu puro disfrazado de humano; ahora la nueva herejía unitaria dice que Yahoshúa no era el Hijo de Yahwéh, sino Yahwéh mismo "disfrazado" de hijo. ¿Por qué no se acaba de entender de una vez lo que los verdaderos adoradores han entendido siempre? Hay una razón:
            "En aquel tiempo Yahoshúa dijo: ‘Te alabo, Padre (¿con quién hablaba?), Soberano del cielo y de la tierra, porque has mostrado a los sencillos las cosas que escondiste de los sabios y entendidos. Sí, Padre, porque así lo has querido. Mi padre me ha entregado todas las cosas, NADIE CONOCE REALMENTE AL HIJO, SINO EL PADRE; Y NADIE CONOCE REALMENTE AL PADRE, SINO EL HIJO y aquellos a quienes el Hijo quiera darlo a conocer”. ‑Mat. 11:25‑27.
            ¡Qué interesante! Cuando Simón le dijo al Maestro “Tú eres el Hijo”, el Maestro le replicó: “Eso te lo ha mostrado mi Padre que está en el cielo”. Esto quiere decir que Simón sí conocía realmente al Hijo porque el Padre se lo había revelado; de modo que cuando dijo que aquel que estaba frente a él era el Hijo de Uno que estaba en el cielo, estaba diciendo la verdad, porque la aprendió nada menos que por revelación del Padre.
            Hace un tiempo oí a un neo‑trinitario explicar que en Efesios 3:14 la frase “de nuestro Maestro Yahoshúa Mesías” fue añadida al texto por los traductores pero que está ausente en los manuscritos más antiguos, en los que dice solamente: “doblo mis rodillas ante el Padre”. Entonces procedió a citar otro pasaje donde se dice que todos doblarán la rodilla ante Yahoshúa; y de esta cirugía exegética concluyó el caballero, sin más ni más, que Yahoshúa es el Padre. ¡Qué grandes descubrimientos pueden hacer los sabios!
            Nosotros no queremos tener nada que ver con declaraciones pseudo‑teológicas como esas. El caballero presentó un testigo y lo hizo hablar como él quiso. Ahora queremos presentar al lector una nube de testigos y dejaremos que hablen como ellos quieran. 

 

El testimonio del Mesías mismo


* Mateo 20:23. “...el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me corresponde a mí darlo, sino que se le dará a aquéllos para quienes mi Padre lo ha preparado”. 

* Mateo 24:36. “En cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni aun los ángeles del cielo, ni el Hijo. Solamente lo sabe el Padre”. (¿Cómo es posible que el Padre sepa algo que el hijo no sabe si son la misma persona? Esto no sólo indica la diferencia entre el Padre y el Hijo sino también la supremacía del Padre y las limitaciones del Hijo).

* Juan 5:17. “Pero Yahoshúa les dijo: "Mí Padre siempre ha trabajado, y yo también trabajo”. (¿Ve usted aquí a un trabajador o a dos?).

* Juan 5:19. “Yahoshúa les dijo: 'Les aseguro que el Hijo no puede hacer nada por su propia cuenta; solamente hace lo que ve hacer al Padre. Todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo. 20 Pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que hace... 21 Porque así como el Padre resucita a los muertos y les da vida, también el Hijo da vida a quienes quiere dársela. 22 Y el Padre no juzga a nadie, sino que le ha dado al Hijo todo el poder dejuzgar, 23 para que todos den al Hijo la misma honra que dan al Padre. El que no honra al Hijo, tampoco honra al Padre, que lo ha enviado. 26 Porque así como el Padre tiene vida en si mismo, así también HA HECHO QUE EL HIJO TENGA VIDA EN SI MISMO... 30 Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta. Juzgo según el Padre me ordena, y mi juicio es justo, pues no trato de hacer mi voluntad sino la voluntad del Padre, que me ha enviado. 43 Yo he venido en nombre de mi Padre... 45 No crean que yo los voy a acusar delante de mi Padre; el que los acusa es Moisés”.

* Juan 6:37. “Todos los que el Padre me da vienen a mí; y a los que vienen a mí, no los echaré fuera. 38 Porque yo no he venido del cielo para hacer mi propia voluntad, sino para hacer la voluntad de mi Padre, que me ha enviado. 57 El Padre que me ha enviado tiene vida, Y YO VIVO POR ÉL;  De la misma manera, el que se alimenta de mí vivirá por mí”.
(¿Notó bien? El Hijo recibe vida del Padre. Por eso es que uno es padre y el otro es hijo; de otro modo no tendría sentido la relación. Yahoshúa nunca habló de su poder y autoridad como posesiones inherentemente suyas. Siempre hizo claro que todo su poder y autoridad le fueron dados por su Padre Yahwéh. Y de la misma manera que él vive por el Padre, los suyos vivirán por él.)

 * Juan 8:38. “Yo hablo lo que mi Padre me ha mostrado, y ustedes hacen lo que su padre les ha dicho... 40 Sin embargo, aunque les he enseñado la verdad que EL PODEROSO ME HA ENSEÑADO, ustedes quieren matarme... 42 ... No he venido por mi propia cuenta, sino que el Poderoso me ha enviado. 43 ¿Por qué no pueden ustedes entender mi mensaje? Pues simplemente porque no quieren escuchar mi palabra. 50 Yo no quiero que me honren, aunque hay ALGUIEN que quiere que se me honre, y él juzga”.

* Juan 8:54. “Si yo me honro a mí mismo mi honra no vale nada. Pero el que me honra es mi Padre, el mismo que ustedes dicen que es su Poderoso”.   (¿Quién era el Poderoso de los judíos? Yahwéh, ¿verdad?  Pues Yahoshúa está diciendo que ese es su Padre.)

* Juan 10: 14, 15. “Yo soy el buen pastor. Así como mi Padre me conoce a mí y yo conozco a mi Padre, así también yo conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí”. 

* Juan 12:49. “Y si Yahwéh me apartó y me envió al mundo, ¿cómo pueden ustedes decir que lo he ofendido porque dije que soy hijo de Yahwéh?”

* Juan 12:49. “Porque yo no hablo por mi propia cuenta; el Padre que me ha enviado me ha ordenado lo que debo decir y enseñar. 50 Yo sé que el mandato de mi Padre es para vida eterna. Así, pues, lo que yo digo, lo digo como el Padre me ha ordenado”.

* Juan 14:28. “...Si de veras me amaran, se habrían alegrado al saber que voy al Padre, porque ÉL ES MÁS QUE YO”.

* Juan 17:4,5 “Yo te he glorificado aquí en el mundo, pues he terminado lo que me mandaste hacer. Ahora, pues, Padre, dame en tu presencia la misma gloria que yo tenía contigo desde antes que existiera el mundo. 6 A los que escogiste del mundo para dármelos, les he hecho saber quién eres.. 7 Ahora saben que todo lo que me diste viene de ti; 8 pues les he dado el mensaje que me diste, y ellos lo han aceptado. Se han dado cuenta de que en verdad he venido de ti, y han creído que tú me enviaste”.
  
El testimonio de los apóstoles

Con el testimonio del Mesías mismo en cuanto a quién es él y quién es el Padre debería ser suficiente; pero como hay quienes aún parece que no le creen, vamos a ver si a los apóstoles les creen:

* Romanos 1:9. “Yahwéh, a quien yo sirvo con todo mi corazón anunciando el mensaje de su Hijo, es testigo de que continuamente los recuerdo en mis oraciones”.

* Romanos 15:6. "Para que todos juntos, a una sola voz, alaben al Poderoso y Padre de nuestro Maestro Yahoshúa Mesías”.

* 1 Corintios 11:3 “Pero quiero que entiendan que el Mesías es cabeza de cada hombre, y que el esposo es cabeza de su esposa, así como Yahwéh es cabeza del Mesías”.

(¿Qué significa el que el hombre sea cabeza de su esposa? ¿No es que el hombre tiene autoridad sobre su esposa en el arreglo divino? Pues así Yahwéh tiene autoridad sobre el Mesías, por ser su Padre).

* l Corintios 15:24. “...Entonces vendrá el fin, cuando el Mesías derrote a todos los dominios, autoridades y poderes, y entregue el reino al Poderoso Padre... 7 Porque Yahwéh lo ha sometido todo debajo de sus pies. Pero cuando dice que todo le ha quedado sometido, es claro que esto no incluye a Yahwéh mismo, ya que Él es quien le sometió todas las cosas. 28 Y cuando todo haya quedado sometido al Mesías, entonces el Mesías, que es el Hijo, se someterá a Yahwéh, que es quien sometió a él todas las cosas. Así, Yahwéh será todo en todo”.  (¿Podría alguien quererlo más claro?)

* Gálatas 1:1 "Yo, Pablo, soy un apóstol, no enviado ni nombrado por los hombres, sino por Yahoshúa el Mesías mismo Y POR YAHWEH EL PADRE, que lo resucitó... 3 Que Yahwéh. nuestro Padre y el Maestro Yahoshúa Mesías DERRAMEN [plural] su gracia y su paz sobre ustedes”.

* Colosenses 1:15. "El Mesías es la imagen visible de Yahwéh, que es invisible; es su Hijo primero, anterior a todo lo creado. POR MEDIO DE ÉL, YAHWÉH CREÓ TODO lo que hay en el cielo y en la tierra”.

* 1 Pedro 1:16. "Si ustedes llaman 'Padre' a Yahwéh, que juzga a cada uno ... 18 Pues Yahwéh los ha salvado a ustedes ... 19 con la sangre preciosa del Mesías”.
  
¿Quién es el Anti‑Mesías?

* l Juan 1:3. "Les anunciamos, pues, lo que hemos visto y oído, para que ustedes estén unidos con nosotros, como nosotros estamos unidos con el Padre y con SU HIJO Yahoshúa el Mesías. "

* l Juan 2:1 "Si alguno comete pecado, tenemos un abogado ante el Padre, que es Yahoshúa el Mesías”.

* 1 Juan 2:1. “¿Quién es el mentiroso? Precisamente el que dice que Yahoshúa no es el Mesías. Ese es el enemigo del Mesías [anti-­Mesías], pues niega tanto al Padre como al Hijo. 23 Cualquiera que niega al Hijo tampoco tiene al Padre; pero el que se declara a favor del Hijo, tiene también al Padre. 24 Por eso, guarden ustedes en su corazón el mensaje que oyeron desde el principio; y... también ustedes permanecerán unidos con el Hijo y con el Padre”. [Todavía 1+1=2]

* l Juan 4:14,15. “Y nosotros mismos hemos visto y declaramos que EL PADRE envió a SU HIJO para salvar al mundo. 15 Cualquiera que reconoce que Yahoshúa es EL HIJO de Yahwéh, vive en Yahwéh y Yahwéh en él”.

* 2 Juan 3. Que Yahwéh el Padre, y Yahoshúa Mesías, HIJO DEL PADRE, [1+1=2] derramen [plural] su gracia sobre ustedes”.
  
¿A quién hay que adorar?

El Gran maestro nos enseña claramente a quién hay que adorar como nuestro Poderoso, al mismo a quien él adoraba, como judío que era:

  • El Mesías adoraba al Padre:
“Llega la hora en que ustedes adorarán AL PADRE sin tener que venir a este monte ni ir a Jerusalem. 22 Ustedes [los samaritanos] no saben a quién adoran; pero nosotros [los judíos] sabemos a quién adorarnos, pues la salvación viene de los judíos. 23 Pero llega la hora, y es ahora mismo cuando los que de veras adoran al Padre lo harán de un modo verdadero, conforme al Espíritu del Poderoso. Pues el Padre quiere que así lo hagan los que lo adoran”. (Juan 4:21‑23)

“Y la vida eterna consiste en que te conozcan a ti, el ÚNICO PODEROSO VERDADERO, y a Yahoshúa Mesías, a quien tú enviaste”. (Juan 17:3)

  • Los apóstoles adoraban al Padre:
“Pues aunque en el cielo y en la tierra existan esos llamados poderosos y en ese sentido hay muchos poderosos y muchos soberanos, 6 PARA NOSOTROS NO HAY MAS QUE UN SOLO PODEROSO, EL PADRE,... Y hay también un solo soberano, Yahoshúa el Mesías (l Cor. 8: 5,6). [Uno más uno = dos personas; pero uno de ellos es nuestro Poderoso y el otro es nuestro soberano, es decir, nuestro rey]. 

La prueba de fuego

Hay un par de pasajes en el Nuevo Testamento tocante a los cuales deseamos extender una amistosa invitación a los amigos que creen en la teoría trinitaria. Si esos dos pasajes apoyan su idea de la trinidad, tienen una victoria. Pero si no, los invitamos a apegarse a la verdad de las Escrituras Inspiradas. He aquí los pasajes; vamos a citarlos, pero usted puede leerlos en su propia Biblia:
“El Poderoso de Abraham, de Isaac, y de Jacob, el Poderoso de nuestros padres..”. [Un momento; hagamos un paréntesis: ¿Quién es ese Poderoso? En Éxodo 3: 15 se identifica como “Yahwéh, el Poderoso de vuestros padres.]... “ha glorificado a SU HIJO YAHOSHÚA, al cual vosotros entregasteis”. (Hechos 3:13 VRV).
            ¿Se da cuenta de lo que dice aquí? Pedro está diciendo que el Poderoso de Abraham (o sea, Yahwéh) envió a SU HIJO YAHOSHÚA. Entonces el Poderoso de Israel tiene un Hijo que se llama Yahoshúa. Además, en el capítulo 2:32 dice que "a este Yahoshúa lo resucitó Yahwéh," y en el verso 36 dice que “a este Yahoshúa a quien vosotros ejecutasteis, YAHWÉH lo ha hecho Soberano y Mesías”.
            En el capítulo 4:24‑27, los apóstoles oran al Omnipotente y lo invocan así: "Soberano Yahwéh tú eres el Poderoso que hizo el cielo y la tierra”. [¿A quién se referían, al Padre o al Hijo?] “Los príncipes se juntaron en uno contra Yahwéh y contra su ungido. Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Yahoshúa, a quien tú UNGISTE”.
            ¿Se da cuenta? El Padre mencionado aquí es Yahwéh. Y si Yahoshúa fuera Yahwéh, como dicen los unitarios, entonces ¿quién es el Ungido? Pedro, por inspiración, evita toda confusión: Yahwéh es el Padre, y Yahoshúa es su Hijo, el Ungido, es decir, el Mesías. De manera que es claro que en la mente de los apóstoles no existía esa idea de que Yahwéh y Yahoshúa, o sea, el Padre y el Hijo sean la misma persona. Ellos hacían una distinción clara y precisa entre los dos.
            Y no solo eso; si los que saben un poco de griego hubieran cotejado esos pasajes con el texto original, habrían sabido que en esos dos textos no se le llama a Yahoshúa “Hijo” (aunque en otros pasajes sí) sino que se le llama "Siervo" de Yahwéh. La palabra griega en este caso es paidós, y en la moderna Versión Popular, como en muchas otras, se ha traducido como “Siervo”.
            Si estos pasajes no convencen a los neo‑trinitarios de que Yahwéh y Yahoshúa no son la misma persona, sino que Yahwéh es el Padre y Yahoshúa es el Hijo, o Siervo Ungido, entonces empezamos a albergar serias dudas en cuanto a la honestidad teológica de estas personas. Porque cualquiera que lea esos pasajes sin prejuicios puede ver que contradicen radicalmente las teorías unitarias. 

Textos que malinterpretan los unitarios

Juan 14:9 ..”.El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”.
De aquí, sin más ni más, concluyen los unitarios que aquel que estaba hablando con Tomás era el Padre mismo. Cometen el mismo error que cometieron los padres de Sansón, que vieron aun ángel, mensajero de Yahwéh, y oyeron la voz de Yahwéh hablar por la boca de aquel ángel, y creyeron que aquel ángel era Yahwéh mismo.
            Si aquel ángel era Yahwéh, y si el Maestro que hablaba con Tomás era Yahwéh, entonces hay una colosal contradicción en la Biblia; porque aquel mismo Maestro dijo también: "A Yahwéh nadie lo vio JAMÁS, el unigénito HIJO, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer”. ¿Se da cuenta? Al Padre nadie lo ha visto JAMÁS, sin embargo, al Maestro de Nazaret lo estaban viendo miles de personas.
            Pero ¿cómo se explican sus palabras en Juan 14:9? Fácilmente. El mismo las explicó más adelante, en el verso 10: “Las palabras que yo os hablo no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mi, él hace las obras”. Así que la explicación es que el Padre moraba en Yahoshúa, no en el sentido que le dan los metafísicos como si Yahoshúa fuera una encarnación de Padre, sino en el sentido bíblico de una presencia espiritual. Si esto significa que eran la misma persona, entonces el espíritu santo y nosotros somos una misma persona, porque en 1 Corintios 3:16 dice que el espíritu santo “mora en nosotros”. No, amigo lector, lo único que estas palabras pueden lógicamente significar es que el Padre hablaba y actuaba en el Maestro de Nazaret, y por eso ver al Maestro era como ver al Padre, tanto era el parecido. Se trata de parecido, no de identidad. Como cuando ahora una persona dice de un niño: “Ese niño es el mismo padre;” y todo el mundo sabe que lo que se quiere decir es que son muy parecidos.

Juan 10:30. Este es otro bastión de la teología unitaria, "Yo y el Padre somos uno. " Pero lo que no le dicen a usted los teólogos unitarios es que en el lenguaje bíblico, cuando se dice que dos personas son una lo que significa es que actúan unidas.
            ¿Desea ver un ejemplo de esto? Juan 17:2 1: "Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros... para que sean uno así como nosotros somos uno”. Ahora bien, ¿qué quiso decir el Maestro? ¿Que no habrían muchos discípulos sino uno solo, o más bien que sus discípulos estarían en armonía así como el Padre y el Hijo están en armonía? Observe qué excelente traducción de ese pasaje nos ofrece la Nueva Biblia Española:
            “Que sean todos uno, como tú, oh Padre, estás conmigo y yo contigo; que también ellos estén con nosotros... Yo les he dado a ellos la gloria que tú me diste, la de ser uno como lo somos NOSOTROS, yo unido con ellos y tú conmigo, para que queden realizados en la unidad”.
            Amigo lector, esto no es interpretación de hombres ni imaginación de teólogos; es la propia interpretación que le dio el mismo Mesías a sus palabras. Además, usted sabe que cuando el Creador dijo que el hombre y la mujer serían uno en el matrimonio no quiso decir que serían literalmente una sola persona, sino que estarían unidos por un vínculo sagrado. 

¿Dos Yahwéhs en las Escrituras?

En esta sección contestamos a los que dicen que en las Escrituras Hebreas se habla de dos Yahwéhs. Siempre nos hemos preguntado cuál es la intención de esa enseñanza. Tiene que haber una intencionalidad en esa declaración cuando se le da tanto énfasis en algunos sectores de la cristiandad. Algunos lo que pretenden es demostrar que Yahoshúa preexistió, pero hay otras manera de demostrar eso. Otros pretenden demostrar que Yahoshúa era un ser divino. No hay que hablar. ¿Por qué insistir entonces en una declaración tan contradictoria y extraña a las Escrituras?
            Para mostrarnos que hay dos Yahwéhs, una persona nos citó una vez Génesis 19:24, que dice en la versión Reina‑Valera: “Entonces [Yahwéh] hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de [Yahwéh] desde los cielos”.
            Partiendo de esa expresión concluyó él que en este pasaje se mencionan dos Yahwéhs, uno en el cielo y uno en la tierra. La idea es que antes de que el Mesías naciera en la tierra existía en el cielo como el “Todopoderoso Yahwéh Hijo”, y siendo que su Padre es Yahwéh, entonces hay dos Yahwéhs.
            Le explicamos al hermano que ese pasaje no prueba nada porque es claro que esa expresión es un hebraísmo, y simplemente significa que Yahwéh hizo llover fuego del cielo. Hay múltiples ejemplos de ese hebraísmo en las Escrituras, pero unos pocos ejemplos bastarán para demostrarlo.

* Ezequiel 11:24 “Luego me levantó EL ESPIRITU y me volvió a llevar en visión DEL ESPÍRITU del Poderoso”. (Cabe preguntar entonces: ¿Cuántos Espíritus Santos hay?)

* Éxodo 24:1 “Dijo YAHWEH a Moisés: Sube ante YAHWEH tú y Aarón” (¿Diría usted que hay dos Yahwéhs en este pasaje? El problema es que, si los había, estaban los dos en la tierra al mismo tiempo ante Moisés).

* Oseas 1:5,7 "Y le dijo [YAHWEH]: ... los salvaré por YAHWEH su Poderoso. " (¿Todavía no se dan cuenta de que se trata de un hebraísmo y que solo hay una persona hablando de sí misma?)

* Zacaríah 10:12 “Y yo los fortaleceré en YAHWEH... dice YAHWEH. " (Si todavía cree usted que este lenguaje significa que hay dos Yahwéhs prepárese para una sorpresa:)

* l Reyes 8:1 (Hebreo): " Entonces SALOMÓN reunió ante el rey SALOMÓN en Jerusalem a los ancianos de Israel”.

(Si lo quiere en hebreo: Az yajel Shelomóh etziknéy... el-hamélek Shelomóh Yerushaláim.) ¿Cuántos Salomones hay en este pasaje?)

* 2 Crónicas 8:2. “Salomón también reedificó las ciudades que Huram le había dado a Salomón”. (Aquí otra vez la versión Reina‑Valera eliminó el Segundo Salomón, pero está en el texto hebreo). (De nuevo, ¿cuántos Salomones hay?)

* 2 Crónicas 11:1. "Cuando vino Roboam... reunió... hombres. .. para hacer volver el reino a Roboam. " (Aún en la Reina­-Valera están los dos Roboam. ¿Cuántos Roboam había reinando en Judá en ese momento?)

Ahora bien, si no usted está dispuesto a aceptar que esto es un hebraísmo, tendrá que concluir que había DOS SALOMONES en Israel, uno congregando a los ancianos delante del otro; y dos Roboam al mismo tiempo sobre Judá. ¿Suena tonto? Entonces, estimado lector, no hay manera de escapar al hecho de que existe un modismo hebreo en este tipo de expresiones, y que estas frases sobre Salomón y sobre Roboam son idénticas a la de Génesis 19:24.
            Fíjese si es claro para los traductores que se trata de un modismo, que en la versión Reina‑Valera, en vez de mencionarse a Salomón dos veces, se traduce: “Entonces Salomón reunió ANTE SI en Jerusalem... (etc.)” Es que precisamente ese es el sentido de la frase. Pues así también en Génesis 19:24 debería traducirse: “Y Yahwéh hizo bajar azufre y fuego desde su presencia en el cielo”. Por eso versiones más cuidadosas, como la Versión Popular, traducen: “Yahwéh hizo llover fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra”. De esta manera evitan la confusión causada por la traducción de versiones como la de Reina‑Valera.
            Además, el mayor de los mandamientos dice: “Oye Israel, Yahwéh nuestro Poderoso es un sólo Yahwéh”. (Versión Moderna). La expresión "un solo" es traducción del hebreo ejad Pero como también la teoría trinitaria dice que esta palabra indica pluralidad, al igual que elohim, trataremos esto en capítulo aparte.
           


El Enigma de la Trinidad

 

Capítulo 4


Análisis de la palabra “ejad”


La teoría trinitaria que dice que Yahwéh es una “Deidad compuesta” se basa en una doble premisa: 1) que el término hebreo elohim es un plural numérico, y 2) que la palabra hebrea ejad no significa "uno" sino una unidad compuesta. Se reclama que ejad no significa "uno como entidad singular sino como entidad plural compuesta," mientras que yajid significa "uno" con el sentido de una entidad singular.
            Cuando uno compara este argumento con la manera en que se usan las dos palabras en las Escrituras Hebreas se hace evidente que eso es una falacia. No está apoyado por las Escrituras, sino solamente por un deseo honesto de defender el dogma romano de la Trinidad. Coteje los siguientes pasajes por usted mismo y vea si ejad no significa una entidad, única, singular, simple.

Usos de ejád en las Escrituras:

1. Como uno entre varios otros:
Gén.  2: 11 ‑ el nombre del uno era Pishón. (Heb.)
Gén. 2:21 ‑ una de las costillas del hombre. (NIV)
Gén. 3:22 ‑ llegar a ser como uno de nosotros.
Cant. 4:9 ‑ con una mirada de tus ojos.
2. Como artículo indefinido:
Éxo. 29:1 ‑ toma un toro joven.
Éxo. 29:3 - pon los en una canasta.
1 Rey. 22:8 ‑ Hay aún un hombre.
3. De algo único en su propia clase:
Gén. 27:3 8 ‑ ¿Tienes una sola bendición, padre mío?
Gén. 42:11 ‑ Somos hijos de un mismo hombre.
Sal. 27:4 ‑ Una cosa he pedido a Yahwéh.
Sal. 53:3 ‑ ...quien haga el bien, ni aún uno.
Ecl. 2:14 ‑ la misma suerte les tocó.
Ecl. 3:19 ‑ todos tienen un mismo aliento.
Cant. 6:9 ‑ Mi perfecta es única la única hija.
4. De un hombre solo (solitario):
Ecl. 4:8 ‑ Había un hombre solo.
Ecl. 4:11 ¿Cómo puede un hombre calentarse solo?
            Mal. 2:10 ‑ ¿No tenemos todos un mismo Padre... un mismo Elohim?
5. De uno en contraste con muchos:
Isa. 51:12 ‑ Abraham... era sólo uno.
6. Como el adverbio "solo":
            Jos. 22:20 ‑ no fue el único que murió [Lit.: no sólo él murió].
            Ecl. 4:10 ‑ Pobre del solo. [Heb. Pobre del que es él solo]
            1 Crón. 29:1 ‑ Sólo a Salomón ha escogido.
7. Como un numeral consecutivo:
            Jos. 12:9‑14 ‑ el rey de Yerikó uno... uno... uno. Etc.

Usos de yajid:

1. Como alguien único en su clase: (sinónimo de ejad en No. 3)
            Gen 22:2 ‑ Toma a tu hijo, tu único hijo.
Jer. 6:26 ‑ Llora como un hijo único.
            Zac. 12:10 ‑ Como se llora por un hijo único.
Prov. 4:3 ‑ un único hijo de mi madre.
2. Como adjetivo:
            Sal. 25:16 ‑ Estoy solo y afligido.
            Sal. 68:4 ‑ Elohim pone al solo en familias.
3. Como adverbio: (sinónimo de ejad en No.6)
            Job 34:29 ‑ está... sobre un hombre solamente. (H)
Sal. 86: 10 ‑ Tú solo eres Elohim.
4. Como un verbo: (unirse)
            Gen. 49:6 ‑ que no me una a la asamblea.
            Isa 14:20 ‑ No te unirás a ellos en sepultura.

Con esta evidencia interna de las Escrituras, es perfectamente sano concluir que cuando Deuteronomio 6:4 dice "Yahwéh nuestro Poderoso en Un Yahwéh," significa exactamente que Yahwéh es Uno, Único, Singular, Solo, Absoluto, Simple, no compuesto. A esto podemos agregar que la pluralidad del título común elohim no es una pluralidad numérica, como demuestra el gramático hebreo Gesenio, y como hemos demostrado en nuestro folleto sobre la palabra Elohim.
            Ante el argumento de algunos teólogos de que en aquellos tiempos el plural de majestad no estaba en uso, preguntamos: ¿En qué sentido los cananeos llamaban a Baal su "elohim"? En qué sentido llamaban "elohim" a la deidad femenina Astarté? Consideraban ellos a Baal una deidad Tres‑en‑uno? Y también a Astarté como otra deidad femenina Tres‑en‑uno? Toda la evidencia está en contra de eso. Baal era considerado como una deidad sencilla, "el Señor del cielo"; y, sin embargo, se lo llama "elohim" en las Escrituras. Esto muestra claramente que el escritor usó esta palabra como un adjetivo intensivo, o como un plural de majestad. En cada caso el significado es "el Poderoso”.
            El dogma romano‑babilónico de la Trinidad, en el cual varias personas componen una "deidad uni-plural" es simplemente anti-bíblico. No importa cuántas personas estén incluidas en esa deidad, sean dos o tres; no hay diferencia. El hecho que hace falsa esa teoría no es el número de personas envueltas, sino la idea de que hay más de una persona incluidas en la Deidad. Pablo dijo claramente: "Para nosotros no hay más que un solo Poderoso, el Padre," (1 Cor. 8:6).
            Sin ánimo de ofender, el "Dios compuesto" del dogma trinitario (o aun del credo “diunitario” es simplemente una deidad imaginaria, una imitación del verdadero Todopoderoso. Ese no es el Poderoso que adoró Yahoshúa como su Poderoso (Jn.  20:17). Ese no es el Poderoso Uno y único adorado por la comunidad apostólica primitiva (1 Cor. 8:5,6). El único Poderoso verdadero es el Padre de Yahoshúa; una sola persona: EL PADRE. No negamos que el  Mesías sea divino, pero esto es diferente del­ dogma trinitario y lo explicamos en capitulo aparte.
            Ahora, veamos lo que dice un Comentario Judío Ortodoxo sobre la palabra ejad.
            "Él es Uno porque no hay otro Elohim que él; pero también es Uno porque es completamente distinto a todo lo demás que existe. Él es por lo tanto no solamente Uno, sino el Solo y Único Elohim... Por lo tanto, a él solamente es correcto orar, y no a ningún otro ser fuera de él. La creencia de que Elohim se compone de varias personalidades, tal como la creencia cristiana en la Trinidad, se aparta de la pura concepción de la Unidad de Elohim. Israel ha rechazado a través de las edades todo lo que opaque u oscurezca la concepción del monoteísmo puro; antes que admitir cualquier debilitamiento de éste, los judíos han estado preparados a vagar, a sufrir, a morir...El Shemá excluye la Trinidad del credo cristiano como una violación de la Unidad de Elohim. " (Edición Soncino de la Torah, páginas 770 y 92l).




El Enigma de la Trinidad

 

Capítulo 5


¿Una deidad femenina‑masculina?

Nos mueve a escribir este capítulo el haber estudiado los folletos de una Escuela de Metafísica en la Florida. Según ellos Yahwéh es el Padre, Elohim es el Hijo, y Yahoshúa es el espíritu santo. Dicen, además, que Yahwéh es masculino y femenino a la vez. ¡Hay que ver cómo les gusta a algunos confundir las cosas!
            En cuanto a que haya tres personas en la supuesta trinidad, ya nos hemos ocupado de eso en otra sección. Ahora estas personas recurren otra vez a Juan 1:10 para decir que Yahoshúa es el Todopoderoso Yahwéh. Cualquiera que conozca un poco de hebreo se da cuenta de que la base del argumento trinitario es muy débil cuando se basa en pasajes como este. En primer lugar, ahí hay un error claro de traducción en la versión King James (y en la Versión ReinaValera), pero hay otras versiones que lo tienen correcto. "The world was made by him" (el mundo fue hecho por él) es una traducción errónea del griego "día". "Día" significa "por medio de" (through) como instrumento. En la New American Standard Version, una traducción afamada como más exacta que la anticuada King James, dice: "the world was made through him”. "Through" quiere decir que algún otro lo hizo "a través de él", o sea, usándolo a él como medio. Confirmando esto, la Versión Popular traduce: "Dios hizo el mundo por medio de él”. Aunque la palabra "Dios" aquí fue añadido por los traductores, ese es el verdadero sentido del griego.
            Lo que sucede es que estas personas no conocen los originales hebreosy griegos y tal parece como si creyeran que la Escritura fue inspirada en Inglés, y por lo tanto no saben lo que dicen. Traducir el griego "ho kósmos di'autoú egéneto" como "the world was made by him" (el mundo fue hecho por él) es un error que los traductores modernos están corrigiendo ahora en las nuevas traducciones.
            Sí, el "Verbo" o la "Palabra" estaba presente en la creación, y él era el "Obrero Maestro" que Yahwéh usó para realizar la creación, según Proverbios 8:30. Pero en el verso 22 dice que esa Palabra o "Sabiduría" fue producida o engendrada o creada por Yahwéh. Que la traducción correcta del verso 22 es "Yahwéh me creó" lo demostramos en el capítulo sobre la palabra qanáh.
            El único pasaje que habla del espíritu santo como si fuera una persona es 1 Juan 5:7, y el que use ese pasaje para apoyar tal doctrina demuestra que no está al día con el conocimiento de las Escrituras. Ese pasaje no estuvo en la Escritura sino hasta después del siglo 5 después de Yahoshúa. En los manuscritos arameos no está esa frase de "tres son los que dan testimonio en el cielo, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”. Esa frase fue añadida a los manuscritos GRIEGOS de después del siglo 5. En la Versión Peshita ARAMEA no está, ni en ninguno de los manuscritos griegos del siglo cuarto. (Ellos dicen que Juan no era griego y que no hay que citar el griego, sin embargo, el pasaje que ellos citan ESTÁ EN UN TEXTO GRIEGO TARDÍO. En los manuscritos ARAMEOS, que son mucho más antiguos que los griegos, no está esa frase.)
            En l Corintios 2:10‑12 se enseña que el espíritu de Yahwéh es para Yahwéh lo que espíritu del hombre es para el hombre. Su espíritu no es otra persona sino parte de usted mismo. Así el espíritu de Yahwéh no es otra persona fuera de él sino parte de él mismo, su mente. Esto se hace claro en el verso 16, donde Pablo dice que nosotros tenemos "la mente del Mesías”. ¿Cómo es posible que tengamos "la mente del Mesías”? El se refiere al espíritu que nos dio el Mesías, el espíritu santo.
            Ahora bien, dicen ellos que Yahwéh es masculino y femenino a la vez, y que la "a" de su nombre viene de Adam, lo que lo hace masculino, y la "e" viene de Eva, lo que lo hace femenino. En cuanto a lo de la "e" y la "a" en Yahwéh, estas personas están en un error doble. Primero, no es la "e" sino la "a", y al final, la que indica el sexo femenino de una palabra hebrea, y solamente si termina en "he" (h). Como por ejemplo "Sarah" (princesa), de "Sar" (príncipe). La "e" indica el masculino, si está al final de la palabra. Si el Nombre fuera "Yahwah" sería femenino, igual que "Sarah". Pero al ser "Yahwéh" es masculino. "Yahoshúa" no es femenino porque no termina en "h" sino en la "ayin" hebrea. Pero la palabra hebrea para "salvación", Yeshuáh, es femenina.
            El segundo error: "La 'a' en Yahwéh viene de Adam y la 'e' viene de Eva”. ¡Otra vez estas personas se creen que el inglés vino del cielo. Miren, en hebreo el nombre de Eva no tiene ninguna "e". "Eva" es una transliteración de la forma GRIEGA en la Versión Septuaginta. Si estas personas se tomaran la molestia de cotejar el HEBREO, o si no le ocultaran la verdad a la gente, sabrían que en el texto hebreo el nombre de la mujer de Adam es "Hawah" y su esposo es "Adam". No hay ninguna "e" en ninguno de esos nombres. La única vocal presente en ambos nombres es la "a". Estos metafísicos obviamente desconocen los textos hebreos. Lo único que indica sexo en las palabras hebreas es la terminación de la palabra, y la terminación femenina es "ah”. Igual que en español, que "Pedro" es masculino y "Petra" es femenina. Esto es fácil de ver para los de habla hispana, pero en algunos otros idiomas no se ven claramente estas cosas porque son deficientes en esas diferencias de género, y casi todas sus palabras son asexuales. Para hacer que "Adam" sea femenino usted tiene que escribir "Adamah". Esa es precisamente la palabra hebrea que significa "arcilla”.
            Recuerde que esas personas están predispuestas por sus ideas metafísicas que le enseñan a la gente a olvidar la realidad, porque para ellos nada es como parece ser. En Éxodo 15:3 dice que "Yahwéh es un VARÓN de guerra. " Siempre, SIEMPRE se le da a Yahwéh el pronombre "él", nunca, NUNCA se le llama "ella". Si lo que estas personas quieren es tener un dios "bisexual" tendrán que ir a buscarlo en otra parte pero no en las Escrituras Hebreas. En estas, Yahwéh es siempre un "él" no una "ella”. Si una mujer tiene relaciones sexuales con otra mujer la acusan de lesbianismo, sin embargo, esa misma gente dice que el espíritu santo (que ellos enseñan que es hembra) dejó encinta a Miryam, y a eso no lo llaman lesbianismo. Hay que cuidarse de la corrupción a la que esa mentalidad puede llevarnos.
            Si fuera verdad que Yahwéh es masculino y femenino a la vez, entonces no tendría ningún derecho de condenar a los homosexuales como lo hace. Entonces un hombre tendría también derecho a ser macho y hembra a la vez. Todo eso es ridículo, absurdo y sin sentido. No hay nada malo en no saber hebreo, y no saber hebreo y decir "yo no sé" es correcto, honesto y lógico. Pero lo incorrecto es, decir "yo sé", sin saber lo que se está diciendo. Hablamos con este atrevimiento porque nos indigna ver cómo algunas personas se amparan detrás de un supuesto conocimiento del hebreo para decir semejantes barbaridades. Después de leer esos folletos nos damos cuenta de la sutileza del espíritu del error. El hecho de que esas personas usen los nombres sagrados los hace más peligrosos, porque tienen una apariencia de verdad; pero su doctrina es radicalmente contraria a la Escritura. Esas personas se basan en conocimiento humano, en interpretaciones metafísicas y esotéricas que son contrarias a la Escritura Inspirada. Pero si usted es un estudiante profundo de las Escrituras Inspiradas, usted sabe mejor que eso. No se dejará engañar por el falso conocimiento
             


El Enigma de la Trinidad

Capítulo 6:

Yahoshúa, "el principio de la creación"


En Revelación 3:14 el Mesías glorificado se autodenomina "el principio de la creación de Elohím”. Esta aseveración se ha interpretado de dos modos distintos por los estudiantes de la Biblia, 1) según unos, significa que el Mesías fue el primer ser creado por Yahwéh; y 2) según otros, significa que el Mesías fue el originador o "iniciador" de la creación.
            Para apoyar el segundo punto de vista la Nueva Versión Internacional ha traducido la palabra griega arjé como “el iniciador” en inglés (beginner), y como "el soberano" en la versión española, en lugar de “el principio”. De modo que ahora los estudiantes de las Escrituras que usan esa traducción no tendrán duda de que las Escrituras NO dicen que el Mesías fue creado por el Todopoderoso Yahwéh.
            Pero la pregunta es, ¿está justificada esa traducción? Parece que en la mente de los estudiantes de las Escrituras el concepto de ser creado conlleva siempre la idea de inferioridad. Otro concepto que acompaña a éste es la idea de que un ser creado no puede ser creador porque para ser creador uno tiene que ser increado, no-derivado.
            Ahora bien, contéstese esta pregunta: Yahoshúa dijo que todo le fue dado, que todo poder le fue dado, aun el tener vida en sí mismo le fue dado (Juan 5:26), y del mismo modo, el poder de crear le tiene que haber sido dado; pero ¿como se le pudo haber dado algo si él era increado, inderivado, todopoderoso en sí mismo. ¿No le parece esto contradictorio? Ciertamente lo es.
            Sin embargo, la verdad no tiene que parecer contradictoria. Nos dirigimos a personas de mente abierta que aman la verdad. Si tienen paciencia les vamos a organizar la evidencia bíblica que tenemos para declarar que el Mesías fue, no sólo la más elevada y más sublime producción de su Padre Yahwéh, sino que de hecho fue su ÚNICA CREACIÓN. Tal vez las palabras "creación" y "creado" no son los mejores términos en nuestro idioma para expresar estos conceptos, porque de alguna manera “crear” tiene la connotación de producir algo de la nada, y ese no parece ser el caso con el Mesías.
            Permítanos recordarle que en el idioma hebreo hay dos palabras que expresan la idea de "creación," una es bará, y la otra es qaná. La palabra bará generalmente significa crear de la nada (aunque hay excepciones, como en Génesis 1:27, donde la palabra bará implica creación, pero no necesariamente de la nada. Véase más sobre esto en el capitulo "La palabra qanití " Ese capitulo aclara por qué es incorrecto traducir qaná como "poseer" como lo tienen las versiones tradicionales.
             
¿Quién fue "el obrero maestro"?

Todos estamos de acuerdo en que al Mesías se le llama "el Verbo" o "la Palabra" en las Escrituras. Nadie entiende por eso que él fuera una "palabra" en el sentido literal del término. El término "palabra" aplicado a él significa que él fue el vehículo que usó el Todopoderoso Yahwéh para crear todas las cosas, y para comunicarse más tarde con sus creaturas inteligentes. Parafraseando la primera declaración del Génesis, Juan dice que "El estaba en el principio con el Poderoso; todas las cosas se hicieron por medio de él" (Juan 1: 1‑3). Así que aquella “palabra” era una persona mediante la cual el Todopoderoso escogió realizar su creación.
            En el mismo modo de hablar, a esa persona se le llama "la sabiduría" en el libro de los Proverbios, especialmente en el Capítulo 8. Ahora bien, en ese capitulo, verso 22, la Sabiduría personificada dice: “Yahwéh me poseía en el principio de su camino”. La mayoría de los teólogos, comentadores bíblicos y estudiantes de las Escrituras, concuerdan en que esta sabiduría "poseída" por Yahwéh en el principio es un símbolo del Mesías como Hijo de Yahwéh. Esto no es una simple invención cristiana, como algunos lo etiquetan; tenemos los escritos de los antiguos rabinos y eruditos judíos de la antigüedad quienes entendieron este pasaje de la misma manera.
            Desafortunadamente, la palabra qaná se traduce erróneamente en este pasaje en algunas versiones como “poseía”. Si usted coteja las mejores y más eruditas versiones en inglés, estas le darán una traducción más correcta del término:
           
Revised Standard Version: “created me..”.
An American Translation: “formed me..”.
The New English Bible: “ created me..”.
The Jerusalem Bible: “created me..”.
New Intemational Version: “brought me forth…”
La Septuaginta: “ektise me..”. (me creó).

Ahora, note que la versión Septuaginta, hecha algunos siglos antes de que existiera un solo cristiano, traduce la palabra qanití como "me creó”. Los traductores judíos que produjeron la Septuaginta estaban al tanto de que la palabra qaná significaba "crear" y no “poseer”.
            Que esta Sabiduría simbólica representa a Aquel que vino a ser el Mesías se muestra en el verso 30, según se traduce correctamente en algunas versiones: "Entonces yo era el obrero a su lado" (NIV); "Entonces yo estaba a su lado como un obrero maestro (RSV; JB; NKJV). Además en los versos 23 y 25 se dice que esta sabiduría creativa fue “producida”. Esto no puede referirse a la sabiduría literal de la mente de Yahwéh, porque esa sabiduría nunca pudo haber sido creada, de otra manera él habría sido un ignorante antes de crear esa sabiduría, y si tal cosa pudiera ser posible, entonces él no habría podido crear nada. De manera que es claro que el término “sabiduría” en este contexto es una referencia simbólica al poderoso hijo de Yahwéh, como también lo es el término “la Palabra” en Juan 1: 1.
            Ahora bien, de qué manera este “obrero maestro” fue creado por Yahwéh no se expresa en el texto. Pero el uso de la palabra qaná en lugar de bará podría ser indicativo de que no fue una creación “ex nihil,” de la nada, como habría indicado el término bará. Esto podría dar apoyo a la especulación de que el Hijo de Yahwéh fue producido de la misma sustancia de su Padre. Semejante a la creación de Eva de una costilla de Adam, excepto que en el caso de Yahwéh la sustancia no es carne ni hueso sino la más alta forma de energía que existe: rúah (espíritu).
            Una segunda evidencia es un simple pasaje en el que se da una profecía sobre el Mesías: Miqueas 5:2. “...de ti me saldrá el que ha de ser gobernante en Israel, cuyas salidas han sido desde antiguo, de la eternidad”.
            Ahora bien, “sus salidas” en hebreo es motsaotáv y “de antiguo” es miquédem, y “de la eternidad” es mimé olám. Todos estamos de acuerdo en que “sus salidas” significa “su origen, su comienzo”. Nadie cuestiona que miquédem signifique “desde antiguo”. Pero algunos argumentan que el texto también dice “de la eternidad” y que esto significa que él es eterno, y si es eterno no tiene principio. Si nos permiten, les mostraremos por la Escritura que la palabra hebrea olám no siempre significa “eterno”.
            También significa “antiguo" y "antaño”. Tome por ejemplo, Jeremíah 6:16. Yahwéh nos invita a “preguntar por las sendas antiguas”. Ahora bien, la frase “las sendas antiguas” es en hebreo netivót olám. Y los ejemplos podrían multiplicarse muchas veces para mostrar que la palabra olám a menudo significa “antiguo”.
            Compare con estas excelentes traducciones de Miqueas 5:2:

(Revised Standard Version) “Cuyo origen es de antiguo, de los días antaño”.
(New International Versión) “Cuyos origen es de antiguo, de los días de antaño”.
(Jerusalem Bible) “su origen se remonta al pasado distante, a los días de antaño”.
(The New Jewish version) “cuyo origen es de antiguo, de los días de antaño”.

Así que, este pasaje, claramente mesiánico, declara que el Gobernante Mesiánico de Israel tuvo un “origen” en el pasado distante, armonizando con Proverbios 8:22 que dice que fue “creado” o producido por Yahwéh.
            La última evidencia que presentaremos son las palabras del propio Yahoshúa en Revelación 3:14. Este pasaje dice más de lo que la gente se percata generalmente. Yahoshúa mismo dice que él es "el principio de la creación;” lo cual es una expresión casi idéntica a la frase “el principio de sus obras” en Proverbios 8:22. Pero algunos, tratando de evitar el hecho evidente de que Yahoshúa se clasifica a sí mismo como la primera de las criaturas de Yahwéh, han dicho que la palabra “principio” significa “principiador” u “originador”. Así que es importante cotejar cómo se usa esta palabra en el contexto general de las Escrituras Sagradas. Esta palabra es reshit en hebreo, y arjé en las traducciones griegas.
           
Gen. 49:3 – “la primera señal de mi fuerza” (NIV).
Exo. 12:2 – “el primer mes” (NIV).
Job 40:19 – “la primera entre las obras..”. (NIV).
Pro. 8:26 – “la primera parte del polvo” (NWT).
Mtt. 24:8 – “principio de dolores” (= primero).
John 2:11 – “la primera de sus señales” (NIV).

En ninguno de estos pasajes la palabra "principio" puede entenderse como “originador”. De hecho, en ninguna parte de la Escritura la palabra reshit tiene semejante connotación.

Un paralelo importante

Considere ahora el siguiente paralelo:

Rev. 3:14 ‑---‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑‑                                    Col. 1: 18
“El principio                           “El principio,
de la creación”.                      el primogénito de entre
                                              los muertos”.

Note cuidadosamente en el segundo verso que palabra “principio” se hace sinónimo de “primogénito”. Esto es, al ser el primero de los muertos resucitados, él es el “principio” de los muertos resucitados; En otras palabras, el primero en resucitar a inmortalidad. Como evidencia adicional de que la palabra “principio” aquí significa “el primero”, tenemos las palabras de Yahoshúa: “Yo soy la Alef  y la Tau, el primero y el último, el principio y el fin”. (Rev. 22:13 Hab.). Aquí las palabras “principio” y “primero” están utilizadas con el mismo significado. Para mayor contexto véase la siguiente concordancia:

Lev. 2:22 – “una ofrenda de los primeros frutos”.
Lev.  23: 10 – “un manojo del primer grano”.
Deu. 18:4 – “los primeros frutos de tu grano”.
Deu. 26: 10 – “los primeros frutos del suelo”.
(En todos estos casos la palabra traducida "primero" es en hebreo reshit.)

Conclusiones


1. Reshit y arjé se traducen ambas como “primicias” y “primeros granos” en la mayoría de las traducciones bíblicas, y también se traducen “principio”, de manera que “el principio” significa “el primero” cuando se aplica a una persona o cosa.
            2. “Principio” se hace sinónimo de “primogénito” en Colosenses 1:18, así que puede significar lo mismo en Revelación 3:14, lo cual significa que el Mesías es el “primero” de las criaturas de Yahwéh.
            3. Su creación, como se implica en el uso de la palabra qaná en Proverbios 8:22, no parece haber sido de la nada sino probablemente de la propia sustancia espíritu de Yahwéh.
            4. De manera que Yahoshúa es un ser único en su clase; el único ser directamente engendrado, o producido por el Padre del universo, y empleado más tarde como su Obrero Maestro en la creación del vasto universo.
            Estas conclusiones de ninguna manera disminuyen el honor de Yahoshúa. Es lo contrario, lo exaltan sobre todo otro ser en el universo, exceptuado solamente a su Padre, Quien es su Cabeza, (1 Cor. 11:4). Y armonizan perfectamente con el Shemá, que declara fuera de duda que "Yahwéh nuestro Poderoso es único" (Deut. 6:4).




 

El Enigma de la Trinidad


Capítulo 7


La preexistencia del Mesías


Hace algún tiempo un apreciado amigo nos escribió para formular algunas preguntas relativas a la preexistencia atribuida en los Escritos Apostólicos a Yahoshúa de Nazaret. Por estas preguntas nos da la impresión de saber cuál es la dificultad de los que niegan que Yahoshúa existiera en el cielo antes de nacer como hombre. Ellos quieren refutar dogma trinitario de que Yahoshúa es el mismo Todopoderoso, o el co­-igual de Yahwéh el Padre. Así, en su sincero esfuerzo por refutar lo que consideran ser un error caen en otro error: negarle a Yahoshúa lo que las Escrituras le atribuyen. Reconocemos que deberíamos preocuparnos más por su existencia que por su preexistencia. Si preexistió o no, esto no lo hace menos ni más de lo que es. Tampoco nuestro entendimiento o mal entendimiento del tema lo hará menos o más de lo que él es.
            Sin embargo, los datos que hemos podido recoger de las Escrituras señalan marcadamente hacia una existencia previa del Mesías, antes de su nacimiento humano de la joven judía Miryám.

Testimonio de los Escritos Apostólicos

Las declaraciones de los Escritos Apostólicos que ofrecemos a continuación serían sumamente extrañas y sin sentido si Yahoshúa no hubiera preexistido. Todas esas declaraciones de Yahoshúa, de Juan, de Pablo, y de Juan el Inmersor señalan clara e inequívocamente hacia una existencia previa del Mesías. El explicar evasivamente estos pasajes para negar esto es hacer violencia a la Escritura. Para economizar espacio no citaremos las declaraciones mismas; usted puede leerlas en las Escrituras. Damos a continuación las referencias:

* Testimonio de Juan el Inmersor: Jn.1: 15, 27, 30; 3: 31, 32.
* Testimonio de Juan el apóstol: Jn. 1: 1‑4, 10, 14, 18.
* Testimonio de Pablo: Fil. 2: 5‑18; Col. 1: 15‑17; Heb. 8: 9, 14, 17; 10: 5.
* Testimonio de Yahoshúa mismo: Jn.3: 12, 13; 6: 32, 33, 51, 58; 17: 5, 24: Apo.1: 5; 3: 14.
* Según el Apocalipsis 3: 14 el Verbo fue el primer ser creado.
* Los siguientes paralelos lo señalan como la primera de las creaturas de Yahwéh:
1) Apoc. 1: 5
    Col. 1: 18                      Apoc. 3:14
2) Dan. 12:1                     Judas 6
    1 Tes. 4:16                  Apoc. 12: 7, 8
  

El famoso "yo soy"


Algunas personas toman la frase "yo soy" en Juan 8:58 como argumento teológico para decir que Yahoshúa se identifica a sí mismo como el gran "YO SOY" de Éxodo 3:15. Pero la falacia de ese argumento se echa de ver fácilmente. Si por usar la frase "yo soy" uno se identifica con el Yo Soy de Éxodo 3:15, es decir, con Yahwéh, entonces Pablo también sería Yahwéh, pues él usó la misma frase, y aún más completa que la que usó Yahoshúa. Pablo se aplicó a sí mismo la frase “Yo soy lo que soy” (1 Corintios 15: 10). ¿Lo hace eso ser el mismo Yahwéh? Por supusto que no, ¿verdad? Además, si alguien me pregunta: “¿Es usted José?” y yo le contesto: “Sí yo soy,” ¿significa eso que soy Yahwéh? Hasta un niño puede entender esto.
            Nótese, además, que en las Escrituras nunca se hace referencia a Yahwéh simplemente como “Yo soy”, sin predicado, como si eso fuera un título en sí mismo. En Éxodo 3:14 lo que él dijo fue “Yo soy el que soy”. Interesantemente, en la Septuaginta se traduce eso como "Yo soy el Ser" (Egó eimí ho On). El "yo soy" de Juan 5:58 es en griego Ego eimí, que es el equivalente del hebreo aní hu, que significa literalmente “Yo ese”. Mientras el hebreo deja sobreentendido el verbo, el griego deja sobreentendido el predicado; pero en ambos casos se debe entender en español como “yo soy ese”.
            Así que cuando el ciego de Juan 9:9 dijo “Aní hu” (griego: egó eimí) simplemente estaba diciendo “ese soy yo”. El que usara esta frase no quiere decir que aquel hombre ciego era Yahwéh. De la misma manera, cuando Yahoshúa dijo "Antes que Abraham naciera, yo soy," no estaba queriendo decir que él era Yahwéh, sino simplemente estaba declarando el hecho de que él existía antes que Abraham. Los verbos “ser” y “existir” son el mismo en griego.
            Nótese que Yahoshúa está estableciendo un paralelo entre su existencia previa y la existencia de Abraham. La objeción que le presentaron los fariseos fue que Yahoshúa no era más viejo que Abraham. “Tú todavía no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?” (vers. 57). Por lo tanto, la respuesta de Yahoshúa va encaminada a contestar esa pregunta. Y el sentido de su respuesta es: “Sí, yo he visto a Abraham, porque antes de que él naciera ya yo estaba en la escena”. El se los había dicho de otra manera unos instantes antes. En el verso 23 les dijo: “Ustedes son de abajo; yo soy de arriba. Ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo”. 

Otras versiones de Juan 8:58:

Moffat: “Yo existía antes de que Abraham naciera”.
Lamsa: “Antes de que Abraham naciera, yo estaba”.
Goodspeed: “Yo existía antes de que Abraham naciera”.
Pfaefflin: “Antes de que hubiese un Abraham ya yo estaba ahí”.

Si Aquel que era el Verbo existía solamente como un plan o concepto en la mente de Yahwéh, como reclaman algunos, entonces el paralelo que Yahoshúa trataba de establecer entre su existencia y la de Abraham habría carecido de sentido. Es claro por los pasajes citados que Yahoshúa tenía una conciencia de haber existido antes. El habla de “la gloria que tuve contigo antes que el mundo fuera”. “Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo”. No habla simplemente de ser de origen celestial, lo cual se podría interpretar de varias maneras, él dice claramente que “bajó del cielo”. Si bajó del cielo es porque alguna vez estuvo allá. Pero no pudo haber tenido conciencia de estar allá si su vida hubiera comenzado al nacer de Miryam.
            Una de las preguntas bajo consideración era: “Siendo que al Verbo se le clasifica como un poderoso (elohim), ¿significa esto entonces que hay dos Poderosos? Naturalmente, todo depende de lo que se quiera decir por “Poderosos”. Un estudio cuidadoso de las Escrituras muestra que no solamente a Yahwéh se le aplica el título elohim en las Escrituras Hebreas sino también a los ángeles, al rey de Israel, y a los jueces. Así que en el sentido en el que se usa la palabra en las Escrituras hay, no dos, sino muchos elohim, o poderosos. Sin embargo, Yahwéh permanece como "El" Elohim, esto es, el Elohim por excelencia, el Poderoso de los poderosos. En este sentido Yahoshúa es un poderoso como Gabriel es un poderoso. Muy especialmente, Yahoshúa es un Poderoso en el mismo sentido en el que a los reyes de Israel se les llama “poderosos”, y también a los Jueces, pues ambos reciben el título elohim en el texto hebreo. 

¿La madre de "Dios"?

Otra pregunta que surge es si Miryam fue la "madre de Dios. " Aquí de nuevo se muestra la tendencia de muchas personas a considerar la palabra elohim ("Dios" según ellos) como si fuera un nombre propio de Yahwéh. En ese sentido, NO; Miryam no fue la madre del “Elohim Yahwéh”. El no tuvo una madre ni un principio. Pero Miryam sí fue la madre de un “rey divino” (melek elohim); fue la madre de un “héroe poderoso” (el guibor) (Isa. 9:6).
            Y es en este sentido que Juan dice que el Verbo era un elohim (pero no “el” Elohim). Esto se refleja en la traducción griega de Juan al hacerse diferencia entre “ho theós” y “theós”. El primero se aplica al Padre del Verbo y el segundo al Verbo. Este pasaje está mal traducido en la mayoría de las versiones bíblicas. Una traducción correcta tiene que tomar en cuenta la mentalidad hebrea y sus formas de expresión, lo cual quedó correctamente plasmado en la traducción literal del texto griego:
             
Kai ho lógos en pros ton theón, kai theós en ho lógos.
Y el Verbo era con el Poderoso, y poderoso era el Verbo.

La manera en que se traduce en la versión del Dr. Goodspeed es digna de consideración: "Y el Verbo estaba con Dios y el Verbo era divino”. Tratamos esto más a fondo en otro capítulo.

Una pregunta paralela a la anterior es: “¿Hay dos Creadores?” No vemos ningún problema en considerar al Mesías como un co-­creador con Yahwéh. De la mujer Eva se dice que “creó un hijo con Yahwéh”. (Ésta es la traducción exacta del hebreo qanah. Véase nuestro capítulo sobre la palabra qanití.) El hombre Yahoshúa resucitó muertos y restauró miembros lisiados. Estos son actos de creación realizados por el poder que Yahwéh le dio.

¿Qué hay de la “encarnación”?

Una pregunta común es: "¿Puede un espíritu hacerse carne? ¿Es posible que una mujer quede embarazada sin el esperma humano? Bueno, ante una pregunta como esa tenemos que responder con las palabras del ángel Gabriel a Miryam: “Nada es imposible para Yahwéh”. Todos saben que algunos de los malakim (mensajeros) celestiales, que son seres espíritus, tomaron forma de hombres en el pasado cuando se manifestaban a los patriarcas. ¿Eran sólo “apariencias” de hombres? De ninguna manera; fueron carne y hueso por un tiempo limitado, y hasta podían comer y beber con los humanos. Por supuesto, esto no es lo que se llama “encarnación” porque su condición humana fue algo temporero. Ellos lo que hicieron fue materializar cuerpos físicos en los cuales manifestarse.
            Pero lo que hizo el Mesías fue algo permanente. El no se materializó, no asumió un cuerpo material temporero, y mucho menos una apariencia de cuerpo. La Escritura dice que él “se hizo carne,” desde la etapa de embrión, para nacer como cualquiera de los humanos. El Mesías existió en el cielo en forma de un elohim (Fiil. 2), pero renunció a ese exaltado modo de existencia en el cielo, y Yahwéh transfirió su vida, su principio de existencia, a la simiente en el vientre de Miryam. Desde entonces fue un hombre igual en muchos respectos a cualquier otro hombre, excepto por su origen celestial y su condición de perfección. Como hombre, fue el segundo Adam, una nueva creación. A propósito, los científicos han podido repetir el nacimiento virginal, aunque hasta ahora sólo en animales. Han tomado el óvulo de un animal hembra, lo han pinchado con una aguja muy fina, y lo han re‑implantado en el útero del animal. Ese óvulo quedó fertilizado y produjo un animal con solamente los cromosomas de la madre. Ahora bien, seguro que nuestros lectores concordarán en que el Creador Omnipotente tiene maneras mucho más sofisticadas y adecuadas para hacer eso mismo en una mujer si escoge hacerlo. Pues tal vez algo semejante fue lo que hizo con Miryam.

¿Es Yahoshúa "el primero y el último"?

Muchos citan Apocalipsis 1:8 para decir que Yahoshúa reclamó ser Yahwéh, o el co‑igual de Yahwéh. Sin embargo, este versículo no se refiere a Yahoshúa en absoluto sino a su Padre. Apocalipsis 22:13 sí se refiere a Yahoshúa. ¿Qué significa? Pueden estar seguros de que no tiene nada que ver con ser la misma persona que Yahwéh su Padre.
            Es legítimo considerar a cada uno de ellos como el Primero y el Último, porque ambos lo son en su propio sentido particular. Cada uno de ellos es único en su especie, por así decirlo. Nunca antes existió otro ser como Yahwéh y nunca existirá en el futuro. Él es el primero en su especie, y el último; otro modo de decir que es único en su especie. Pues lo mismo puede decirse de Yahoshúa: Ningún otro ser fue producido directamente por Yahwéh antes del Verbo y ninguno será producido después. Yahwéh lo produjo y después le encomendó a él la creación de todo otro ser. Él es el único espécimen de su clase en existencia; Así que él también es el primero y el último. Esto no tiene nada que ver con el reclamo de igualdad.
            Precisamente este mismo hecho demuestra que no son iguales. Si fueran iguales, entonces Yahwéh sería el Primero y Yahoshúa el Último. Pero no son iguales, cada uno es único en su clase. Por eso es que cada uno tiene derecho en propiedad de decir: "Yo soy el Primero y el Ultimo”.

Significado del nacimiento virginal

Generalmente los que rechazan la preexistencia del Mesías rechazan también su nacimiento virginal; es decir, que nació de una virgen. En cuanto a esto no tenemos un testimonio sino dos: Mateo 1:8‑25 y Lucas 1:26‑38.
            Algunos, en su interés por descartar la enseñanza del nacimiento virginal del Mesías, reclaman que estos dos pasajes fueron añadidos al texto griego. Pero ¿dónde está la prueba? Para decirse algo así hay que mostrar un texto griego antiguo que no contenga estos dos pasajes. Si usted coteja los textos griegos del siglo cuarto (los más antiguos hasta ahora), allí encuentra los dos pasajes. Si coteja la Versión Peshita, del siglo segundo, allí están. De manera que, mientras no se encuentren textos más antiguos en los que falten los mencionados pasajes, los estudiantes serios de las Escrituras están comprometidos a aceptarlos como auténticos. Y estos dos testimonios dicen claramente que Yahoshúa nació milagrosamente de una virgen judía llamada Miryám (María).
De todos modos, ¿cuáles son las implicaciones del nacimiento virginal? ¿Por qué únicamente los que rechazan la preexistencia del Mesías rechazan la idea de su nacimiento virginal y los textos que lo sustentan? Es obvio que la gente supone demasiado. Usted no necesita del nacimiento virginal para probar la preexistencia del Mesías, y no necesita probar su preexistencia para probar su nacimiento virginal. Son dos conceptos distintos, independientes, inconexos. Yahoshúa pudo haber preexistido sin un nacimiento virginal, y viceversa.
            ¿Por qué fue necesario entonces que naciera de una virgen? El problema está en lo siguiente: El hombre que naciera del vientre de Miryam para ser redentor del mundo tenía que ser una nueva creación por razones de naturaleza legal. Tenía que ser así porque, para ser salvador, este hombre no podía heredar la condenación de la ley bajo la cual cayó Adam, lo cual habría tenido si hubiera sido engendrado por un hombre. Recuerde que el pecado no entró al mundo por una mujer sino por un hombre (Romanos 5:12). Por eso Pablo pone la entera responsabilidad de la introducción del pecado en Adam, y no en Eva, porque Adam era el representante legal de la raza humana.
            Así, en el mismo sentido, el Mesías podía nacer de una mujer sin heredar la condenación de la ley. El Mesías se considera hijo de la Humanidad por haber nacido de una mujer y al mismo tiempo es hijo de la Divinidad por haber sido generado por el Divino Yahwéh.
            Ahora bien, recuerde que para los judíos el hijo de una madre judía y un padre no judío se considera judío; mientras que el hijo de una madre no judía y un padre judío se considera no judío. Recuerde Esdras 10 en este sentido. En la misma línea de razonamiento, no era indispensable que el Mesías fuera hijo de un hombre para ser hijo de la humanidad; una madre humana era suficiente.
            De esta manera, por carecer de un padre humano, Yahoshúa estaba libre de la condenación de la ley acarreada por Adam. Vino a ser un segundo Adam inocente, sin mancha. Así que no tuvo que morir por la condena pronunciada sobre Adam. Él era una nueva generación, una nueva humanidad, un nuevo comienzo. En su simiente reproductiva estaba la capacidad de producir una nueva raza humana, perfecta y sin la condenación de la ley. Pero no existía una mujer que estuviera a la par con Eva; por lo tanto esa raza quedó para siempre en sus lomos, para dar así la oportunidad a la presente raza humana de ser redimida y adoptada como hija. La muerte del Mesías fue la muerte de un inocente perfecto. Por eso su vida fue lo suficiente digna para servir de rescate válido por toda la humanidad. Esto no habría podido ser así si hubiera sido engendrado por un hombre.
            De manera que el nacimiento virginal era necesario por causa de la ley. Esto es algo que está en completa armonía con la presentación bíblica de la redención.
             


El Enigma de la Trinidad


Capítulo 8


La palabra qanití en Proverbios 8:22

Según el relato del Génesis, cuando la primera mujer, Eva, tuvo su primer hijo lo llamó Caín (Qáyin en el texto hebreo). Ella expresó la razón por la que eligió ese nombre al decir: “Qanití ish et Yahwéh”. (Gen. 4: l). Qanití significa supuestamente “he comprado o adquirido;” ish significa “un varón;” y et Yahwéh significa “de o con Yahwéh”. ¿Pero qué significan realmente estas palabras cuando se ponen juntas. La mayoría de las respuestas que ofrecen los comentadores parecen insatisfactorias.
            El problema es que la palabra qaná ha cambiado de significado en el hebreo con el correr de los siglos. Ahora puede significar "comprar", "adquirir" o "poseer", pero hay evidencia de que en el hebreo antiguo significaba "crear".
            Cuando Malki Zédek el rey de Salem saludó a Abram lo bendijo diciendo: "Baruk Abram le'Elyión, qonéh shamáyim wa áretz” (Gen. 14:19). Traducido literalmente sería: “Bendito Abram del Poderoso Altísimo, comprador [o adquiridor] del cielo y la tierra”. Esto sería absurdo. Yahwéh no tiene necesidad de comprar ni de adquirir nada, porque "de Yahwéh es la tierra y su plenitud," (Salmo 24:1).
            Aunque la palabra qanáh puede significar comprar o poseer en el hebreo moderno, es evidente que en el hebreo antiguo tenía otro sentido. Según Cassuto, y según la Septuaginta en Proverbios 8:22, el verbo qanáh en el hebreo antiguo significaba “crear”. Es sinónimo de aráh, que también significa "crear”.
            Por lo tanto el grito de triunfo de Eva al nacer su primer hijo, “qatiní ish et Yahwéh” se debe traducir: “¡He creado un varón con Yahwéh!” (Es decir, hasta ahora yo había sido solamente una criatura; ahora soy co‑creadora con Yahwéh.). Debería ser claro para todos que el procrear un hijo es un acto de imitación divina, un acto de participación en la obra divina de creación; ya lo dice muy apropiadamente el verbo castellano: “pro‑crear”.
            Esto exalta a la mujer de una manera especial. La Toráh declara que el parto ha de ser seguido por un período de purificación de la impureza. Siete días por el nacimiento de un niño y catorce por el de una niña. El concepto judío de impureza es aleccionador en este sentido. Cuando la santidad se aparta de alguien, el vacío se llena con lo opuesto, es decir, con la impureza. La mejor ilustración de esa relación es la de la vida y la muerte. La fuente primaria de impureza es un cadáver. Mientras una persona vive participa de la santidad del Elohim vivo. Pero cuando muere, se va la santidad y entra la impureza. Por eso es que el cadáver de una persona se considera impuro en la Toráh.
            Así mismo, cuando una mujer lleva una vida en su vientre y se encuentra en un estado de imitación divina, siendo co‑creadora con Yahwéh, tiene un alto nivel de santidad. Pero cuando se realiza el acto del nacimiento y el vientre queda vacío, se ha ido la “santidad” y sigue un período de “impureza”. Ese estado de impureza que queda después del parto no debe entenderse como un juicio negativo a la mujer, sino todo lo contrario. Esa es una manera en que la Toráh testifica de la santidad esencial de la mujer. Así se explica por qué el período de purificación por una niña es el doble del de un niño. Porque si la creación de un niño es una sagrada forma de creación que confiere santidad a la madre, y deja un período de impureza, entonces la creación de una niña requiere un período doble de impureza, porque la hembra es la que tiene el potencial de crear, o pro‑crear, otra generación, y repetir este sublime acto de creación. Parir a un ser que a la vez puede parir con lleva el doble de la santidad del varón que no puede reproducir otro ser dentro de sí mismo. Por eso el período de impureza es el doble. De manera que este concepto de impureza no es una noción antifeminista sino al contrario, un reconocimiento a la cualidad creadora de la mujer.
            Aunque parezca que con este breve capitulo nos hemos desviado del tema, esto era necesario. La esencia de lo dicho es que Aquel que era el Verbo, y que era divino como Elohim, fue también el principio de la creación de Elohim, su primera criatura, la cual Elohim usó para crear el universo físico.
             




El Enigma de la Trinidad


Capítulo 9


El verdadero Mesías


Es claro por lo que hemos visto hasta aquí que los primeros creyentes mesiánicos, los nazarenos, consideraban a Yahoshúa de Nazaret como una persona distinta del Padre, y que consideraban al Padre como su "Dios", o sea, su Poderoso, y a Yahoshúa como el Hijo y Siervo Ungido de Yahwéh. Los siguientes pasajes nos dan una idea de la distinción clara que se hacía en aquellos tiempos primitivos entre las dos Personas:
            “...el que será gobernante en Israel, cuya procedencia es de tiempo antiguo, desde los días de la eternidad... Pues que él permanecerá firme, y pastoreará su rebaño en la potencia de Yahwéh, en la majestad del nombre de Yahwéh su Poderoso”.  Miqueas 5: 2‑4.
            “Bien, Maestro, con verdad has dicho que él es uno solo; y no hay otro fuera de él”.  Marcos 12: 29 ‑ 34.
            Yahoshúa el Mesías .. “nos ha constituido reyes y sacerdotes para el Poderoso y Padre suyo..”.  Revelación 1: 5, 6.
            El mismo Maestro de Nazaret se refirió siempre a Yahwéh como otro ser distinto de él. Él enseñó a adorar al Padre, no al Hijo. “A Yahwéh tu Poderoso adorarás, y a Él solamente servirás”. (Lucas 4:8). “Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Poderoso (Dios) y vuestro Poderoso (Dios)," (Juan 20:17).
            En su juicio Yahoshúa reclamó ser “el Hijo del Hombre sentado a la diestra del Poder,” pero note que no reclamó ser “el Poder” mismo. El sumo sacerdote lo consideró blasfemo por presentarse como Hijo del Hombre, que era un título mesiánico divino, (Mateo 26:64 y 65).
            En otra ocasión acusaron falsamente a Yahoshúa de pretender ser el Todopoderoso. El argumentó que si a los jueces de Israel se les llamó “elohim” (poderosos, "dioses") en los Salmos, ciertamente él podía llamarse “hijo de Elohim”. Además, explicó que eran sus buenas obras las que lo hacían uno con Yahwéh. En otras palabras, él era funcionalmente uno con el Padre, pero no era el mismo Padre. Yahoshúa nunca se deificó a sí mismo, no blasfemó, ni codició la igualdad con el Todopoderoso Yahwéh. “El cual encontrándose en condición divina, no consideró codiciada presa ser como el Poderoso, sino que se despojó tomando condición de esclavo... Por eso el Poderoso lo exaltó”. Filipenses 2: 5‑11 Versión Fuenterrabía.
             
La "naturaleza divina"

La teoría trinitaria propone que porque la Escritura le atribuye naturaleza divina al Mesías eso quiere decir que forma parte de una Trinidad de Seres Divinos. Sin embargo, la Escritura testifica que no solo el Mesías tiene naturaleza divina sino que también los creyentes serán participantes de esa naturaleza. Veamos:
            Saulo escribe: “Porque plugo al Padre que la plenitud de todo residiera en él (en el Mesías), Col. 1:19”.
            “Porque en él reside toda la plenitud de la divinidad corporalmente”. Col. 2:9.
            Pero también el mismo Saulo dice que los creyentes van a ser participantes de la plenitud de la naturaleza divina:
            “Así quedareis colmados hasta poseer toda la plenitud de Yahwéh” (Efe.  3:19 VF).
            “Su divino poder nos ha dado todas las cosas pertenecientes a la vida y a la piedad... para que por medio de éstas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina (2 Pedro 1: 3, 4).
            Porque tanto el que santifica como los que son santificados, de una misma naturaleza son; por cuya causa no se avergüenza de llamarlos hermanos (Hebreos 2:11).
            Así que, no solamente Yahoshúa, sino todos los hijos de Yahwéh pueden ser, y serán, uno con Yahwéh, y también participantes de la naturaleza divina. ¿Quiere decir que serán parte de una Trinidad o Pluralidad? Claro que no.

¿Podemos adorar al Mesías?

Dice la Escritura que toda rodilla se doblará y confesará que Yahoshúa es Soberano. Pero esto será para dar gloria a Yahwéh el Padre, al reconocer y apreciar al que Él ha puesto como Rey Ungido. Debe reconocerse que la palabra “adorar” se usa de varias maneras en las Escrituras. Algunos hombres se postraron ante Abraham y “adoraron”. Eso era una actitud de respeto y deferencia. Ante los reyes la gente se postraba y “adoraba”, con el mismo sentido. Y también se usa “adorar” en el sentido de rendirse ante la Divinidad en un acto supremo de entrega. Esto está reservado solamente para Yahwéh.
            Sería idolátrico, adorar a Yahoshúa en el sentido en que adoramos a Yahwéh. Pero es apropiado adorarlo en el sentido en que se reverencia a un rey, como Representante de Yahwéh que es. El Apóstol de Yahwéh su Representante y Rey Ungido tiene que ser recibido y reverenciado con todo el honor y la gloria que se le deben a Aquel a quien él representa. (Juan 5:23).
            Antes de proseguir, es necesario hacer algunas aclaraciones sobre la palabra española “adorar”. No hay una palabra en las Escrituras Hebreas que corresponda exactamente a esa palabra. Las dos palabras hebreas que a menudo se traducen como “adorar” son ishtajawéh, y avodá. La primera significa postrarse, y la segunda significa servir. Cuando consideramos el significado de esas dos palabra hebreas podemos comprender mejor de qué se trata la adoración en el sentido bíblico.

Adoración como ishtajawéh

Las Escrituras nos invitan a postramos ante Yahwéh, a inclinarnos. Este acto no necesariamente significa arrodillarse, aunque esto puede estar incluido. Arrodillarse e inclinarse hasta tocar el suelo con la frente era una manera de mostrar respeto en tiempos muy antiguos. Era una señal de que se rendía homenaje y honor a una persona respetable. Y así vemos que ciertas personas se postraron ante Abraham y otros personajes altamente estimados. Esto no es necesariamente lo que llamamos adoración hoy día. Si usted piensa que eso es adoración, entonces tiene que concluir que era apropiado en tiempos antiguos “adorar” a dignatarios y personas respetables.
            Hoy día hay otras formas de mostrar respeto, especialmente en las culturas occidentales. Uno es estrechar la mano, o inclinar la cabeza delante de la persona que se quiere honrar. Arrodillarse puede ser un acto apropiado de adoración pero no es el único.

Adoración como avodá

Cuando hablamos de servir a Yahwéh estamos hablando de ser sus instrumentos para bendecir a otras personas. Yahwéh no necesita nada de nosotros; nunca le da hambre ni sed. Su único anhelo es por sus criaturas. Él quiere bendecir a sus hijos, y es a través de nosotros que escoge hacerlo.
            Cuando usted da, hace donación a una persona pobre, cuando le hace un favor a alguien en necesidad, le está dando a Yahwéh el más elevado tipo de servicio que puede dar una persona. Algunas personas no aprecian lo que usted hace por ellos, pero algunos sí lo aprecian. Uno se siente bien cuando otros aprecian lo que uno hace. Pero aún si alguien no muestra aprecio por el favor que usted le hace, su recompensa es la misma: un corazón feliz, porque “hay mas felicidad en dar que en recibir”. Esto es servicio de la más elevada clase.

Traducción correcta de versículos mal traducidos

"Oye Israel, Yahwéh es nuestro Poderoso; Yahwéh es único”.  Deut. 6:4

"Porque un niño nos ha nacido, un hijo senos ha dado; y el dominio estará sobre su hombro; y se le darán por nombres suyos: Maravilloso Consejero, Poderoso Héroe, Padre Eterno, Príncipe de Paz”.  Isa. 9:6.

"De quienes según la carne vino el Mesías. El que está sobre todos, Yahwéh, sea bendito para siempre”.  Rom. 9: 5.

“Aguardando la esperanza bendita: el aparecimiento de la gloria del gran Poderoso, y del Salvador nuestro, Yahoshúa el Mesías”.  Tito 2:13.

“A este Yahoshúa lo ha resucitado Yahwéh... siendo pues por la diestra de Yahwéh ensalzado... Porque David mismo dice: “Dijo Yahwéh a mi Amo: Siéntate a mi diestra..”. Yahwéh ha hecho Amo y Mesías a este mismo Yahoshúa”. ‑Hech. 2: 32‑36.

El labrador, la vid y las ramas

De manera que los creyentes mesiánicos, tanto en el primer siglo como ahora, han considerado a Yahoshúa como:

el Cordero ‑ no el que se sienta en el trono;
el Hijo del hombre ‑ no el Anciano de días;
la Imagen del Invisible ‑ no el Invisible;
la Palabra de Yahwéh ‑ no el que la habló;
el Siervo del Altísimo ‑ no el Altísimo;
el Engendrado ‑ no el Engendrador;
el Primogénito ‑ no el Padre;
el Camino ‑ no el Destino;
ea Vid ‑ no el Labrador.

De Yahoshúa no puede decirse, evidentemente, que ningún hombre lo ha visto ni lo puede ver. “Yahoshúa tiene inmortalidad, como también la tendrán los salvados, pero esa inmortalidad le fue dada por el Padre. Por lo tanto el Dador tiene que ser mayor y primero que el receptor.
            Solamente al Padre Yahwéh se le llama “el solo Soberano... el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible, a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver”. (1 Tim. 6:14‑16).
            Solamente al Padre Yahwéh se le llama “Santo, santo, santo, Yahwéh, el Poderoso Omnipotente”. (Apo. 4:8).
            Solamente al Padre Yahwéh se le llama “un Poderoso y Padre de todos, quien es sobre todos y por todos, y en todos”. (Efe. 4: 6).
           



El Enigma de la Trinidad


Capítulo 10


¿Qué dice Juan 1:1, realmente?

Juan 1:1 es uno de los pasajes peor entendidos de toda la Biblia. La teoría trinitaria recurre a las traducciones defectuosas de este pasaje para apoyar la idea de que hay varias personas que componen la Deidad. Ahora algunos citan la Holy Name Bible para decir que Yahoshúa y Yahwéh son la misma persona. La Holy Name Bible dice:

“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Yahwéh, y el Verbo era Yahwéh”.

La Edición Bethel de las Sagradas Escrituras traduce:
“ En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Yahwéh, y el Verbo era Elohim”.

Ahora demostraremos, con evidencia y fundamento, que esas dos traducciones son erróneas. En su afán por restaurar el Nombre sagrado en el llamado Nuevo Testamento, los respectivos editores, A.B. Traina, y Jacob 0. Meyer, se equivocaron al poner el nombre Yahwéh en este pasaje. Fue un paso ingarantizado y contrario a toda la evidencia disponible.
            Que Yahoshúa y Yahwéh son dos personas distintas lo hemos demostrado ya en otros capítulos. La teoría trinitaria se contradice otra vez, porque he escuchado en grabaciones de sus sermones que ellos hablan de “Yahwéh el Padre y su Hijo Yahoshúa”. Por un lado dicen una cosa y por otro lado enseñan algo totalmente contradictorio. Esa es una característica notable de la teología errónea.
            Ahora bien, ¿qué significa Juan 1:1? Más bien debemos preguntar: ¿Qué es lo que en realidad dice el pasaje? El texto griego, que es de donde se han hecho todas las traducciones, es una traducción literal y fiel del original hebreo. El texto griego dice (con traducción interlineal en español):

En arkhé en ho lógos, kai ho lógos en pros ton theón,
En principio era el Verbo, y el Verbo era con el Dios,

kai theón en ho  lógos.
y un dios era el verbo.

Ahora, el mismo pasaje tomado del Nuevo Testamento Hebreo, publicado por la Sociedad para Distribución de las Escrituras a los Judíos:

Bereshít hayáh hadabár, wehadabár hayáh et haelohím,
En principio era el verbo, y el verbo era con el Divino,

waelohím hayáh ha dabár.
y divino era el verbo.

Ahora, lo que explicamos aquí no es simplemente nuestra opinión sino que vamos a citar lo que dicen las autoridades en gramática griega. Tomamos las citas de la gramática griega, A Manual Grammar of the Greek New Testament, by Dana and Mantey, para que el lector coteje por sí mismo.
            Note que los sustantivos tienen un artículo definido: “ha” en hebreo, “ho” en griego, “el” en español. El artículo indica personalidad. Es decir, “el Verbo” es una persona, “el Divino” es una persona. Pero la palabra “elohim”  (theós) en la última parte del versículo no tiene artículo. Por lo tanto no se puede traducir lo mismo sin artículo que con artículo. Es una regla gramatical en griego que cuando la palabra "theós" se usa sin artículo, muchas veces hace la función de un adjetivo. Por eso algunos eruditos han traducido “divino” en vez de “dios”. Esa es la traducción más correcta, respaldada por la Gramática y por algunas versiones cristianas reconocidas. Por ejemplo:

El Nuevo Testamento de Goodspeed:
“En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era divino”.

La nueva Biblia Inglesa:
“Cuando todo comenzó, el Verbo ya estaba. El Verbo moraba con Dios, y lo que Dios era, el Verbo lo era”.

El hecho de que en griego la palabra "theos" vaya primero en la última frase no significa que ese sea el sustantivo. Como dice la Gramática:

“En el Anabasis de Xenofonte, 1: 4, 6 kai empórion d'en to khoríon (y el lugar era un mercado), tenemos un caso paralelo al que tenemos en Juan 1:1, kai theón en ho lógos (y el Verbo era deidad). El artículo señala el sujeto en estos ejemplos. Ni el lugar era el único mercado, ni el Verbo era todo el Dios, como significaría si se hubiera usado el artículo también con theós. (Página 148)

¿Por qué es importante la falta de artículo en el "theós" de la última frase? La Gramática nos dice:

“Un objeto del pensamiento puede concebirse desde dos puntos de vista: en cuanto a identidad o a cualidad. Para indicar el primer punto de vista el griego usa el artículo; para el segundo se usa la construcción sin artículo”. (Página 149)

“Moulton reconoce la importancia de este punto al decir que:

“Para la exégesis, hay pocos de los puntos más finos del griego que necesiten más constante atención que esta omisión del artículo cuando el escritor quiere dar énfasis a la calidad del carácter del objeto' (Moulton  83)”. (Página 150)
            “La función básica del artículo griego es señalar la identidad individual”. (Página 137)

“En el primero [de los casos, como en Juan 1:1 ] el propósito es la identificación, en el otro... es la definición. Cuando lo prominente es la identidad, encontramos el artículo; cuando se enfatiza la cualidad de carácter, la construcción va sin artículo. En Hechos 7:30 ‘tou órous Siná’  significa el desierto del Sinaí como distinto de todo otro desierto, mientras que en Gál.  4:24 ‘orous Siná’ significa un tipo de pacto al estilo del Sinaí”. (Página 138)

“El uso de las construcciones de theós con artículo y sin artículo es altamente instructivo. Un estudio de estos usos del término como se dan en la Concordancia de Moulton y Geden,  convence a uno de que sin el artículo theós significa esencia divina, mientras que con el artículo lo que se tiene en cuenta principalmente es la personalidad divina”. (Página 139)

“El uso de theós en Juan 1:1 es un buen ejemplo. Pros ton theón señala al compañerismo de Cristo con la persona del Padre; theós en ho logos enfatiza la participación de Cristo en la esencia de la naturaleza divina. El primero aplica claramente a la personalidad, mientras que el último aplica al carácter...Es seguro que el que se envuelve en exégesis no puede darse el lujo de pasar pro alto el articulo”. (Página 140)

Es decir, que el "ho theós" de Juan 1:1 se refiere al padre Yahwéh, mientras que el "theós" (sin artículo) es una descripción de la cualidad divina del Verbo. De ningún modo se quiere dar a entender que sean la misma persona.
            Una consideración seria del significado de la palabra hebrea elohim, y todos estos conceptos de la gramática indican que la traducción más correcta de Juan 1:1 es la que se presenta en versión “Las Escrituras Mesiánicas”:
            “En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con el Poderoso, y el Verbo era poderoso”.
            El Verbo era una persona, que estaba con otra persona identificada como “el Poderoso,” y el Verbo era también poderoso. Esto habla de su naturaleza no de su identidad.

¿Qué dice Isaíah 45:5?

En cuanto a Isalah 45:5, lo que dice es:

“ Aní Yhwh, weén ewód zeulatí; en elohim a'azerka”.
“Yo Yahwéh, y no hay otro; no hay Dios fuera de mí”.

En primer lugar, esto nos enseña que hay un solo Yahwéh, no dos ni tres. Cuando él dice que no hay otro “Elohim” fuera de él, evidentemente quiere decir que él es el Elohim por excelencia; el único Poderoso que lo es por cuenta propia.
            Como hemos estudiado ya:

*A los ángeles se les llama elohim: "Le has hecho poco menor que los ángeles (elohim). " Salmo 8:5.

* A Abraham se le llama elohim: "Y los hijos de Het respondieron a Abraham, diciendo: 'Oyenos, señor, tú eres un príncipe poderoso (elohim) entre nosotros. " Gen 23: 5, 6.

* A Moisés se le llama elohim: "Yo te he constituido dios (elohim) para Faraón. " Exo 7: 1.

* A los jueces se les llama elohim: "Su amo lo traerá ante los jueces (elohim). " Exo 21:6.

* A los creyentes se les llama elohim: "Yo dije: Vosotros sois dioses (elohím)”. Sal 82:6.

* Y a Yahoshúa también se le aplica el mismo título. Juan 1:1.

Pero todos estos poderosos tienen poder porque les fue dado (Mateo 28:18). Mientras que Yahwéh es el único Poderoso cuyo poder no le fue dado por nadie. En ese sentido él es el único Poderoso verdadero. Yahoshúa mismo lo dijo: "Que te conozcan a ti, el único Poderoso verdadero... " (Juan 17:3 Las Escrituras Mesiánicas). 

Conclusión

El estudio de estos capítulos debe haber creado conciencia en el lector de que la doctrina de la trinidad no es en realidad una doctrina bíblica. No se deje llevar por el prejuicio que existe en el mundo contra ciertas personas que, al igual que nosotros, rechazan esa doctrina. Estudie las Escrituras por usted mismo y deje que el espíritu santo le indique el camino a seguir. Y que el Poderoso de Israel le bendiga.


Por Yosef Aharoni